Con el escenario político posterior a los resultados de las elecciones PASO que arrojaron como ganador a la formula encabezada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, la Política de Defensa entra en el terreno de la incertidumbre y parálisis de cara a los próximos meses, sumado a que durante la campaña, fuera de sus ámbitos específicos, la Defensa Nacional no ha tenido lugar en la agenda pública más allá de escuetos lineamientos planteados por parte de algunas de las fuerzas políticas.  

La administración Cambiemos ha llevado adelante una Política de Defensa basada en la necesidad de reconversión del instrumento militar haciendo foco en las misiones subsidiarias signadas por las nuevos escenarios y amenazas detallados en la Directiva de Política de Defensa Nacional de 2018. Como hecho característico, tienen preponderancia las misiones de apoyo a las Fuerzas de Seguridad en la siempre porosa frontera norte del país dentro del esquema normativo planteado por las Leyes Nacionales, plasmadas en el Operativo Integración Norte, que a su vez que fue la complementación y continuación del Operativo Escudo Norte, el cual fue prorrogado por el presidente Macri hasta su final en diciembre de 2017. En este sentido hubo una continuación entre la gestión actual y antecesora a pesar de las criticas esgrimidas por la Oposición, la cual, cuando estuvo al frente, diseño e implemento estas misiones originalmente con los Operativos Fortín I y II comprendidos entre los años 2009-2015

Desde lo presupuestario, dentro de la vicisitudes económicas de nuestro país, el aspecto más importante a destacar fue la mejora de los haberes del personal a través de los aumentos salariales y con el blanqueo de las sumas fijas no remunerativas incorporadas a los salarios del personal, para, tal cual lo estipulan las resoluciones de junio de 2019, reconocer “una adecuada jerarquización en relación con la capacidad, responsabilidad y dedicación que demanda la correcta ejecución de su actividad”

 En lo respectivo a las adquisiciones de material las mismas se han suscrito a compras puntuales y de oportunidad, pero haciendo hincapié en la recuperación de diverso material del Ejército argentino, tal cual se ha detallado previamente, basado en el plano logístico que enfrenta la necesidad de incorporación de nuevos medios. La adquisición de los camiones OshKosh 6×6 busca renovar y fortalecer esas capacidades que descansan hasta el momento en medios cuya vida operativa ya ronda los 40 años en algunos casos, como el de los venerables UNIMOG.

Buscando la mejora del entrenamiento de los pilotos de la FAA fueron incorporados aviones Texan II y Pampa fabricados por FADEA, esperando recibir otros 3 más este año, como su utilización para tareas de vigilancia y control del espacio aéreo. La modernización de los aviones Hércules C-130 demuestra otro punto de contacto positivo, la cual fue iniciada por la Gestión Rossi y continuada por Cambiemos, siendo actualmente sometidos a estos trabajos el TC-66 y TC-64. La baja de los Fokker F-27 Friendship sin un reemplazo, a la cual se sumará próximamente la del último de los F-28 Fellowship, de dilatada trayectoria en la fuerza, mermara aún más las capacidades de transporte que se concentrarán aún más sobre los C-130 que deberán ser complementados urgentemente con la adquisición de un transporte táctico medio, pedido plasmado durante el discurso del Brigadier Gnal. Enrique Armein con motivo de la celebración del día de la Fuerza Aérea el pasado 10 de agosto.

Durante las últimas semanas las noticias sobre avances concretos para la adquisición de los cazas ligeros KAI FA-50, con los cuales recuperar capacidades perdidas por nuestra FAA desde la baja de la familia Mirage en 2015, entra en la indefinición a las cual nos tiene acostumbrada la conducción política, la cual ve como prioridad, seria necio pensar lo contrario, mantenerse en el poder por los próximos cuatro años. Hecho lo cual debería replantearse frente a las posibilidades brindadas por el fabricante de transferencia de tecnología, como personalización del producto más las posibilidades que pueden abrirse a FADEA de cara al futuro.

Nada hace pensar que los contratos sustraídos con Francia para la adquisición de 4 OPV´s corran peligro, la primera de ellas de no mediar inconvenientes será entregada a la Armada Argentina a finales de año mientras que las restantes lo serán durante el próximo mandato presidencial. La situación económica reciente sacudida por el resultado de las PASO no hace más que acrecentar las dudas sobre la disponibilidad próxima de los fondos, teniendo como antecedente inmediato la paralización de los trabajos de construcción de las lanchas LICA llevados a cabo por el Astillero Rio Santiago a la espera de recursos para su finalización.

De cara a los próximos años será necesaria, frente a imposibilidad económica de adquirir nuevos medios, la modernización de las unidades de superficie, concentradas en las Meko 360 y 140, las cuales desde su incorporación entre mediados de los 80´, nunca fue llevada a cabo. Los trabajos ideados por los oficiales navales deberían comprender desde aspectos como la motorización, cuyas turbinas Rolls Royce ya no son fabricadas a la par que la adquisición de repuestos puede ser vetada por Gran Bretaña condenando a puerto a las unidades, como de los sistemas electrónicos y de armamento. Una necesaria actualización de la cual podrían participar empresas nacionales con la participación de empresas extranjeras dispuestas a realizar transferencia de tecnologías.

Las negociaciones iniciadas por la Armada Argentina para la incorporación de medios como los aviones de patrullaje P-3C excedentes de la US Navy debe ser el puntapié para la recuperación de la Aviación Naval, con los cuales vigilar y patrullar nuestro vasto litoral marino como a la de sus capacidades de reconocimiento y guerra antisubmarina.

 Los desafíos por delante son variados y complejos, abarcando desde el aspecto presupuestario, basado en la sustentabilidad en el reequilibrio de la relación entre gastos corrientes y de capital. El principal a enfrentar es evitar que una visión subsidiaria de las FF.AA se imponga, con la cual el roll de las misiones se invierta y el foco en lugar de se ser el empleo de las fuerzas de forma disuasiva y efectiva para enfrentar amenazas y agresiones de origen externo sea, en cambio, la de un roll supeditado al apoyo de las Fuerza de Seguridad basado en necesidades coyunturales. Con esta afirmación no se busca desdeñar de dichas misiones, como la asistencia a la comunidad frente a catástrofes o la participación en Misiones de Paz de la ONU, sino que, al modernizar el instrumento militar, desde la formación del personal, su entrenamiento, ejercitación y los medios utilizados, prime una recuperación de capacidades y recursos en función de las misiones primordiales, necesidad imperiosa que están por encima de ideologías y coyunturas políticas.

Si bien la Gestión Cambiemos no rompió los lineamientos generales que afectan a la Política de Defensa Nacional desde hace décadas, se han dado pasos concretos al iniciar procesos de recuperación de capacidades perdidas ya mencionadas, que fueron continuación de la labor de previas gestiones, como también la necesaria recomposición de sueldos del personal. La continuación de esta tendencia deberá ser acompañada de la voluntad y consenso político para recuperar el instrumento militar de la nación y su sostenimiento, lo cual no solamente significa cumplir mandatos constitucionales sino concretar las posibilidades de desarrollo tecnológico y productivo. La tarea por delante es inmensa y llevara necesariamente más de una presidencia concretaras, pero es preferible continuar y sostener los avances positivos iniciados a que estar constantemente empezando de cero cada 4 años.

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