Teniendo como marco la reciente presentación del proyecto de Presupuesto para el año Fiscal 2024, fue dado a conocer que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) planea retirar a sus aeronaves de reconocimiento U-2 Dragon Lady del servicio. Si bien no sería en el próximo ejercicio en cuestión, la baja de los denominado comúnmente como “aviones espía” podría suceder más pronto que tarde.

La decisión de la USAF se da en el marco más amplio de la baja de anunciada de 310 aeronaves. Entre las cuales se listan cazas de quinta generación F-22, cazabombarderos F-15C/D, aviones de ataque A-10 y A-29, como de reabastecimiento y control aerotransportado E-3 Sentry. Al igual que estas, las aeronaves, tripuladas y no tripuladas, enfocadas en funciones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento no son la excepción.

Los planes para dar de baja de los aviones de vigilancia de gran altitud Lockheed Dragon Lady serían retomados, luego de años de idas y vueltas, signados por la falta de definición sobre su futuro. Si bien a lo largo de las últimas décadas las aeronaves han sabido adaptarse a nuevas funciones (como es el caso de relé de comunicaciones y enlace de datos con otros sistemas), desde la Fuerza Aérea de los Estados Unidos argumentan que, de cara a la posibilidad de conflictos de alta intensidad, como los que podrían acontecer en la región del Pacífico, el U-2, como otras plataformas, son muy vulnerable frente a los más modernos sistemas de defensa aérea desplegados por adversarios.

Si bien no se han brindado mayores precisiones, la baja de la flota U-2 introducida originalmente en los años 50´podría fijarse para el próximo año 2026. No quedando claro cuales son también los planes impulsados para ocupar el vacio que podría ser dejado por la baja de los Dragon Lady.

Al respecto, la misma suerte podrían correr otras plataformas especializadas en ISR, pero que han demostrado ser menos flexibles en comparación. Así da testimonio la situación presente de los vehículos aéreos no tripulados RQ-4 Global Hawk. Siendo reportado en el año 2019 el derribo de unos de estos sistemas (más precisamente un RQ-4N de vigilancia marítima) a manos de defensas aéreas iraníes. Disparando un amplio debate interno sobre esta situación y futuro sobre el despliegue de estos UAV en regiones y espacios aéreos cada vez más disputados.

En lo referido a los planes de reemplazo, los cuales no han sido divulgados, especialistas indican que podrían enfocarse en nuevas versiones de vehículos aéreos no tripulados, los cuales combinen capacidades de vuelo supersónico a gran altitud durante largos periodos de operación. Incluyendo además ciertas capacidades furtivas para vulnerar la detección de radares y sistemas de defensa aérea adversarios. Materializando estos requerimientos en una de las propuestas presentadas por Northrop Grumman a la USAF: el RQ-180.

Imagen conceptual del RQ-180.

Este nuevo sistema no tripulado, dado a conocer durante la última década, no ha recibido demasiada atención pública. Mientras desde diversas fuentes se aseguran que su desarrollo, como de otras variantes, prosigue encaminándose a su entrada en servicio durante los próximos años. Incluyendo de este modo, capacidades presentes en los U-2S Dragon Lady en lo referido a equipamiento ISR, como equipo para realizar también funciones de nodo de comunicaciones y enlace de datos en el campo de batalla.

Al día de la fecha, si mayores confirmaciones, pareciera que la larga trayectoria de los U-2 en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos podría empezar a escribir su último capítulo.

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