Por Alejandro Moresi

Artículo publicado en la Edición N° 14 de la Revista Zona Militar

“Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo y está en condiciones para someterse a un amo, poco importa de dónde proceda este”

George S. Washington (1732-1799)

Desde el nefasto episodio del Submarino San Juan que conmovió a nuestra Nación, se ha vuelto  a despertar el debate acerca de la utilidad, finalidad y sentido de la defensa nacional en un país que carece de problemas o posibilidad de conflictos externos; creencia esta que se ha promovido durante los últimos años desde los gobiernos de turno y ha pasado a formar parte del saber popular argentino unilateral, ya que nadie con conocimientos o desde afuera ha corroborado semejante situación.

Según cita Rubén Montenegro en su artículo “Defensa Nacional: una Política de Estado todavía pendiente”[1], . . . “Resulta común advertir que con la llegada de nuevos gobiernos, casi rutinariamente, al poco tiempo surgen anuncios por parte de las flamantes autoridades, de “transformación”, “reestructuración”, “modernización” o “reformulación” de las FFAA”.

La realidad es que el nuevo gobierno no ha sido la excepción en este sentido, y allí está a los manotazos tratando de hacer una realidad a partir de cuestiones colaterales tales como la venta de activos, la modificación de la ley del personal de las FFAA, un nuevo plan de restructuración y reorganización del aparato militar, el reemplazo de militares por civiles en numerosos cargos de la orgánica castrense bajo el pretexto de lograr mayor eficiencia, o incorporar reservas, cuando no hay fondos para los que están cumplan las condiciones mínimas de tiro para hacer guardia, etc.; medidas todas estas que nada tienen que ver con la cuestión de fondo.

Aportando ideas, creo que nada de esto hace al problema real, que podríamos resumir en si el país posee o no una exacta dimensión de lo que es defensa nacional y la capacidad de ejercerla. Todo esto pese a que muchos estarán pensando que su objeto mismo se encuentra en el preámbulo de la constitución, que hay una ley de defensa nacional y otra de reestructuración de las FFAA, y que están complementadas por muchos decretos e innumerables resoluciones, todo lo cual en definitiva es simplemente papel y palabras. Como se dijera alguna vez “Una diplomacia sin Fuerzas Armadas es como una sinfonía sin orquesta, un cúmulo de papel con notas que casi nadie entiende”.

La realidad es que hace tiempo que la Defensa Nacional está en manos de ciudadanos poco aptos para su ejercicio, causa de ello es que en algún momento los militares se dedicaron a la política, 50 años, según Dante Caputo y debido a que no lo hicieron adecuadamente la decisión fue “eliminar la capacidad militar de intervenir en los asuntos políticos de la Argentina[2]. Se podría hablar de una verdadera política de estado, objetivo que se ha alcanzado de manera completa y cabal y la forma en que se implementó fue el ahorcamiento presupuestario, tal como lo muestra el gráfico de Stockholm International Peace Research Institute. Esta es la realidad actual, lo pasado es un hecho irremediable de existencia real y visible que no puede ser cambiado, solamente puede ser evaluado y estudiado para tomar de él las lecciones aprendidas.

Submarino ARA San Juan

Pero veamos qué pasa con la Defensa en la Argentina hoy:

