El concepto de soberanía se refiere a la cualidad de soberano, al poder político supremo que corresponde a un Estado independiente y a la alteza o excelencia no superada en cualquier orden inmaterial.[1]

Es decir, es equivalente a la autoridad que reside en quien ejerce el poder político sobre ciertos espacios. Es un opuesto al gobierno impuesto por otros. Cuando aplica a un Estado republicano y democrático, valdría presuponer que la soberanía es del pueblo pero se ejerce a través de su sistema de gobierno. Este concepto aplica inequívocamente a la República Argentina y a la autoridad que el gobierno en nombre del pueblo argentino debe ejercer en sus jurisdicciones. La soberanía es atributo y obligación.

Debe distinguirse entre la soberanía plena que se ejerce dentro de los límites del territorio emergido, incluyendo al Mar Territorial, con la excepción del derecho de terceros al paso inocente en esas aguas, y los derechos de soberanía que son ciertas atribuciones sobre la Zona Económica Exclusiva y la Plataforma Continental por fuera del Mar Territorial.

Ya tenemos el concepto y el recuerdo de aquella magna representación histórica de un inequívoco acto de soberanía. Cómo podemos reflexionar hoy los argentinos acerca de la soberanía nacional de nuestro país?

Como vimos, evidentemente la soberanía recae sobre el pueblo. Es decir, correspondería que cada uno de nosotros, ciudadanos argentinos en la Argentina y en el extranjero, asumamos la responsabilidad de esa autoridad conferida sobre nuestras jurisdicciones, donde yace la mayor parte de los intereses nacionales aunque haya algunos fuera de ellas. Es así como llegamos al punto de la necesidad imperiosa de conocer nuestros espacios de soberanía nacional y su valor estratégico, es decir, la importancia que tiene para los argentinos, e inequívocamente, también para otros seres humanos de esta Tierra.

“Conocer para querer, y querer para desarrollar y proteger” parece ser una muy apropiada frase para comprender la imperiosa necesidad de “conocer”.

Deseo hacer mi contribución con algunos comentarios:

La Constitución Nacional, la Ley de Espacios Marítimos 23.968/91 y su modificatoria ley 27.557/20, la Ley 23.554/88 de Defensa Nacional, la Ley 18.513/69 de Antártida y la Ley 26.651/10 de Obligatoriedad de usar el mapa bicontinental argentino enmarcan jurídicamente la extensión de nuestras jurisdicciones nacionales.

Recordamos seguramente que la superficie emergida de la Argentina en el continente Sudamericano, desde La Quiaca hasta Ushuaia y entre Mendoza y Misiones suma casi 2.800.000 km2 siendo la 8ª. superficie entre los casi 200 países del mundo. Pues la Antártida Argentina con soberanía en suspenso por el Tratado Antártico que puede modificarse en cualquier momento llega a 1.000.000 de km2 más. En total, correspondería hacernos responsables de unos 3.800.000 km2 terrestres incluyendo los 15.000 km2 insulares de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. El ya mencionado sustento normativo no es suficiente para ejercer allí la soberanía sobre todo ese territorio. El Reino Unido cercena las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y hemos adherido a suspender nuestra soberanía sobre el Sector Antártico Argentino mientras tenga vigencia el Tratado Antártico.

¿Conocemos acabadamente esas islas que están ocupadas ilegalmente? ¿Tenemos una idea aproximada de la ubicación y dimensiones físicas como para imaginar el alcance de los derechos y las obligaciones de nuestra soberanía?.

Las proporciones de jurisdicciones argentinas bajo control propio, usurpadas por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y con soberanía en suspenso por la vigencia indefinida pero modificable del Tratado Antártico es la siguiente:

Para Argentina todas las Islas ocupadas ilegalmente por el Reino Unido pertenecen a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Is. del Atlántico Sur.

