La Guerra del Chaco (1932 – 1935), que enfrentó a Bolivia y Paraguay por la posesión de una extensa porción de tierra ubicada en el centro de Sudamérica, entre el rio Paraguay y las sierras sub-andinas, es el primer antecedente de combates aéreos en cielos americanos.

Dicho conflicto, fue el más importante de América durante el siglo XX, por su duración, la magnitud de tropas enfrentadas, la cantidad de bajas sufridas y los recursos empeñados, dejando exhausta la economía de ambas naciones.

Al inicio de las hostilidades, Bolivia contaba con 13 aviones de combate, 6 Vickers Vespa, 6 Vickers 143 y 1 Breguet 19; mientras que Paraguay contaba con 15 máquinas, 6 bombarderos Potez 25, 7 cazas Wibault 73 y 2 hidroaviones Savoia Machetti de la Marina.

Durante el desarrollo de la contienda, Bolivia invirtió importantes recursos para incrementar su Fuerza Aérea, adquiriendo en 1933 la increíble cantidad de 20 aeroplanos Curstis Hawk lo mejor de la época en términos de velocidad y maniobrabilidad, asimismo sumó a estos, los buenos Curtis Osprey, siendo ambos aviones los pilares de su aviación militar.

Paraguay, empleó principalmente bombarderos Potez 25 y aviones caza Fiat CR20, estos últimos tuvieron problemas de adaptación al clima caluroso del Chaco quedando todo el peso de la campaña sobre los Potez 25, un poco anticuados para 1932.

En total durante toda la guerra cada país llegó a adquirir y usar el siguiente material, Paraguay: 13 cazas, 14 bombarderos, 12 transportes, 12 entrenadores, 4 hidroaviones; total: 43 máquinas y Bolivia: 15 cazas, 20 caza-bombarderos, 21 bombarderos, 13 entrenadores, 19 transportes, total: 88 máquinas.

El Teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja, precursor y organizador de la Fuerza Aérea Boliviana, tomó el mando a inicios del conflicto y concentró su aviacion en Villa Montes con una base aérea adelantada en el Fortín Muñoz, fue un gran líder que condujo desde el frente todas las operaciones, incluso cuando en un momento de la guerra se hizo cargo de tropas de línea. 

El Teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja

Al estallar la Guerra del Chaco, el argentino Vicente Almandos Almonacid, se ofreció como voluntario al gobierno paraguayo y fue recibido con los brazos abiertos, pues era un héroe de guerra, piloto experimentado y prestigioso, que realizó arriesgadas misiones de vuelo nocturno al servicio de Francia, durante la Primera Guerra Mundial; fue designado Director General de Aeronáutica y organizó escuadrillas de caza, de bombardeo y de reconocimiento, pero sus consejos sobre la adquisición de nuevas aeronaves no fueron tenidos en cuenta y, luego de considerarse no escuchado en recomendaciones claves, presentó su renuncia.

Vicente Almandos Almonacid

Ambos países emplearon la novedosa arma aérea en sus diferentes roles como reconocimiento, bombarderos, cazas, apoyo de fuego cercano y transporte.

La función de reconocimiento fue de vital importancia, debido a las características geográficas del chaco, sin grandes alturas y con enmarañada vegetación, impedía la observación y el reconocimiento cercano, razón por la cual el empleo de aeronaves era el medio más adecuado para cumplir dicha función, esto permitía completar planes, al establecer rutas o vías de aproximación, confirmar movimientos de tropas, ubicar aguadas y lagunas, tan importantes en aquel desierto; en tal sentido, Bolivia empleo en forma sistemática el reconocimiento aéreo previo al conflicto, alcanzando un elevado nivel de detalle en los esquicios realizados por sus pilotos, esto favoreció la confección de cartografía, que siempre fue de mejor calidad que la paraguaya, asimismo ambos contendientes usaron el reconocimiento aerofotográfico.

            Fortín Arce – Fotografía aérea tomada por la aviación paraguaya (Archivo Víctor Meden).

Grafico original del Informe de reconocimiento al norte de Fortín Muñoz (Museo Militar de Asunción)

En la función de transporte, la aviación boliviana utilizó sus potentes Junkers para abastecer a las tropas sitiadas en el Fortín Boquerón, por medio de aeroabastecimiento, asimismo, sus bombarderos cumplieron el rol de apoyo de fuego aéreo cercano, atacando a las fuerzas paraguaya que rodeaban a dicho fortín.

Paraguay también uso el transporte aéreo, especialmente en la Primera Batalla de Nanawa en enero de 1933, cuando la falta de munición, ante el continuo ataque boliviano, hizo peligrar la posición.

