El Mar de China Meridional, es una de los espacios marítimos más disputados de los últimos tiempos, con casi un tercio del comercio marítimo mundial circulando por allí, y siendo como si fuese poco, un territorio que alberga valiosas reservas de petróleo y gas, e importantes reservas pesqueras, que lo transforman sin dudas, en una zona de alto valor estratégico para quién pueda asegurarse su control.

Varios países de la región se disputan su soberanía, entre ellos, China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei y Taiwán, sin embargo, China se encuentra ejerciendo un importante control sobre la zona disputada, sobre todo en las Islas Paracels y Spratly, que se consideran entre las más importantes del territorio.

¿La estrategia de China para conseguirlo? Aumentar su infraestructura realizando trabajos de recuperación de tierras que sufren de inundaciones o que permanecen sumergidas permanentemente, para validar su reclamo de soberanía además de argumentar un derecho ancestral avalado por siglos de historia sobre prácticamente el 90 por ciento del territorio.

Desde el otro lado del planeta, Estados Unidos acusa a China de estar militarizando la región, instalando bases y radares militares en las islas disputadas. Como consecuencia, la Marina de los EEUU ha realizado varias maniobras en la zona con el objetivo de intimidar al gigante asiático. Así, la tensión en la región parece aumentar.

Con los RoboBoat chinos en la mira

Existe una creciente intranquilidad para aquellos que observan la expansión militar en la zona con gran preocupación. En un vídeo divulgado por una agencia de noticias china, se observa a un enjambre de 56 pequeñas embarcaciones no tripuladas que operan en el Mar del Sur de China. La misma representa una demostración rudimentaria, y es una práctica que la Marina de los Estados Unidos ha utilizado también en el pasado. Sin embargo, la hipótesis de conflicto resuena con mayor fuerza, si se evalúa con seriedad, lo que está en juego.

Las pequeñas embarcaciones no tripuladas se llaman RoboBoat y están destinadas a defender puertos e interceptar embarcaciones, y no deberían portar armas. Y aunque los de la filmación parecen no estar armados, nada impide que un futuro lo estén.

Así lo manifestó la compañía responsable de los RoboBoat, Yunzhou Tech Corporation, en la “Expo de Integración Civil-Militar” en Beijing en julio de 2017, cuando revelaron un bote similar no tripulado armado, generando todo tipos de dudas, sobre el uso que se le podría dar en el futuro a los RoboBoat.

La empresa alega que el programa se centró “en tecnologías de punta que podrían proporcionar una ventaja “asimétrica” ​​en un conflicto con los Estados Unidos”, dijo un vocero de la firma.  Es decir, tecnologías y tácticas más baratas que permiten a un adversario más débil explotar debilidades imprevistas en un oponente más poderoso.

Una vez que se logre armar al Robotboat, el mismo podría funcionar como un enjambre de mosquitos disparados en dirección a un objetivo que no tendría recursos suficientes para detenerlos a todos.

A pesar de que el programa no es costoso, muchos militares chinos no se encuentran del todo convencidos con el concepto de los Robotboat. El área más conservadora del Ejército Popular de Liberación prefiere centrar los recursos en mejorar y expandir sus fuerzas militares convencionales y ya establecidas, en oposición a tomar riesgos con tecnologías que todavía no han sido probadas.

Washington y Pekín continúan tirando de la cuerda a medida que las tensiones aumentan, y los chinos muestran ninguna intención de detener sus pretensiones soberanas sobre la zona en disputa.

Las autoridades chinas condenan la presencia militar estadounidense en la región, que ha aumentado considerablemente desde el año pasado, con la presencia incluso de grupos de ataque y portaaviones bajo el pretexto de defender la libertad de navegación en aguas internacionales.

China tacha dichos actos, como un acto de provocación e injerencia estadounidenses, en un asunto que puede resolverse mediante la negociaciones entre los países de la región sin necesidad de la injerencia de estados extra-regionales.

Lo cierto es que el crecimiento económico y militar de China, sumada a su influencia en la región y otras zonas del planeta, han despertado particular interés en la Agenda de Defensa de los Estados Unidos como un asunto que afecta a la seguridad nacional. Tema que se ha vuelto central en la agenda de la administración Trump, como una problemática que presenta diversos desafíos, al tratarse de una potencia regional con vastos recursos militares, y no un país desprotegido al que se pueda burlar fácilmente.

Tal vez te pueda interesar: Supremacía China: aumenta su infraestructura en las islas artificiales del Mar de China Meridional


Correo Electrónico
Publicidad

Dejá una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.