En la semana del 13 al 17 de marzo, Zona Militar tuvo la oportunidad de acompañar a una patrulla del Ejército Argentino, específicamente del Regimiento de Infantería de Montaña 16 “Cazadores de los Andes”, con asiento en la Guarnición de Ejército «Uspallata», perteneciente a la VIIIva. Brigada de Montaña, en lo que fue una actividad de reconocimiento en la zona de la cordillera de los Andes, por la quebrada del Río Blanco.

Particularmente el reconocimiento mencionado fue la primera vez que el RIM 16 lo hizo en esa zona. Además, cabe destacar que el mismo fue el cuarto efectuado en lo que va de la etapa estival del presente año.  Este tipo de actividades son parte del adiestramiento operacional anual de las tropas de montaña, las cuales suelen realizar estas salidas para tener de mayor conocimiento de la zona de responsabilidad del regimiento. 

Un reconocimiento también les permite a las unidades conocer el terreno en caso de una emergencia sanitaria en la cual se necesite evacuar personal militar o civil en la zona, marcando en el trayecto los caminos principales, su naturaleza, el tipo de suelo, ancho de las sendas, los cursos aguas, las condiciones meteorológicas, las alturas máximas, los posibles pasos, vías de evacuación, terrenos intransitables, evacuaciones helitransportadas, caminos aptos para ganado, vehículos o tropa a pie.

En esta ocasión, Zona Militar tuvo la posibilidad y privilegio de acompañar una patrulla de un total de 15 personas integrada por el jefe del RIM 16, un jefe de Patrulla, un radio operador, un encargado de patrulla, navegante, baqueanos, escribientes, fotógrafo, y auxiliares de cada tarea específica mencionada. Cada uno de estos integrantes cumplió un rol necesario para que la misión se pueda cumplimentar.

En una entrevista al Subteniente Castillo y jefe de Patrulla, nos explicó que previo al reconocimiento se impartió la orden de operaciones dando las consignas y misiones particulares de los integrantes, y dándoles un rol conociendo las capacidades de cada uno de ellos. Como ejemplo, el Cabo Primero Ceresolo, encargado de la navegación, se le encomendó la misión de diagramar la navegación por carta topográfica, trazando los horarios de marcha, descansos, zonas de vivac (zona de acampe), altimetría del terreno, y coordenadas geográficas. En el caso de la Soldado Voluntaria Villegas (fotógrafa) se le encomendó la misión de capturar y registrar las características del terreno de forma fotográfica, junto al escribiente, el soldado voluntario San Martín (escribiente) quien anotaba detalladamente estas características.

Dia 1: el comienzo del reconocimiento

En las primeras horas de la mañana, y tras la formación en la plaza de armas del regimiento, la patrulla pasó revista del equipo asignado a cada integrante y afinaron los últimos detalles antes de nuestra partida hacia el inicio de la quebrada a las 0900.

El reconocimiento consistió, en un principio, en una marcha motorizada hasta el punto inicial ubicado en el Puente Tambillitos. La columna integrada por los 15 efectivos se encabeza por el sargento baqueano Montial y el navegante. Una vez comenzada la marcha a pie realizamos un desvío no planificado debido a las dificultades del accidente del terreno.

Cargados con mochilas que oscilaban entre los 18 y 25 kg, la columna continuó con una marcha acorde a la exigencia del terreno ya que desde un principio nos encontraríamos con desniveles típicos de una zona montañosa y siempre siguiendo el curso del río. En esta primera jornada también nos toparemos con uno de los obstáculos que en adelante será motivo de una exigencia mayor a la esperada por la fuerza del curso de agua. En ese sentido, como todo terreno elevado y particular como el de montaña, sumado a la imprevisibilidad del tiempo, generaría una crecida del río no prevista en los días anteriores que implicó que se ajustarán las medidas de seguridad para lograr cruzar el río, técnicamente mejor conocido como “vadeos”.

Cerca de las 1600 de este primer día, por cuestiones técnicas del terreno y del horario, el jefe de Patrulla tomó la decisión de acampar en un lugar con reparo del viento y agua ya que las condiciones meteorológicas indicaban que se acercaba una posible tormenta.