Ballivián 1934 – Cap Eleodoro Nery, My Jorge Jordán y Tte Antonio Rivera al lado del Junkers Ju43. (Víctor Meden)

Ambos bandos usaron también los aviones como evacuación sanitaria, único medio que por sus características podía ampliar las expectativas de vida de los heridos graves, llevándolos a las grandes ciudades que contaban con atención sanitaria adecuada.

       Avión ambulancia TRAVEL AIR S6000B “Nanawa” T9, sus vuelos salvaron muchas vidas (Museo Militar Asunción)

Avión ambulancia TRAVEL AIR S6000B “Nanawa” T9. (Museo Militar Asunción)

La Fuerza Aérea Boliviana realizó numerosas misiones de bombardeo, pero sin llegar a ser decisivas; la flota fluvial paraguaya fue atacada una sola vez en la base de Bahía Negra por tres aviones Vickers Vespa; en dicha acción fue ametrallado el cañonero Tacuary el cual se defendió exitosamente con su artillería antiaérea de 40 mm.

Existieron también bombardeos de interdicción a la logística paraguaya, pero con poco éxito dado que la altura de bombardeo era de 1500 a 2000 metros con el resultado de una baja precisión.

La Fuerza Aérea Paraguaya realizó pocas misiones de bombardeo, destacándose entre otras las ejecutadas sobre el Fortín Ballivián; la primera el 8 de abril de 1934, donde 4 Potez 25 destruyen en tierra 3 aviones bolivianos, tanques de combustible y depósitos. Posteriormente se da un combate de 4 Curtis Hawk contra 4 Potez 25, a resultas del cual mueren los bolivianos Nery -piloto- y su artillero Dorado, se totalizan cuatro aviones bolivianos destruidos en dicho raid; El segundo bombardeo fue en julio de 1934, también sobre el Fortín Ballivián, en dicha acción se destruye la oficina de comunicaciones de la ciudad junto con talleres y camiones del Ejército Boliviano.

Columna de camiones bolivianos en retirada bombardeados por la Aviación Paraguaya (Archivo Víctor Meden)

Avión Potez 25, usado en forma polivalente por la Fuerza Aérea Paraguaya (Archivo Víctor Meden)

En el rol de caza interceptor como lo conocemos ahora, durante la guerra del Chaco hubo pocas acciones, debido principalmente al relativo escaso material empleado por ambas fuerzas. Sin embargo, hubo varios derribos confirmados.

El 9 de septiembre de 1932, mientras los paraguayos atacaban por tierra el Fortín de Boquerón, tres aviones Potez 25 paraguayos fueron sorprendidos en las inmediaciones del fortín por otros tres aparatos Vickers bolivianos; El mayor Jorge Jordán inicio una persecución sobre el Potez 25 Nro 5, tripulado por el teniente primero Emilio Rocholl y como observador/artillero el teniente primero Román García, produciéndole daños menores al avión y heridas leves al piloto.

El 4 de diciembre de 1932, sobre el Fortín Saavedra, se produjo el primer duelo aéreo en cielos americanos, en dicho encuentro se enfrentó el capitán boliviano Rafael Pabón, que pilotaba un Vickers Vespa, contra un Potez 25-A2 Nº6, tripulado por el teniente primero Trifón Benítez Vera y el capitán Ramón Avalos Sánchez, ambos perecieron al ser derribado su aeronave, transformándose así en el primer derribo aéreo de la Guerra del Chaco.

Capitán Rafael Pabón, precursor y destacado piloto de combate boliviano considerado un As.

En agosto de 1934, El general Estigarribia, comandante del ejército paraguayo, teniendo conocimiento de importante movimiento de tropas al norte del chaco, ordenó realizar un reconocimiento aéreo en dicho sector, en tal sentido, el 12 de agosto despejó del Fortín Camacho, el Potez 25 Nro 11, tripulado por el capitán Carmelo Peralta y teniente primero Rogelio Etcheverry, luego de dos horas de vuelo al pasar sobre el Fortín Madrejones detectaron un avión boliviano en tierra.

Al advertir los bolivianos esto ordenaron inmediatamente el despeje del Curtiss Osprey Nro78, con la misión de derivar al avión paraguayo, al mando del Osprey se encontraba el As de la aviación boliviana, el capitán Rafael Pabón y como artillero el sargento Mario Calvo.

Solo al percibir los primeros disparos, Peralta se percato del ataque del avión boliviano que no ocasionó daños y permitió que el piloto paraguayo comience maniobras de evasión en vista de la diferencia de performance.

