En el marco de una mesa redonda llevada a cabo en París a principios de mes, la empresa francesa Naval Group acusó a la alemana TKMS de perjudicar a la industria naval de construcción de submarinos en Europa con la transferencia de tecnología a terceros países, arguyendo que estos luego avanzaron en la fabricación de sus propios sistemas para exportación. Se trata de dos de los principales exponentes de la industria naval europea, en tanto frecuentemente compiten mano a mano por la obtención de contratos por submarinos de propulsión convencional.

La principal cara visible de las acusaciones en cuestión ha sido Guillaume Rochard, ejecutivo que actualmente se desempeña como director de estrategia, asociaciones y fusiones de Naval Group, quién manifestó: “TKMS es un campeón en la creación de nuevos competidores. Han realizado transferencias de tecnología extremadamente significativas a Turquía y Corea, dos naciones que ahora están en el mercado de exportación de submarinos.” Posteriormente, Rochard buscó generar un marcado contraste con la compañía que representa, destacando que Naval Group ha sido “muy cuidadoso” con la transferencia de tecnología para evitar un aumento de la competencia.
A partir de estas declaraciones, resulta claro a que dos programas de adquisición de submarinos apunta el director Rochard, a saber: Corea del Sur y Turquía; que la mira esté colocada sobre ambos casos no se trata de un producto de la aleatoriedad en absoluto. En el primero de ellos, es menester remontarse a principios de la década del 2000′ para comprender lo planteado desde la compañía francesa, etapa en la que TKMS brindó a la industria local surcoreana (específicamente a Hyundai Heavy Industries y Hanwha Ocean) el diseño y los componentes para llevar a cabo la construcción de submarinos Tipo 214, entrando en servicio los dos primeros ejemplares durante el año 2008.


En la actualidad, con evidente vinculación con las tecnologías otorgadas por TKMS, Corea del Sur ha logrado posicionarse como un importante fabricante de submarinos que cuentan con un amplio número de componentes locales. Con los modelos KSS-III como protagonistas, mismos que disponen de la avanzada tecnología AIP y sistemas de lanzamiento vertical, el país asiático no sólo ha logrado reforzar las capacidades de su propia Armada, sino que incluso se adjudicó contratos de exportación como es el caso de Indonesia.
De forma similar puede presentarse al caso de Turquía, país que en el año 2009 acordó con TKMS la compra de seis nuevos submarinos, también del Tipo 214 equipados con la mencionada tecnología AIP. Particularmente, su fabricación estuvo a cargo de los Astilleros Navales Gölcük locales, abriendo el paso a lo que luego se conformaría como la nueva clase Reis de la Armada Turca; cuya primera unidad se entregó en 2024. Aprovechando lo aprendido en estos proyectos, el gobierno de Ankara anunció recientemente sus intenciones de avanzar en la construcción de sus propios submarinos autóctonos, buscando ganar una mayor autonomía para el suministro de plataformas a sus Fuerzas Armadas.

Frente a lo que ha sido una fuerte acusación, desde TKMS se han emitido deslucidas respuestas que hacen alusión a las características clasificadas de sus acuerdos, afirmando que “establece el punto de referencia para la transferencia de tecnología responsable (…) (NdE: Las ventas se delinean para que los países) pongan en servicio y operen nuestros productos para cualquier misión naval que necesiten realizar y ejecutar para defender su país.“
Por lo pronto, la novedad ya ha causado impacto al más alto nivel, considerando que desde la Dirección General de Armamento (DGA) francesa han sido anunciadas medidas que buscarán limitar la transferencia de tecnología hacia clientes extranjeros a fines de mantener las ventajas estratégicas. Así lo indicó Alexandre Lahousse, actual jefe de la Dirección de Industria de Defensa de la DGA, quién si bien reconoció que los países compradores cada vez buscan la transferencia de tecnología con mayor frecuencia, es vital para los intereses franceses limitar la libertad con la que las empresas negocian las mismas.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo.
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Argentina no debería considerar equipamiento militar si el oferente no hace transferencia de tecnología
En ese caso que Argentina desarrolle su propia tecnología.
Más razón para decantarse por U209NG, incluso ya habría financiamiento asegurado y posiblemente transferencia tecnológica y compensación industrial, con tal de asegurarse la venta.