En suma, a lo anteriormente mencionado, en las próximas jornadas a medida que ingresamos más profundo en la quebrada, y a requerimiento del jefe de patrulla, se establecerán comunicaciones con la base (RIM 16) para ir actualizando nuestro avance, ubicación y coordenadas. En este caso, el radioperador, el Cabo Primero Macias utilizaba una radio Harris más una antena con la cual lograba comunicarse sin novedades informando nuestra situación.

Dia 2: Replanificación

La segunda jornada empezó con el llamado del jefe de la patrulla a las 0600 indicando el horario de diana. Cada pareja de combate procuró desarmar las carpas, para luego preparar algo caliente y compartir con el resto de la patrulla.

“¡Equiparse!” Se escuchó a las 0655. Mochilas al hombro, cascos puestos y un ligero abrigo para poder sobrepasar el frío de las primeras horas de la mañana. Luego de varios metros nos encontramos con el primer cruce del río, lo que implicó preparar el itinerario (pasaje de una zona “peligrosa” utilizando una cuerda) para poder sostenernos ya que la corriente del río era mucho más fuerte de lo que se planeó. Cabe recalcar que estos cruces eran obligatorios ya que no había una senda marcada y los desprendimientos laterales dificultaron el avance. En total durante el día cruzaremos otros cuatro vados.

Esta jornada sería para la patrulla una de la más pausada del reconocimiento, debido a que a medida que avanzamos se necesitaba una exploración previa del jefe de patrulla, el baqueano y el navegante, los cuales preparaban el terreno para que el resto de la patrulla logre pasar sin incidencias, como, por ejemplo, colocando una cuerda fija para poder cruzar asegurados a la misma.

Además de lo mencionado, en este segundo día, y luego de haber llegado al segundo punto de acampe, los principales efectivos encargados del reconocimiento del terreno analizaron la situación de la patrulla y del camino que se tenía planeado. En ese contexto, se llegó a la conclusión de que los próximos kilómetros nos demoraría más de los cinco días previstos debido a las inclemencias del terreno, con lo cual se tomó la determinación de cambiar el recorrido.

Con la jornada ya finalizada, se preparó el vivac para pasar la noche junto al Río Blanco, sumado a eso se prepararon las primeras comidas para reponer energía para lo que enfrentaremos en el siguiente día. Con ello nos acompañó un cielo despejado y estrellado, con la silueta marcada de la cordillera que nos rodeaba sin contaminación lumínica.

Dia 3: Los 4.000 msnm

La tercera jornada comenzó nuevamente a la 0600, con el desarmado de las carpas y acompañada de una fría y helada madrugada.

Con la decisión ya tomada de cambiar el recorrido, a las 0700 comenzamos a marchar para iniciar a los pocos minutos una larga y exigente subida con un grado de inclinación que oscilaba entre los 30 y 50 grados. Con equipo en los hombros, lentamente la subida nos llevó un tiempo de nueve horas y treinta minutos logrando alcanzar un portezuelo a los 4.000 metros m.s.n.m. 

En nuestra ascensión hacia el portezuelo, la columna mantenía una marcha lenta y continúa debido a la exigente pendiente (52% de inclinación) y la falta de oxígeno debido a la altura que íbamos ganando. En cada alto de descanso tanto el jefe de la Patrulla como el enfermero, el Cabo Rafael, aseguraban y chequeaban las novedades personales de cada integrante. Luego de nuestra “cumbre” realizamos la bajada hasta una zona de vivac en la que acompañaba un fino curso de agua.

Con la llegada al vivac alrededor de las 1800, el tiempo ya amenazaba con un frente de tormenta con lo cual rápidamente procedimos al armado de las carpas, procurando la impermeabilización para evitar la entrada de agua. Con ello también comenzaron a calentarse las primeras garrafas para preparar una variedad de “cenas” a gusto de cada uno de los integrantes. La creatividad fue el plato fuerte. De ahí en más las ollas y jarrones se cruzaban, compartiendo el momento entre recuerdos del día, la tan ansiada llegada a los 4 mil y experiencias pasadas de otros terrenos.