Pilotos bolivianos junto a un Curtiss Wright C14R Osprey (Museo Aeroespacial Fuerza Aérea Boliviana)

Peralta puso en prácticas las enseñanzas del experimentado piloto argentino Vicente Almandos Almonacid “El enemigo tiene material aéreo muy superior al de ustedes cuando se encuentre en el aire sin protección de caza, vuelen al ras de las copas de los arboles y en zig-zag. Esa será su salvación”

Con lo anterior Pabón no pudo hacer puntería y el artillero paraguayo disparó sus ametralladoras, en unos segundos el motor del Osprey comenzó a humear, y esto ocasionó la inmediata caída en picada de la aeronave herida.

A las 0940 horas, Peralta sobrevoló el lugar del derribó constatando que no había sobrevivientes.

12 de agosto de 1934, Combate aéreo de Madrejon (Fuente propia)

Capitán Carmelo Peralta y teniente primero Rogelio Etcheverry

Escuadrilla de Wibault 73 C1. Camuflados en la espesura del monte (Museo Militar Asunción)

Isla Poí o Villa Militar como era conocida también, fue la principal base aérea paraguaya al iniciarse el conflicto, mientras que Bolivia desplego sus aviones principalmente en Villa Montes, asimismo se usaron numerosos aeródromos de campaña, en apoyo a los fortines desplegados en el desierto chaqueño.

El papel de la aviación naval paraguaya, aunque pequeño, fue importante, tenía en servicio tres aviones, un hidroavión Savoia 59 bis (R-1), un hidro CANT 10 Ter (R-2) y un SALM con ruedas (R-4), que sirvió como entrenador. En 1933 se añadieron a la fuerza dos hidros Macchi M18 (R-3 y R-5), que se usaron como transporte, principalmente entre Asunción y puertos a lo largo del Río Paraguay, también como reconocimiento, fotografía aérea y bombardeo, principalmente en la región del Norte y en el área de Bahía Negra.

Savoia 59 Bis R-1 (Portal Guaraní)

La Guerra del Chaco, fue el primer conflicto en territorio americano donde se empleo la novedosa arma aérea, si bien no fue decisiva, permito experimentar en estas latitudes de una nueva herramienta en el arte bélico, a pesar de las limitaciones que provocaba la geografía polvorienta del desértico chaqueño sumamente agresivo para la maquinas, tanto bolivianos como paraguayos se adaptaron, demostrando capacidad técnica y coraje, realizando numerosas misiones de transporte, reconocimiento, bombardeo y caza, que quedaran en la historia aeronáutica militar.

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4 COMENTARIOS

  1. Felicitaciones por este articulo que ayuda a que los interesa a por la historia sobre este conflicto en especial lo que concierne al empleo de la aviación en ambos lados, aunque debo observar dos cosas: la foto referente a Rafaél Pabón, no es la de él, al parecer era la de un amigo piloto de Estados Unidos, y usted no es el único que ha difundido una foto equivocada, por lo que su error es involuntario. Lo segundo tiene que ver con la cantidad de victorias aéreas, la aviación Boliviana tiene más victorias aire-aire y el Paraguay más derribós de aviones bolivianos por fuego antiaéreo, se que hasta ahora los historiadores de ambos países no se han puesto de acuerdo, Bolivia reclama como mínimo 3 victorias aire aire y el Paraguay sólo reconoce dos pérdidas aire aire. De todo a modos nuevamente gracias por su trabajo.

  2. Leo siempre con sumo interés detalles de aquella desgraciada guerra entre dos países hermanos. Es una manera imaginaria e idílica de rendir tirubuto a mi padre que inicialmente como Tte. Segundo, sirvió casi durante tres años al ejército paraguayo en aquellas infernales inmensidades.
    Con su permiso, mi teniente!!

  3. Mi abuelo, veterano paraguayo de la Guerra del Chaco, recordó alguna vez haber presenciado ataques aéreos bolivianos, bombardeos para ser más precisos, y sus terribles resultados. Esta fue una guerra brutal y sangrienta, peleada en un terreno impiadoso para ambos bandos, que a veces era menos contemplativo que el propio enemigo. Mis respetos para los que lucharon y murieron, y a los que sobrevivieron de esa guerra fratricida, y por supuesto el más afectuoso recuerdo a mi querido abuelo, ya fallecido hace muchos años.

  4. La guerra del Chaco es el conflicto más sangriento de suramérica del siglo XX y pese a estar cerca del centenario del inicio de esta guerra, creo que ambos pueblos conviven sin resentimientos, se podría decir que tras el cese de hostilidades, los soldados de ambos bandos confraternizaban como si la lucha fraticida hubiera sido un evento deportivo, se miraron con curiosidad unos a otros. Nuestra enemistad sólo fue en tiempo de contienda y hasta en ese tiempo hay testimonios de comportamiento honorable entre soldados.

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