En medio de las noticias respecto del despliegue de contingentes norcoreanos en la región de Kursk para fortalecer las líneas del Ejército Ruso, los EE.UU. han anunciado que se ha levantado la restricción de facto existente en relación al envío de contratistas militares propios al conflicto, especialmente con el fin de contribuir a las tareas de mantenimiento de los cazas F-16 y sistemas de defensa aérea Patriot donados por los aliados occidentales.

La novedad fue comunicada por el medio CNN, tras haber consultado con funcionarios familiarizados con la cuestión, mismos que manifestaron su plena confianza en el impulso que esto significará para el esfuerzo de guerra ucraniano. Cabe destacar sin embargo, que se trata de una política delineada con anterioridad al reciente proceso de elecciones presidenciales de los Estados Unidos, por lo que aún queda por conocerse si se decidirá sostenerla en el tiempo; mas aún considerando que en reiteradas ocasiones el presidente electo Donald Trump se pronunció en favor de un cierre del conflicto en un futuro cercano si asumía el cargo.

Por lo pronto, se ha detallado que el Departamento de Defensa ya ha puesto en marcha los diferentes procesos para que las empresas estadounidenses pertinentes puedan sumarse a la iniciativa, manteniendo estrictamente la finalidad antes descrita (la reparación de los F-16, sistemas Patriot y otros equipos estadounidenses). Citando al funcionario consultado: “Estos contratistas estarán ubicados lejos de las líneas del frente y no lucharán contra las fuerzas rusas. Ayudarán a las Fuerzas Armadas de Ucrania a reparar y mantener rápidamente el equipo proporcionado por los EE. UU. según sea necesario para que pueda regresar rápidamente a las líneas del frente.

En caso de que finalmente se logre sostener esta habilitación, Ucrania podría ver considerablemente reducidos los plazos necesarios para poner de vuelta en funcionamiento a aquellos equipos occidentales dañados por el combate, teniendo en cuenta que a día de hoy estos son transportados hasta países vecinos como Polonia y Rumania (y otros) para concretar las labores necesarias. Agregado a ello, se facilitaría de forma considerable el apoyo que las tropas estadounidenses ya brindaban en materia de soporte logístico a sus pares ucranianos, tarea que frecuentemente se llevaba a cabo a través de videollamadas y comunicaciones telefónicas encriptadas. Para el caso de las plataformas más complejas como lo puede ser un F-16, esto resultaba sumamente dificil de sostener.

Por último, resulta menester traer a colación que no se espera que con esta habilitación se de lugar a la llegada de un gran número de contratistas estadounidenses a territorio ucraniano, difiriendo así de los casos recientes de despliegue de efectivos en Medio Oriente; según afirma el medio antes citado, se trataría de entre “unas pocas docenas y un par de cientos de contratistas“. Además, se ha estipulado desde el gobierno de EE.UU. que para que les sea permitido el despliegue en el terreno a sus representantes, las empresas deberán presentar dentro de sus proyectos los planes de mitigación de riesgos necesarios para operar lejos del frente.

*Imagenes empleadas a modo ilustrativo

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