Recientemente, la Fuerza Aérea Argentina ha alcanzado un nuevo hito en el proceso de incorporación de los cazas F-16A/B MLU adquiridos a Dinamarca, con la confirmación de la recepción de nuevos simuladores DART para ser empleados en el Centro de Simulación Táctica en la VI Brigada Aérea de Tandil. Sin embargo, a través de los diversos videos e imágenes difundidos de forma oficial, algunos detalles captaron nuestra atención. Tal y como se apreció en el video oficial divulgado con motivo de la visita del ministro de Defensa, Luis Petri, a las instalaciones, se pudo observar una representación artística de un F-16 armado con lo que parece ser un misil anti-buque AGM-84Harpoon debajo de uno de sus planos, lo cual abre toda una serie de interrogantes a ser consideradas en el terreno de la especulación.

Créditos: Ministerio de Defensa de la República Argentina

En primer lugar, tal y como fuera reportado, diversas cuestiones relacionadas con el programa Peace Condor, por el cual la República Argentina está en proceso de incorporación de 24 cazas F-16 adquiridos a Dinamarca, junto a capacidades relacionadas y de apoyo al sistema de armas, se encuentran bajo secreto militar, tal y como fue dispuesto en los Decretos N.º 807/2024 y N.º 1073/2024. Estos abarcan tanto las adquisiciones en materia de armamento como las obras de infraestructura y puesta en valor de las instalaciones que serán asiento de los F-16 argentinos, así como aquellas que brindarán apoyo y sostén.

No obstante, esto no ha impedido que se conozca cuál será la composición del primer paquete de armamento para los aviones de combate. Hecho que se desprende de la autorización emanada del Departamento de Estado, por la cual la administración estadounidense autorizaba en favor de la Argentina la posible venta de misiles aire-aire BVR AIM-120C-8 AMRAAM, bombas de propósito general MK-82 de 500 libras, bombas guiadas por láser GBU-12 Paveway II, y espoletas programables FMU-152A/B.

La operación, valuada en USD 941 millones, fue posteriormente ratificada por la Argentina con la firma, en diciembre pasado, de la Carta de Oferta y Aceptación (LOA). No obstante, y como se desprende de declaraciones de autoridades ministeriales y militares, este no sería el único paquete de armamento y actualizaciones que sería autorizado y aprobado en favor de la Fuerza Aérea.

Así lo demuestra la reciente adjudicación del Departamento de Defensa, por la cual la empresa Lockheed Martin recibió un contrato para la actualización de los cazas F-16 argentinos. De acuerdo con lo informado oficialmente en el resumen diario de contratos, la firma estadounidense recibió un contrato por un monto máximo de USD 265.960.280 para el “apoyo del programa del sistema F-16 dentro de las Ventas Militares al Extranjero”, el cual incluye “la actualización del programa de vuelo operativo y la transferencia de aviones F-16 desde Dinamarca a Argentina.

Con estos antecedentes confirmados y verificados, los recientes anuncios realizados por la cartera de Defensa y la Fuerza Aérea, de forma indirecta, permiten ingresar en el terreno de la especulación. La imagen que ilustra al nuevo Centro de Simulación Táctica en la VI Brigada Aérea muestra a un F-16, presumiblemente de la fuerza, portando lo que parece ser armamento antisuperficie. Más en detalle, un misil antibuque Harpoon de origen estadounidense.

Si bien aún el proceso de incorporación está en sus etapas iniciales, no debe dejarse de mencionar que el F-16 no es por sí solo un elemento de disuasión, sino que debe conjugarse con toda una serie de sistemas y capacidades asociadas para generar tal efecto en un teatro de operaciones. Estamos hablando de sistemas de radar, tanto terrestres como aerotransportados, sistemas de alerta temprana, de inteligencia de señales (SIGINT/COMINT/ELINT), así como las capacidades asociadas al sistema en sí: el paquete de armamento, el correcto entrenamiento y formación de pilotos, instalaciones, personal de apoyo en tierra idóneo y preparado, y un sinnúmero de etcéteras.

No sería descabellado pensar que el sistema de armas que se encamina a ser uno de los principales medios de combate de las Fuerzas Armadas Argentinas también posea en un futuro la capacidad de batir objetivos navales. Esta cuestión no es menor, teniendo presente las experiencias surgidas del conflicto por la recuperación de las Islas Malvinas y espacios circundantes.

Actualmente, las Fuerzas Armadas Argentinas carecen de vectores operativos con la capacidad de portar y emplear armamento antisuperficie, capacidad que recayó a lo largo de las últimas décadas sobre los aviones Super Étendard del Comando de Aviación Naval, cuyo futuro está rodeado de incertidumbre.

La posibilidad de equipar a los F-16 con armamento antibuque, tanto actual como futuro, no es solamente una aparente necesidad para la Argentina. Tal y como demuestran recientes pruebas de integración, la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF), frente a un eventual conflicto con la República Popular China, pretende equipar a sus cazas Fighting Falcon con diversos tipos de misiles antibuque, considerando el potencial despliegue en un conflicto cuyo escenario sería el del Asia-Pacífico.

A finales del pasado mes de febrero, un F-16 del Destacamento 3 del 53.º Grupo de Pruebas y Evaluación realizó pruebas de integración con un misil de entrenamiento XATM-84N Harpoon Block II+, versión de entrenamiento cautiva del armamento empleado por los F/A-18 Hornet y Super Hornet de la Armada estadounidense, con el objetivo de “demostrar que la integración rápida de armamento en las plataformas de la Fuerza Aérea de EE. UU. puede lograrse de manera eficiente mediante la modificación de middleware, sin necesidad de realizar amplias actualizaciones en la aeronave”, añadiendo: “Esta prueba allana el camino para futuros proyectos en diversas plataformas y sistemas de armas, brindando a los líderes más opciones para la planificación operativa y de contingencia”.

Posteriormente, en marzo pasado, fue dado a conocer que el Comando de Sistemas Aeronavales (NAVAIR) publicó un requerimiento para iniciar estudios cuyo fin sería evaluar la factibilidad de equipar a los F-16 de la USAF con el nuevo misil de crucero de largo alcance AGM-158 LRASM, siguiendo decisiones similares aplicadas a los nuevos F-15EXII.

Créditos: Master Sgt. Michael Jackson

Desde su incorporación, los misiles antibuque como el señalado Harpoon no han sido adoptados por la Fuerza Aérea de Estados Unidos, relegando esas capacidades a la Armada y el Cuerpo de Marines; tendencia que parecería estar cambiando. No obstante, otros operadores del F-16 a nivel global solicitaron y emprendieron esfuerzos para que sus Viper cuenten con capacidades antibuque, siendo el caso más destacado el de la Fuerza Aérea de Taiwán. En este caso, se conjugan con los AGM-65 Maverick que, si bien tienen como principal objetivo blancos terrestres, también pueden ser empleados contra objetivos navales, aunque con un alcance menor al del AGM-84.

Regresando a la Argentina, es preciso señalar que lo previamente indicado parte únicamente del terreno de la especulación, a raíz de una imagen viralizada en días previos, lo cual no deja de ser llamativo. El tiempo dirá, conforme avance la incorporación de los F-16, si lo observado en la VI Brigada Aérea de Tandil fue únicamente una licencia artística o, si efectivamente, podría ser una posibilidad a contemplar en el futuro.

*Fotografía de portada empleada a modo de ilustración.

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1 COMENTARIO

  1. Bueno. Creo que si no se puede integrar el harpoon se pueden integrar exocet u otros misiles pakistaní es turcos hindúes franceses Italo franceses como el otomat etc…

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