  • Somos el estado que posee la 8va, extensión del planeta y muchas de las riquezas que poseemos son las que se presentan como esenciales en el transcurso del siglo XXI.
  • Decimos y acordamos que la defensa de los Recursos Naturales (RRNN) es una prioridad para las actuales y más aún las futuras generaciones, pero no tenemos como vigilarlos y menos aún como controlar e impedir los niveles de dilapidación que hay en nuestros bosques, mares y yacimientos mineros. Además sufrimos en forma continua y creciente los efectos perjudiciales del contrabando y narcotráfico; y pese a que se habla de miles de millones de pérdida por estas razones (sin mencionar el daño para las vidas humanas que todo esto conlleva), en contrapartida prácticamente no invertimos para intentar revertir el problema.
  • Hemos caído en la realidad de que tenemos un sistema de defensa nacional con fuerzas armadas prácticamente incapaces de sostener el ejercicio de la soberanía en ningún ambiente (tierra, aire, espacio o ciberespacio).
  • Un gobierno que habla de soluciones que tienen que ver con cuestiones marginales a la defensa pero nunca se trata el problema real, ¿quién protege la vida y la libertad de los argentinos?, ¿quién vigila el adecuado uso de sus RRNN?, ¿Tenemos los medios?
  • Hablamos creyendo que estamos seguros porque la ley dice que se llama “..seguridad interior a la situación de hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional”., como si se tratara de algo que puede encasillarse dentro de un límite geográfico; cuando en realidad vivimos en un mundo global, en el que un hacker puede sacar fotos desde nuestro celular mientras estamos en la intimidad del baño, o puede lanzar un ataque cibernético proveniente de China mientras toma un café en Plaza de Mayo, o un terrorista del otro lado del mundo nos puede volar una embajada o una institución. ¿Cuál es el interior y cuál es el exterior?

Parece que los responsables de la Defensa de los últimos 35 años tenían muy claro que hacer con las FFAA para que estas no tuvieran capacidad de hacer, pero no tan cristalina fue su visión acerca de qué hacer con el país y su capacidad de defenderse, no ya de sus propios ciudadanos uniformados sino de los peligros y amenazas externas.

Internacionalmente existe cierto acuerdo en que los sistemas estatales se basan en 4 ó 5 factores de poder dependiendo de cada pensador en cuestión (político, económico, psicosocial, militar y, según el caso, el científico tecnológico. Son factores de poder porque constituyen las herramientas esenciales para ejercer la soberanía. ¿Qué sucede cuando uno de estos factores es eliminado en la vida del estado?, dado que hablamos de un sistema, las relaciones que se destruyen al sacar uno de sus elementos son numerosas y difíciles de predecir en sus impactos colaterales, más aún cuando quien las aplica no conoce ni de sistemas, ni de defensa. Es sabido que al matar uno de sus componentes el sistema va a mutar, la pregunta es ¿la mutación seguirá obedeciendo al concepto de Estado de nuestra constitución o será otra cosa?

¿Qué ha sucedido con nuestro sistema de defensa?

Nuestro sistema de defensa ha sido destrozado, pero no sólo por el empobrecimiento y estrangulamiento  de las FFAA, sino por una falta de conocimiento de para qué sirve y como funciona[3]. Veamos, el Ministerio de Defensa dice “Asistimos al Presidente de la Nación, y al Jefe de Gabinete de Ministros en orden a sus competencias, en todo lo inherente a la defensa nacional y las relaciones con las Fuerzas Armadas dentro del marco institucional vigente[4].

En concreto el Ministerio de Defensa tiene 2 tareas básicas:

  1. Asesorar y conducir las relaciones con las Fuerzas Armadas, tarea que realiza a través de la Secretaría de Asuntos Militares.
  2. Asesorar en la conducción del sistema de Defensa Nacional (tarea que no se sabe si es realizada por la Secretaría de Servicios Logísticos Para La Defensa y Coordinación Militar En Emergencias o por la Secretaría de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa.

Según la Ley de Ministerios las tareas que antiguamente ejercía la llamada Secretaría de Planeamiento (siendo el planeamiento la acción básica para el ejercicio de la defensa nacional), fueron otorgadas a la Secretaría de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa que a la sazón no tiene secretario.

¿Qué hacemos los argentinos con nuestro Sistema de Defensa Nacional?

Básicamente, lograr lo que se planteó Alfonsín “eliminar la capacidad de intervención de las FFAA en la Política Nacional”, se implementó a través del control civil de las FFAA a través del Ministerio de Defensa, cosa que fue celebrado por los civiles y completamente aceptado por los militares que comprendieron los fracasos de sus aventuras políticas.

