Entre los aficionados e incluso algunos profesionales que estudian la aviación se ha hecho común clasificar los aviones de combate por “generaciones”. Sin embargo, no hay definiciones oficiales de estas “generaciones”. Las aeronaves, sobre todo las de combate, tienen etapas en el desarrollo, enfoques de diseño, capacidades de rendimiento y evolución tecnológica tanto de aerodinámica como de materiales y motores que en realidad se producen en un avance lineal y progresivo y para nosotros y muchos autores no corresponde clasificarlos en saltos generacionales.

El objetivo de toda nación, aun cuando en nuestra Argentina actual esto no pasa de ser intenciones y deseos, es disponer de aeronaves capaces de garantizar “supremacía aérea” o por lo menos “superioridad aérea” con capacidad para disuadir a las amenazas que se prevén en sus respectivas hipótesis de guerra. Los aviones denominados “cazas” son aeronaves destinados fundamentalmente a la guerra aérea contra otras aeronaves tanto para preservar el espacio aéreo propio como para asegurar superioridad aérea en un teatro de operaciones sobre los dispositivos enemigos.

La clasificación en “generaciones “es un concepto relativamente moderno que no siempre puede aplicarse ya que no existen definiciones claras que permitan clasificar con precisión a cada avión. Los que clasifican a los cazas en generaciones se refieren principalmente a los aviones propulsados a reacción, recordemos que La ley de acción y reacción de Newton afirma que si un cuerpo actúa sobre otro con una fuerza (acción), este reacciona contra aquél con otra fuerza de igual valor y dirección, pero de sentido contrario (reacción), para producir en los aviones este efecto en los años 40 del siglo XX se desarrollan los motores de turbina cuyo principio básico de funcionamiento es el calentamiento de una mezcla de combustible y aire, este gas caliente sale a alta velocidad por la parte trasera del motor, impulsando al avión hacia adelante.

Entonces la denominada por algunos como primera generación de cazas de reacción fue la pionera y los primeros modelos volaron a finales de la Segunda Guerra Mundial, con un uso en combate muy limitado, cazas como el Messerschmitt Me 262, el Heinkel He 162, por el bando alemán y el Gloster Meteor, británico, tuvieron una participación relativa, los primeros en la intercepción de bombarderos y el segundo en el intento de interceptar bombas guiadas V1, también impulsadas por un primitivo motor a reacción.

A esta misma “generación” de aviones se suman los cazas de principios de la década del 50 del siglo pasado, aviones con una aerodinámica más evolucionada, como el Pulqui II argentino, que no paso de los prototipos, el Mig 15 de la Unión Soviética el F84, y posteriormente el F86, de Estados Unidos. Los tres últimos mencionados no solo operativos en sus respectivos países, sino que además se enfrentaron en combate en la guerra de Corea.

También en la época se produce el empleo del postquemador, un componente adicional que se añade en algunos motores a reacción con el propósito es proporcionar un incremento temporal en el empuje, esto se consigue inyectando combustible adicional en la tobera de salida de gases de la turbina en situaciones como el despegue, el combate aéreo o donde se pretende alcanzar velocidades supersónicas, siendo el Grumman F9F Panther, norteamericano y el Mig 17 soviético los primeros cazas en contar con este dispositivo.

El radar, un sistema que usa ondas electromagnéticas para medir distancias, altitudes, direcciones y velocidades de objetos como aeronaves, barcos, vehículos motorizados, formaciones meteorológicas y el propio terreno, fue utilizado en esa época en cazas denominados todo tiempo, como el El Douglas F3D Skyknight (designado posteriormente como F-10 Skyknight) un avión de combate estadounidense, bimotor, cuya misión principal era buscar y destruir aeronaves enemigas por la noche.

El uso intensivo de la post combustión hizo que los aviones de la denominada 2° generación alcanzaran velocidades supersónicas, los diseños de aeronaves de esta época, fines de los 50 del siglo XX, también aprovecharon los avances de tecnología electrónica, la aparición de transistores en lugar de válvulas, posibilito la reducción en los tamaños de equipos e incluso se pudo radarizar casi todos los cazas en operaciones de aquellos años.

Todos estos adelantos posibilitaron la llegada de los misiles aire-aire para  reemplazar al cañón como arma ofensiva, los avances en aerodinámica, motores, electrónica y materiales de construcción aeronáuticos, con más las experiencias en combates de la guerra de Corea hacen que surjan un sinfín de innovaciones en la industria de los aviones que se acelera aún más como consecuencia de la denominada “guerra fría” donde la posibilidad del uso de armas nucleares en una hipotética 3° guerra mundial obliga a las grandes potencias a una carrera armamentista.

Surge aquí la especialización de los aviones de combate hacia dos conceptos distintos, la intercepción del enemigo, como el Mirage, francés el F102, F104 y F106 estadounidenses o el Mig 21 soviético, y el concepto de caza–bombardero especializados en ataques a objetivos de superficie, terrestres o navales, como el F105, norteamericano o el Sukhoi Su 7 soviético, para el caza interceptor, es una época donde se cree que el combate aéreo cerrado ya no es posible, que los enfrentamientos entre aviones, tendrían lugar a gran distancia y donde se impulsa el protagonismo de los misiles aire-aire como reemplazo total del cañón.

Imagen cortesía de TASS

Como consecuencia de estas teorías, los interceptores fueron diseñados para portar un potente radar y una gran carga de misiles, sacrificando la maniobrabilidad de las aeronaves en favor de una a gran velocidad, techo de vuelo y régimen de ascenso, el énfasis estaba puesto en interceptar bombarderos estratégicos que volaban a grandes altitudes.

