Se difundió en algunos medios israelíes, ha habido una revisión del enfoque del programa de rearme de las Fuerzas de Defensa israelí (FDI).

Aparentemente, parte del equipo militar que se planeaba comprar a los Estados Unidos a caído “bajo el cuchillo”, según divulgó el medio Topwar citando a una fuente. Una de las compras que más amenaza sufre, debido a esta nueva revisión, es la adquisición del avión de combate F-35 de Lockheed Martin.

Por otro lado, The Jerusalem Post, informó sobre la negación de las FDI de comprar un escuadrón de 12/14 unidades de los convertibles V-22 Osprey, a pesar de indicar la necesidad de adquirirlos. También, publicó que se está decidiendo si se reemplazarán los helicópteros pesados Chinook por los Lockheed Martin CH-53K.

Sin embargo, y sin duda, el golpe más doloroso a la industria de defensa estadounidense podrá consistir en negarse a comprar un tercer escuadrón de los caza furtivos F-35. Se dijo que “es posible que sean desplazados por los aviones de combate F-15I de Boeing”.

La revisión por parte de las FDI, se presentan algo curiosas dado que la adquisición del equipamiento estadounidense estaba sujeto, en gran medida, a fondos asignados por Washington en forma de asistencia militar para Tel Aviv, hasta la próxima década. Es gracias a dicho fondo, que se financió la compra de los dos escuadrones Adir del F-35.

Israel explica su decisión, alegando que recortar los gastos de defensa se basa en la necesidad de redistribuir fondos del presupuesto militar para satisfacer necesidades más urgentes. Cómo por ejemplo, el centrar sus recursos en desarrollar tecnologías diseñadas a combatir los túneles transfronterizos que crea Hamas para infiltrar la frontera.

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