Nuevo problema para el cisterna Boeing KC-46 después de que, según publican varios medios en Estados Unidos, la compuerta de carga de la cubierta principal de uno de esos aviones se abriese en vuelo por un fallo en el mecanismo de cierre.
La apertura no fue total, pero podía haber sido catastrófica.
Como consecuencia, y hasta que se revisen los sistemas de cierre de los aviones o se diseñe uno nuevo, la USAF ha prohibido el uso de estos aviones como cargueros o para el transporte de personas ante el riesgo de que se abra otra puerta y como consecuencia de ello se pierda el avión con todos sus ocupantes. La USAF ha catalogado este problema como de Categoría 1, la más grave por, como decimos, su peligro potencial de causar una catástrofe.

Boeing ya está trabajando en la solución del problema.

Compuerta de carga de la cubierta principal del KC-46 con su sistema de ganchos de cierre.

Estos son tres ejemplos de accidentes que han ocurrido por apertura en vuelo de una compuerta de carga o similar.

El 3 de marzo de 1974, un DC-10 de Turkish Airlines que había despegado del aeropuerto de París Orly, se estrelló diez minutos después de despegar cuando la compuerta de una de las bodegas de carga se abrió y resultó arrancada. La despresurización de la bodega causó que el techo de esta, que es también el suelo de la cabina de pasaje, fallase y dos grupos de tres asientos cayesen a la bodega y fueron succionados al exterior con los pasajeros que los ocupaban.

Al hundirse el suelo se cortaron los cables que movían las superficies de control de cola se cortaron, dejando a la tripulación sin poder controlar los timones vertical y de profundidad. Murieron los 346 ocupantes del avión.

Un año después, el 4 de abril de 1974, la USAF perdió un C-5 Galaxy después de que se abriese en vuelo la rampa trasera. También perdió el control de las superficies móviles traseras. 138 de los 314 ocupantes murieron en el aterrizaje de emergencia.

El 13 de octubre de 1992, un An-124, en un vuelo de certificación de una nueva variante, en una prueba a alta velocidad, el radomo se desintegro e hizo que la compuerta frontal se abriese. La tripulación terminó perdiendo el control. De los nueve ocupantes sólo un ingeniero que saltó en paracaídas se salvó.

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