Reportes y análisis de fuentes abiertas indican que las Fuerzas Armadas de Rusia han reubicado decenas de sistemas antiaéreos S-300 y S-400 que previamente estaban desplegados en diversas bases próximas a la frontera con China. Este repliegue de material del oriente ruso sin duda obedece a la creciente demanda para reforzar el paraguas defensivo en la región occidental de Rusia, así como para suplir las pérdidas sufridas en los más de dos años que lleva la guerra en Ucrania.

Gracias a imágenes satelitales de acceso libre, analistas de fuentes abiertas realizaron relevamientos de al menos once bases de las Fuerzas Armadas Rusas emplazadas en las proximidades de las fronteras con Mongolia y China. Las comparaciones entre los registros fotográficos de distintos años permiten apreciar el faltante de decenas de vehículos del tipo Transportador Erector Lanzador (TEL) pertenecientes a los complejos misilísticos antiaéreos S-300 y S-400.

Vale recordar que, tanto los S-300 como S-400, son algunos de los elementos mas relevantes del sistema integrado de defensa antiaérea de las Fuerzas Armadas rusas gracias a sus capacidades de largo alcance para hacer frente a un sinnúmero de amenazas aéreas. Ambos sistemas también son considerados piezas claves en la doctrina rusa de anti-accesso/negación de área, la cual ha sido puesta a prueba en los últimos años, dejando en evidencia severas falencias bajo ciertas condiciones.

La reubicación de sistemas S-300 y S-400 obedece a la creciente presión que están imponiendo las Fuerzas Armadas Ucranianas con sus ataques coordinados de drones, los cuales usualmente se lanzan de manera masiva a los fines de saturar las defensas antiaéreas rusas. Estos raids han concentrado sus esfuerzos en infraestructura crítica de Moscú, tales como refinerías, plantas de energías e instalaciones que forman parte del complejo logístico para sostener las operaciones en Ucrania.

Los drones ucranianos también están siendo utilizados para atacar bases aéreas rusas, habiendo logrado algunos resultados de muy alto perfil, y obligando a las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia a adoptar varias soluciones, entre ellas la mejora del sistema de defensa antiaéreo o, la más drástica, desplazar los medios aéreos a posiciones mas alejadas de la frontera de Ucrania.

La amenaza ucraniana no solo se limita a drones, sino que ahora también comprende misiles crucero lanzados desde tierra (MGM-140 ATACMS) y por aviones de combate (Storm Shadow/SCALP EG). Esta situación comenzó a traccionar luego de que los aliados de Kyiv dieran el visto bueno para utilizar este tipo de armamento contra objetivos en territorio ruso.

Conforme a análisis de fuentes abiertas, las Fuerzas Armadas rusas han visto la destrucción o sufrido daños severos en al menos 28 TEL/TELAR correspondientes a los sistemas S-300 y S-400 en sus distintas variantes. A estas pérdidas se suman 9 radares asociados a los mencionados complejos misilísiticos.

Pese a que simple vista las cantidades mencionadas no representan pérdidas severas, lo cierto es que tampoco son sistemas numerosos, pero si de alto valor para las Fuerzas Armadas rusas. La destrucción o daño de elementos que integran los S-300 y S-400 tiene un lógico impacto, tal como devela el reporte, a la vez que demanda una considerable inversión de recursos financieros y tiempo a la hora suplir las unidades destruidas por otras de nueva fabricación.

Imagen de portada ilustrativa. Créditos: MinDef Rusia

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