Los cazas-bombarderos, en cambio, fueron diseñados para alternar misiones de superioridad aérea y ataque a tierra, con capacidades de volar a alta velocidad y baja altitud.

En lo que se da en llamar la “tercera generación” se continúan las innovaciones, pero se vuelve a poner énfasis en la maniobrabilidad del avión de caza y en sus capacidades de ataque a tierra, con importantes mejoras para el rendimiento aerodinámico incluyendo superficies de control, como planos delanteros (canard), aletas de borde de ataque y flaps soplados y además se probaron un sin número de tecnologías para poder efectuar despegues cortos o directamente verticales.

Durante los años 60 del siglo XX, las distintas experiencias en conflictos, sobre todo en Vietnam, demostraron que los misiles aire-aire necesitaban completarse con el cañón por la tendencia de enfrentamiento entre aeronaves que volvían al combate cerrado una vez arrojados los misiles. Se desarrolla entonces cañones automáticos con impulsión eléctrica para la recarga y los disparos que completan el armamento de abordo.

En la tendencia evolutiva de los cazas, la que llaman 4° generación es un sistema de armas que se encamina hacia una configuración “polivalente” con armamento y electrónica cada vez más sofisticada, el enfoque es diseñar aviones que puedan realizar rápidas transiciones con cambios rápidos de altitud, velocidad y dirección ya no se basan solamente en su alta velocidad, los primeros diseños basados en este concepto son el F15, el F16 norteamericanos, el Su 27 o el Mig 29 soviéticos.

En lo que se refiere a electrónica, los cazas de cuarta generación, incluyen el radar de control de tiro de impulso Dopler, las pantallas de presentación de datos HUD, controles HOTAS (controles en los comandos y palanca de gases) y pantallas multifunción MFD. También se introdujeron avances en los materiales de fabricación, como los compuestos de aluminio con forma de panel de abejas y el uso de recubrimientos de polímeros reforzados con fibra de carbono, por ejemplo.

Con la significativa reducción de los gastos militares al finalizar la denominada “guerra fría” y con el avance de doctrinas ideológicas antibélicas o directamente anti militares, se comenzó a trabajar en mejoras de los diseños preexistentes para bajar costos de desarrollo, apareciendo la denominada generación 4++ que en general son modificaciones y evoluciones de aeronaves de la generación anterior.

Las principales características de esta “generación”, como la adopción de motores de alta potencia con toberas de empuje vectorial que permiten una maniobrabilidad sorprendente y velocidades de súper crucero (supersónicas sin post combustión) en algunos modelos, la utilización de materiales aeroespaciales avanzados y aviónica totalmente digital, reducción de la firma radar y un alta integración de sistemas y armas centrados en redes de comunicaciones entre aeronaves o con controles terrestres, siendo en su mayoría aviones polivalentes. Pertenecen a esta generación aviones como el Eurofighter Typhoon, el Dassault Rafale​, el Saab Gripen NG, el Mig 35 o el SU 35.

Foto: Минобороны России

La denominada 5° generación, puede decirse que comienza con la introducción del caza estadunidense F22 a finales del 2005, los cazas de esta generación se caracterizan por estar diseñados para operar en un entorno de batalla centrado en redes, pudiendo operar en conjunto con otros aviones, con enjambres de Drones o con aviones no tripulados, como el caza Su-57 de quinta generación y el dron pesado S-70 Ojotnik .

Además, estos aviones ofrecen firmas multiespectro extremadamente bajas empleando las más novedosas técnicas de formas y materiales. Con un costo de desarrollo elevadísimo, como el F35 norteamericano que requiere la coparticipación de varios actores en su financiamiento. El objetivo de estos sistemas de armas es pretender que puedan tener la capacidad de ser primero en ver, primero en disparar y primero en derribar.

Estos últimos aviones, ya operativos, tanto en Estados Unidos, como en Rusia, China y países aliados de estas potencias, serán en los próximos decenios los principales protagonistas de la disuasión en materia aeronáutica en el mundo y la columna vertebral de muchas Fuerzas Aéreas, mucho se especula con la superioridad de alguno de ellos sobre los demás, al respecto siempre hay que recordar que no hubo, ni hay y posiblemente no habrá en el mundo ningún sistema de armas invulnerable o invencible, al punto que ya se están desarrollando prototipos de aeronaves de la denominada sexta generación, que podría comenzar a operar dentro de algunas décadas. Como se ve, la evolución de los armamentos siempre surge de la necesidad estratégica del uso de un sistema de arma dado y, esta necesidad lo es en función de las amenazas a que se puede enfrentar un sistema de defensa, amenazas que obligan la elaboración de hipótesis de guerra y en función de las mismas impulsar los desarrollos de la industria para la defensa nacional, a su vez la evolución del material militar requiere un camino ascendente, constante, lineal y progresivo.

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5 COMENTARIOS

  1. El articulo falta aclarar muchos puntos, los aviones de 5ta generacion tienen capacidad de guerra electronica, esto es aparte de las funciones de invisibilidad por angulos o por pintura de aborcion, permiten vulnerar radares. Y el articulo se olvidó de incluir los aviones de 6ta Generacion que hoy ya existen y estan en vuelo en Australia, USA, Rusia, etc. con capacidad de inteligencia artificial (sin piloto humano)

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