Las Is. Malvinas con 11.410 km2 son dos grandes islas llamadas Isla Soledad (donde está su capital Puerto Argentino) y Gran Malvina, rodeadas de unas 200 pequeñas islas en una extensión total de unos 250 km de largo por 130 km de ancho. Se encuentran a casi 2.000 km de Buenos Aires, a unos 350 km de Isla de los Estados y a 550 km de Ushuaia. Para el ilegítimo ocupante, la “corona británica”, estas Islas constituyen un territorio de ultramar y ha establecido unilateralmente dos zonas de conservación pesquera (FICZ y FOCZ)[2] de unos 550.000 km2

Las Islas Georgias del Sur con 3.560 km2 cuya capital es Grytviken están constituidas por tres grupos de islas: San Pedro, islotes Aurora e islotes Clerke. Entre ellos largamente se destaca la gran isla San Pedro con unos 180 km de largo y 35 de ancho. Esta se encuentra a unos 1.300 km al Este de las Malvinas y 2.700 km al Sudeste de Buenos Aires. Las Georgias y las Sandwich del Sur constituyen para el Reino Unido un territorio de ultramar separado de Malvinas.

Las Is. Sandwich del Sur suman 307 km2 y están formadas por 7 grupos de pequeñas Is. separadas muy equidistantemente a unos 50 km entre ellas a lo largo de un arco amplio de unos 380 km en orientación Norte-Sur. Se encuentran a unos 550 km de las Is. Georgias del Sur, a 2.500 km de Ushuaia y 4.300 km de Buenos Aires. Desde el extremo Norte hacia el Sur se llaman Savodoski, grupo Traverse, grupo Candelaria, Saunders, Jorge (la mayor isla con unos 15 km de largo), Blanco y grupo Tule del Sur). Argentina inició el establecimiento humano en 1955 y la base de investigación Corbeta Uruguay allí montada fue desalojada y destruida por el Reino Unido en 1982.

Por nuestra escasa conciencia marítima pareciera que aún menos conocido es que nuestras jurisdicciones en el mar alcanzan a 6.700.000 km2 de mar, incluyendo el agua y la plataforma bajo control propio de 1.350.000 km2, y más de 5.350.000 km2 cuya soberanía efectiva no podemos ejercer a causa de la ilegítima ocupación británica y la vigencia del Tratado Antártico.

¿Quién no sabe que las mencionadas islas del Atlántico Sudoccidental están usurpadas desde 1833 por el Reino Unido y libramos una disputa armada en 1982 con el propósito de recuperar la soberanía argentina? Pues a casi cuarenta años de aquella gesta seguramente comprendimos que con la progresiva evolución del derecho del mar, los 15.000 km2 de islas de 1833 se volvieron 1.800.000 km2 de mar a fines de 1982 y alcanzan hoy a 2.600.000 km2 con la extensión de la plataforma continental. Es decir, hemos podido comprobar que los derechos de soberanía cambian y requieren de un continuo esfuerzo, no solo para usufructuarlo, sino para cuidarlo.

Otro tanto ocurre con el Sector Antártico Argentino. Al millón de km2 de soberanía terrestres vale agregar los 2.800.000 km2 marítimos con soberanía y derechos de soberanía tomados a partir de las costas.

¿Cómo ejercer soberanía si no conociéramos la extensión y el valor de nuestras jurisdicciones?

Vale también recordar otros detalles. El perímetro terrestre es de 40.000 km. Pues entre La Quiaca y Ushuaia hay 3.800 km y entre esta ciudad (que es el centro de gravedad de las extensiones argentinas) y el polo Sur (nuestro extremo meridional) hay otro tanto. Es decir que Argentina se extiende jurisdiccionalmente a lo largo de 7.600 km. en el sentido Norte-Sur; o sea, en un quinto del perímetro terrestre.

Las fronteras terrestres y costas ameritan una consideración muy especial puesto que su eventual permeabilidad representa vulnerabilidades muy importantes. Las fronteras terrestres se extienden por 9.400 Km, siendo unos 3.800 km de límite fluvial. La costa atlántica desde el Río de la Plata hasta Tierra del Fuego, incluyendo la Isla de los Estados es de unos 5.000 km. La costa de los espacios insulares usurpados suma otros 5.000 km mientras que las costas antárticas entre los 25° y 74° de Long. Oeste serían de otros 10.000 km. Cuando sumamos, las extensiones llegan a unos 20.000 km de costa marítima y cerca de 10.000 km terrestres. Solo 5.000 km de la costa (un cuarto) están bajo soberanía efectiva propia.

