En estos meses recientes hemos podido ver a China como el principal productor de títulos en las secciones de internacionales de todos los diarios del mundo. No solo fue la aparición de un nuevo virus altamente contagioso en una ciudad industrial clave como Wuhan que se extendió a todos los continentes con excepción de la Antártida convirtiéndose en una pandemia que puso en jaque la capacidad de resistencia de todos los gobiernos, la fortaleza de los sistemas sanitarios y la capacidad de respuesta económica a un caída en el comercio y la actividad sin precedentes. China también ha protagonizado incidentes con sus vecinos, un choque por la ZEE de Malasia y enfrentamientos letales con tropas indias en el disputado Valle del Galwar en la frontera de ambos países. Sus diplomáticos han comenzado a desarrollar una diplomacia de “lobo solitario” para responder los ataques a la nación. Pero un hecho resalta sobre los otros que ha sido el avance de la Ley de Seguridad Nacional sobre la región administrativa especial de Hong Kong amenazando las libertades y la forma de vida que sus habitantes heredaron del dominio colonial británico.

Es iluso creer que el gobierno chino no comprende las  implicancias negativas de sus acciones. Pero tampoco se puede decir que haya sido vacilante; el gobierno no solo no dio un paso atrás en Hong Kong, tampoco dudo en ocultar información temprana sobre el brote de coronavirus o poner en stand by sus actividades militares.

Fuente: Albuquerque journal

La comprensión del presente parece ser muy diferente hacia dentro del liderazgo chino. Al parecer no parece importar la competencia entre los dos candidatos presidenciales de EE.UU. por quien será más duro con China en la futura administración, tampoco parece contemplar la solidaridad que Taiwán desarrolló con los hongkongers ni el enfriamiento de las relaciones con una economía del tamaño de la India que se transformará en la cuarta a nivel mundial en el final de la década. En base a lo expuesto se puede pensar que hay una determinación a que todas las acciones que se llevaron a cabo son inevitables o que China actúa en respuesta a las fuerzas inherentes en el sistema internacional actual, pero lo que puede estar ocurriendo es que el gobierno chino este contemplando que las reacciones negativas no van a poder ser capitalizadas y que el proceso de toma de decisiones está alejándose cada vez más de la reflexión, la participación amplia y el consenso interno.

Fuente: Xinhuanet.com

Y por qué en este momento? Es probable que Xi Jinping entienda que hay una ventana temporal ya que el principal rival que es Estados Unidos enfrenta una fuerte división interna que puede no durar mucho, que Japón no ha logrado aún desatar sus constricciones a las capacidades militares y superar su estancamiento económico pero no abandona estos como sus objetivos, una India que institucionalmente parece retroceder pero no en las métricas de poder mundial y una Europa que brega por un liderazgo francoalemán que enfrenta dificultades pero que eventualmente se va a afianzar.

Además la pandemia infligió un dolor considerable a economías avanzadas pero eventualmente se recuperarán en 2 o 3 años en el peor de los casos. Los Estados Unidos van a superar la elección y pareciera que cualquier ganador va a continuar la forma de abordar a China como un gran poder revisionista iniciada por Obama y continuado por Trump. El éxito en la contención del virus podría hacer que Taiwán sea promovido aún más en el ámbito mundial. Alemania tendrá un nuevo canciller y la UE al parecer pronto elaborará una doctrina que podría llevar el nombre de Sinatra para lidiar con China “a su manera”, como el éxito del cantante norteamericano (My Way). El Reino Unido prometió verificar su política de inversiones y dar pasaportes a los hongkongers, además de volver con sus naves de guerra al Pacífico.

Tal vez es este el tiempo que deben aprovechar. Aún un resultado a medias en la consolidación de poder tanto interno como externo podría servir y aún estos tiempos dan la oportunidad de fallar sin los costos de los días normales. No hay garantías que una vez que todo pase Estados Unidos pueda desarrollar la estrategia que pueda contener o contrarrestar los avances de China de manera efectiva y ya eliminada la amenaza de una revolución de color en Hong Kong, la seguridad en la supremacía e incuestionabilidad del PCCh y su líder se van a afianzar. Los vecinos intimidados podrían aceptar las acciones recientes como una pequeña muestra de una determinación mayor China, tal vez algo que es mejor aceptar que mostrarse reactivo, puede ser una opción poco abordable. Los aliados de EE.UU. como India, Japón y Corea del Sur podrían esperar no confiar en el próximo Presidente norteamericano y desarrollar cada uno su propia variante de estrategia más autónoma que va a carecer del peso para balancear a Beijing.

Las ganancias hoy podrían ser transitorias y hay posibilidad de que acarreen costos, pero también pueden transformarse en un pleno del difícil casino de la política mundial. Maquiavelo decía que había que saber entender el momento y aprovecharlo.

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