Dia 4: Cambio de ambiente

El día para algunos comenzó antes de lo previsto, algunas linternas comenzaron a prenderse a las 0500 y otras 0530 hasta recibir la orden de levantarse del Jefe de la Patrulla a las 0600. Habiendo sorteado la tormenta, el clima nos sorprendió con una fresca helada, razón por la cual los jarros se llenaron rápidamente de infusiones calientes. En la espera a la hora de comenzar la marcha, algunos formamos un pequeño círculo para mantener el calor, la ansiedad de empezar a caminar y poder tomar algo de calor reinaba entre algunas risas y caras tapadas en su totalidad.

El objetivo del día daría como primicia que nuestro camino hasta el próximo punto de descanso implicaría un descenso de 14 km, pero ciertamente eso no iba a ser lo más dificultoso. Como en todo ambiente geográfico de montañés las bajadas suelen ser más peligrosas por que un solo paso en falso en podía llegar a dobladura de tobillos u otros tipos de riesgos. Esto implicó que toda la marcha sea con más lentitud, cuidando que cada paso sea firme a pesar del cansancio generado en las últimas jornadas, sumado al cuidado del agua ya que nos alejaremos de la única fuente de agua disponible hasta el último día.

Este día también sería el cual tomamos contacto con las primeras flora y faunas, entre las que se puede destacar la aparición de cóndores, guanacos, y zonas con alta vegetación. 

Tal fue así que logramos llegar al cuarto y último punto de descanso aproximadamente a las 1800 con el sol casi por esconderse detrás de la cordillera. Lo próximo fue comunicar nuestras coordenadas a la base, pasando una parte de la situación y coordinando el punto de conexión con el medio que nos buscaría para volver al regimiento.

Entre conversaciones y debates sobre la exigente jornada, algunos comenzaron a recuperarse tras la larga marcha, mientras otros ya preparaban sus lugares para lo que sería una noche durmiendo en “sobre” o mejor dicho a la intemperie ya que en nuestro último día de reconocimiento nos levantaremos en las primeras horas de la madrugada.

Dia 5: el regreso

La última jornada comenzó a las 0300, partiendo sin ninguna iluminación más que la de la luna y estando cada vez más cerca de la localidad de Uspallata. Sintiendo un ambiente operacional y en silencio absoluto realizamos una caminata de 3 km, que a pesar de la corta distancia nos demoramos dos horas debido a que el terreno con sus ondulaciones de arroyo seco generaba más dificultad en nuestra marcha.

Aproximadamente a las 0500 alcanzamos el punto de conexión, en donde la patrulla se dividió en dos. Por un lado, el grupo exploración y por el otro el grueso del grupo. El primero tenía la importante misión de contactar a nuestro transporte para poder lograr el repliegue. Estos con una linterna con iluminación roja a 0600 nos transmite que nuestro vehículo ya estaba en posición para retirarnos del lugar. Mientras tanto, el grueso del grupo mantenía la seguridad y sacaba novedades personales y del material a la espera de la señal lumínica informándonos que nuestro transporte estaba a escasos metros de la evacuación.

Finalmente, dadas las señales para el repliegue la patrulla cargo el equipo en camión MV y emprendimos el regreso al Regimiento de Infantería de Montaña 16.

Con un total de 60km recorrido en cinco días, esta fue la primera vez que se realizó una esta actividad de reconocimiento en la zona mencionada, un logro que quedará para ser utilizado en un futuro en caso de emergencias, adiestramiento de las tropas, y cómo conocimiento de la zona de responsabilidad del regimiento. 

Agradecimientos:

En nombre de Zona Militar queremos agradecer al personal del Regimiento de Infantería de Montaña 16 y a la VIII Brigada de Montaña por invitarnos y permitimos conocer parte las actividades que realizan como parte adiestramiento operacional en este ambiente geográfico particular.

También agradecer enormemente a la patrulla conformada por Teniente Coronel Guillermo Perez Marignac; Subteniente Maximiliano Castillo; Sargento Rodolfo Montiel; Cabo Primero Gonzalo Ceresolo; Cabo Primero Francisco Cortez; Cabo Primero Claudio Macias; Cabo Guillermo Rafael; Cabo Eduardo Pimentel; Cabo Brian Tapia; Voluntario de Segunda Constanza Villegas; Voluntario de Segunda Josue San Martin; Voluntario de Segunda Mauro Ponce; Voluntario de Segunda Mauro Monje, por la experiencia vivida en los cinco días y el apoyo dado.

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