Otro espacio muy importante es la Patagonia puesto que una de las grandes apetencias mundiales son los espacios vacíos de la superficie terrestre. Bien vale recordar que la población mundial creció al doble en los últimos 50 años (de 4.000 a 8.000 millones) lo que representa que el espacio per cápita se redujo a la mitad (de 0,13 a 0,65 km2/hab.). En relación a ello se desarrolló el concepto de “global commons” como los espacios fuera de jurisdicción nacional que involucran a la Antártida, la atmósfera, el alta mar y el espacio exterior.

Pues la Patagonia desde Rio Negro y Neuquén hasta la Ia. Grande de Tierra del Fuego suma 1.000.000 de km2 donde habitan algo más de 2.000.000 de argentinos, dando una densidad de 2 hab/km2. Bien vale comparar este valor con los 275 hab/km2 del Reino Unido, con los 13.450 hab/km2 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o los 2.700 hab/km2 del Gran Buenos Aires y reflexionar sobre este desequilibrio. Grandes desafíos para la República se desatan en los lugares más alejados a unos 3.000 km al Sur de Buenos Aires, cuando las Is. Malvinas están a unos 500 y Chile se encuentra al lado.

Volviendo a los espacios acuáticos la soberanía se manifiesta también en los desafíos que presenta la “cuenca del Plata” con un sistema hídrico de 7.000 km de extensión que abraza unos 3.200.000 km2 de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. Como ya vimos, Argentina tiene allí 3.800 km de frontera fluvial con los ríos de la Plata, Uruguay, Pepirí Guazú, San Antonio, Iguazú, Paraná, Paraguay y Pilcomayo. En esta cuenca yace el conocido acuífero Guaraní considerado una de las mayores reservas de agua dulce de la Tierra y la Hidrovía Paraná-Paraguay conocida como la “autopista fluvial” de algo más de 3.400 km que une comercialmente con mercancía heterogénea a Puerto Cáceres en Brasil con el delta del Paraná en el sentido Norte-Sur.

Es aquí cuando aflora la importancia del Río de la Plata que constituye el centro de gravedad político y económico de Argentina y Uruguay, congregando a casi 20.000.000 de habitantes en tres grandes ciudades, incluyendo las dos capitales (Buenos Aires y Montevideo) de ambos países. Buenos Aires, La Plata, Montevideo y Nueva Palmira son los puertos de transferencia que constituyen el nexo entre el tráfico fluvial de la Hidrovía y el Río Uruguay con el de ultramar y nacional argentino.

El nexo intercontinental del cono Sur entre Sudamérica y la Antártida constituye otro gran desafío a la soberanía nacional. El Pasaje de Drake con unos 800 km de ancho entre el Cabo de Hornos y la Isla 25 de Mayo en la Antártida constituye el vínculo intercontinental más corto para asistir logísticamente a las trece (13) bases argentinas, de las cuales solo seis (6) son permanentes.

A la comunicación interoceánica Este-Oeste que el mismo Drake provee y por la que circula en general tráfico sudamericano y los grandes buques que no pueden transitar por el Canal de Panamá, se suma el Estrecho de Magallanes y el Canal de Beagle con la posible asistencia de Punta Arenas y Ushuaia como puntos más importantes.

Bien vale recordar que los intereses marítimos argentinos no solo se encuentran en las jurisdicciones marítimas propias puesto que el comercio marítimo internacional por buque que constituye el 90% del total mundial se extiende hacia los lugares de destino o desde el de procedencia por fuera de nuestras jurisdicciones. El 79 % de la superficie terrestre es de mar y a través de él se puede acceder a los puntos donde se encuentren los intereses argentinos en el exterior.

