Aunque ya antes de la aparición de la pandemia de coronavirus había hablado de la guerra híbrida y el uso de la propaganda como parte de esta guerra, hoy ha quedado más en evidencia ante la enorme campaña de propaganda realizada por el gobierno chino desde el inicio de la crisis.

En un primer momento, fue la ocultación de información y la persecución de todos quienes en China divulgaron información sobre lo que estaba ocurriendo. Esta fue la principal causa de que el virus tenga alcance global y, como varios estudios han estimado, si China hubiera alertado al mundo apenas detectó el brote, el alcance de la enfermedad podría haber quedado circunscripto a una pequeña región y su impacto podría haber sido entre 85 y 90 % menor. A causa de la decisión del Partido Comunista Chino de ocultar la información, al día de hoy tenemos una cifra oficial de más de 195.000 muertos, a los que hay que contar los que no han sido informados.

A esto hay que sumar la presión que ejerció China sobre la Organización Mundial de la Salud para que ésta minimice en los comienzos el peligro que significaba el virus, menospreciando las alertas dadas por Taiwán y Corea del Sur sobre que la realidad del virus era mucho más seria.

Luego China continuó mintiendo, indicando que el virus había sido controlado en Wuhan, mientras extraoficialmente se mostraba que la situación estaba aún fuera de control. Esto llevó a que en algunos países se tomen medidas equivocadas, pensando que era fácil contener el brote y que China lo estaba logrando. Muchos periodistas, inocentemente o intencionalmente, destacaron el “éxito” chino, cuando este en realidad no existía. La experiencia en todo el mundo, donde hasta los países más exitosos solo lograron amesetar la curva de contagios, pero no han podido vencerla, es la prueba más evidente de la mentira china.

Hoy, ya son pocos los que creen en las cifras oficiales chinas, y al gobierno chino ya ni siquiera le interesa publicar un número creíble de infectados y muertos, simplemente han aceptado el título de mentirosos y poco les importa. Su objetivo en este momento se enfoca más en mostrar que otras grandes potencias, especialmente Estados Unidos, manejaron peor la situación.

Lo mismo se puede decir de otros países con poca o nada libertad de expresión, como Rusia, Irán, Corea del Norte y, más cerca, Venezuela, Cuba y Nicaragua (país que singularmente informa un aumento en muertos por neumonía, pero indica solo once casos de coronavirus).

Ahora, lo que también se pone en duda es la versión oficial china de que el virus se originó en el mercado de Wuhan, debido no solo a que un tercio de los primeros infectados no tenía relación con dicho mercado, sino a que la información genética que hoy se conoce del virus indica que éste es una creación de laboratorio con genes de otros virus insertados para que pueda infectar humanos.

Si bien personalmente al día de hoy, con la información disponible, no creo que China haya esparcido el virus intencionalmente (ya que será uno de los países más golpeados, no solo por el virus, sino también por la crisis económica que se viene), sí creo muy factible que estamos ante un “nuevo Chernobyl”. En este caso, creo muy posible que el virus nació como arma biológica, como han desarrollado desde hace muchos años varias potencias, pero que, por alguna falla de seguridad, infectó a trabajadores del Instituto de Virología de Wuhan, donde se habría desarrollado el virus, tomando como base un coronavirus existente en murciélagos, al que le agregaron proteínas del virus SARS y del virus del HIV, para facilitar el acceso del virus a la células humanas (más información se puede ver en: https://www.youtube.com/watch?v=Gdd7dtDaYmM&feature=youtu.be y en https://www.clarin.com/internacional/coronavirus-documental-asegura-partido-comunista-chino-oculto-sintetico-filtro-laboratorio_0_OpbKFVhUF.html ).

No hay otra explicación, más que el hecho de que el virus sea un arma biológica, a por qué los científicos en Wuhan le hayan incorporado proteínas que faciliten la infección de humanos.
La manera en que el gobierno chino inmediatamente creó la historia del mercado de Wuhan, la intervención del Instituto de Virología por parte del Partido Comunista Chino y el silenciamiento de toda la información dejan la idea de una necesidad para impedir que se difunda la información de que el origen de la pandemia no haya sido más que una grave falla de seguridad y el reconocimiento por parte de China de que está trabajando en armas biológicas. Por este motivo creo que jamás reconocerán que esto pueda ser posible.

Hasta ahora, lejos de reconocer el engaño, el gobierno chino se ha esforzado en aumentar su campaña de propaganda, por un lado, enviando “ayuda” a muchos países (que en muchos casos terminó siendo inservible debido a fallas de calidad) y a la vez empleando su aparato de difusión a través de medios de comunicación sostenidos por ellos. Así, por muchos días lograron convencer a muchos de que ya tenían la situación bajo control y hasta intentaron difundir la idea de que el virus era un arma biológica que Estados Unidos había desarrollado y liberado en Wuhan, la cual dejaron de lado cuando nadie la tomó muy en serio.

Lo que sucede hoy nos deja dos cosas muy claras: Una es la importancia de la libertad de prensa y de expresión, porque cuando el estado tiene todo el control de la información, como ocurre con China, somos más vulnerables. Ya el mundo lo vivió con Chernobyl, cuando la Unión Soviética ocultó información y minimizó los resultados del desastre que habían hecho. Hoy lo vivimos nuevamente con otro estado comunista.

Lo otro que nos queda claro es que China es una potencia peligrosa, no solo por sus intereses de dominio y el espíritu antidemocrático del Partido Comunista Chino, sino por la persecución a las libertades que existe en su territorio, que hoy el planeta entero está sufriendo, y porque queda clara su incapacidad para trabajar con seguridad en cuestiones tan peligrosas y sensibles como pueden ser los virus o cualquier otra arma de destrucción masiva.

Articulo gentilmente compartido por Santiago Rivas.

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Santiago Rivas
Periodista egresado de la Universidad Católica Argentina, especializado en temas de defensa, geopolítica y aviación. Corresponsal en América Latina para IHS Janes y otros veinte medios internacionales. Historiador en temas militares, con dieciocho libros publicados hasta la actualidad, en Argentina, Brasil, Francia, Austria, Alemania y Gran Bretaña. Director en Pucará Comunicación, organización especializada en consultoría y asesoramiento sobre aviación, política internacional, geopolítica, defensa, seguridad y mercado de defensa para empresas en América Latina.

4 COMENTARIOS

  1. Una lastima que Santiago Rivas se preste a reproducir propaganda barata, clasica de tabloides amarillos. Las fuentes que cita son poco serias y parciales, por mas que el tiempo le demuestre la razon (y tal vez sea probable) hay que ser mas serio con difusion de informacion tan sensible, no comprobada, en medio de una pandemia. De hecho casi toda la comunidad cientifica sigue sosteniendo que es una mutacion natural. Si quieren hacer propaganda proestadounidense diganlo de frente que nadie se va a asustar a esta altura.

  2. No se lo referente a este caso, pero que comunismo SIEMPRE actua de la misma manera y son millones la victimas por ese proceder desde hace más de 100 años.
    Ocultan, echan la culpa a otros de los que ellos producen y en este caso no veo la diferenclo proveniente de la izquierday hasta hay idiotas que llevan la hoz y el martillo como emblema y la cara de sus asesinos en las remeritas como proceres..

  3. USA no nesecita publicidad ya que es de conocimiento publico el desastre en NY…..lo de China es clasico de la epoca de la Guerra Fria…!!

  4. Ninguna potencia tiene las manos limpias. Cada una, a su manera, oculta los desastres que causa. China no es una congregación de santos, pero no son ni remotamente los únicos jodidos del barrio.

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