El cambio climático ofrece nuevos desafíos a la soberanía. Hay evidencias del calentamiento climático que se sintetizarían en un incremento de la temperatura media global en un grado centígrado (1°C) desde la época de la Revolución Industrial a fines del Siglo XVIII. Es decir, en unos 200 años. Es así como por estos días se constataría un incremento del nivel de los mares a razón de 1 cm cada 3 años, lo que da lugar a mayores inundaciones en las zonas costeras y llanuras como la Pampeana por mayor dificultad del desagüe hídrico.

Esto se complementa con la profundización de fenómenos climáticos y meteorológicos extremos como el aumento de las temperaturas en verano, la intensidad de las tormentas o grandes sequías, el deshielo sostenido de los glaciares e incendios más frecuentes. Asimismo el mar sufre la modificación de las corrientes marinas, la salinidad y la acidificación provocando modificación de las cadenas tróficas y en la disponibilidad de los recursos pesqueros.

En síntesis, el cambio climático presenta serios interrogantes a la hora de tratar de predecir el futuro que demandan el ejercicio pleno de la soberanía en todos los espacios de jurisdicción e interés nacional. Los ciudadanos debiéramos tener sospechas sobre las bondades actuales de la naturaleza y paralelamente desarrollar previsiones para los vastos espacios fríos y desolados que progresivamente están resultando favorecidos. No hay dudas, que otros actores estatales y no estatales están alertas y ávidos de aprovechar todas las oportunidades sobre quién muestre sus vulnerabilidades.

La soberanía nacional implica una autoridad, pero como tal, también una seria obligación. El desarrollo del conocimiento, el trabajo, la organización y el orden que genera sinergia, las capacidades y el esfuerzo de protección, y especialmente la previsión en todos los campos de las diversas actividades de la República Argentina constituiría una disposición favorable hacia los actuales y futuros desafíos a la soberanía. Los antivalores como la holgazanería, el desorden, el desprecio por el saber, el descuido de la seguridad, y el desprecio de la virtud pueden atentar seriamente la soberanía y constituir un serio riesgo nacional.

Una Defensa Nacional entendida como protección de la soberanía nacional sin que haya una diplomacia que la complemente, es incompleta porque resta posibilidad de negociación y preservación de la paz necesaria para el desarrollo. La Defensa favorece la negociación.

Pero diplomacia sin Defensa, es sumisión. Cualquier negociación equilibrada en torno a un interés importante se acaba cuando el otro decide escalar. Pareciera que esta elemental pero no menos importante interpretación estratégica de la negociación no abunda en la República Argentina desde hace algunas décadas y ello se traduce en una seria afectación a la soberanía nacional. 2.600.000 km2 de usurpación británica y la consiguiente proyección de reclamos de soberanía británica sobre la Antártida así lo acreditan.


[1] Real Academia Española. Pág. Web: www.dle.rae.es

[2] Falklands Interim Conservation Zone (FICZ) y Folklands Outer Conservation Zone (FOCZ)

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3 COMENTARIOS

  1. es llamativo que un pais bicontinental tan extenso como el argentino tenga tan poco presupuesto para la defensa de su soberania.saludos

  2. Mis más extensas y loables felicitaciones, ante todo al Sr. Ganeau x su extensa, sabia y real análisis de nuestra desastrosa como apabullante realidad de Soberanía Nacional, la cual ha sido diezmada por cada gobierno supuestamente nacional,obligando a nuestras alicaídas FF.AA. ha desprenderse y en muchos casos abandonar excelentes prospectos en DESARROLLO DE DEFENSA NACIONAL . Prospectos que pudieron llegar a haber sido la base de industrias nacionales de una defensa que hoy NO EXISTE!!! Y también y de la misma forma hago extensivas esta felicitaciones a ZONA MILITAR x ser un medio ecuánime y actualizado en todas estas cuestiones. Gracias

  3. En realidad no importa mucho la población que los ingleses tengan en las islas, el verdadero fin es desarrollar una base militar británica para dominar el tráfico naval en el Atlántico Sur y próximamente sobre la Antártida. Los pobladores son sólo una excusa ridícula.

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