Pero el proceso no terminó allí, el tema en que se trabajó fue eliminar la capacidad de defensa y como dice el título del libro de Miguel Angel Silva “Al Enemigo Primero lo Descerebramos[5]. Este hecho nefasto para la defensa nacional ocurre cuando se modifica la Ley de Ministerios y se elimina la Secretaría de Planeamiento creándose en su reemplazo la Secretaría de Ciencia, Tecnología y producción para la Defensa, a la que se le pasan las responsabilidades de la primera.

La pregunta es: ¿si el artículo 3ro de la ley de defensa dice “La Defensa Nacional se concreta en un conjunto de planes y acciones tendientes a prevenir o superar los conflictos que esas agresiones generen, tanto en tiempo de paz como de guerra, conducir todos los aspectos de la vida de la Nación durante el hecho bélico, así como consolidar la paz, concluida la contienda[6], ¿para que se eliminó el planeamiento que es la base del sistema de defensa y que además es el responsable de delinear la configuración de la fuerza de defensa futura?; cuando por otra parte existen ya un Ministerio de Producción y otro de Ciencia y Tecnología, los cuales serían los ámbitos lógicos para manejar estos temas con una coordinación adecuada con el Ministerio de Defensa. Algunas respuestas posibles:

  • Como al enemigo hay que descerebrarlo primero, ya el problema no es eliminar las FFAA sino corroer el sistema hasta sus cimientos, aunque se destruya la capacidad de defensa.
  • Se facilita la creación de nuevos cargos y así satisfacer un tema clientelista, esto se hace de muchas formas y no es necesario eliminar los elementos que hacen a la razón de ser, de la defensa

Pero existe una realidad, a pesar de que lo que los políticos dicen a veces son sus intenciones, lo que realmente hacen es lo que está en la ley de leyes (el presupuesto, “¿Cómo ponerse en guardia cuando se piensa una cosa y se dice otra?”[7]). Que se hace con la Defensa puede ser rápidamente visto en el manejo del presupuesto de inversiones para la Defensa, ¿cómo es esto?:

  • Entre el 80 % y el 85 % aproximadamente de las inversiones de la Defensa se gasta en sostener una fábrica de aviones que no fabrica, un astillero de dudosa eficacia, un sistema de fabricaciones militares armado para hacer política, el desarrollo de programas de Ciencia y Tecnología que poco tienen que ver con lo que la defensa nacional requiere (lo cual es lógico porque no hay planeamiento), el mantenimiento de una Universidad que es una superestructura que poco agrega (y con bajo grado de eficacia) a la defensa nacional,
  • El resto entre el 15 y 20% aproximadamente, es la miseria que debe repartirse entre .las 4 fuerzas. ¿4 fuerzas?, sí las tres que todos conocemos y el Estado Mayor Conjunto, una nueva fuerza auto-desarrollada y políticamente sustentada cuyo único fin concreto ha sido generar más administración y menos recursos, empleado políticamente para entretener a las FFAA en planes que nunca pasan del papel, ahora serán cinco con la de Ciberdefensa (“divide y reinaras”, el resultado es que a la misma inversión se la atomiza hasta que nadie tenga nada),

Pero esto podemos decir que son cosas del gobierno pasado, pues el actual se encuentra bien encaminado y lo demuestra en el decreto 13/2015, donde claramente explicita las competencias del Ministerio de Defensa en su artículo 19.

Allí aquellos que conocen algo del tema, tuvimos la esperanza de la recomposición de una estructura básica orientada a sostener un sistema de defensa nacional, inicialmente posible y alguna vez confiable por sus reales capacidades.

La realidad, se ve en el decreto 42/2016, donde se expone una estructura basada en tres secretarias:

  • SECRETARÍA DE ESTRATEGIA Y ASUNTOS MILITARES: asesora y conduce la relación con las Fuerzas armadas
  • SECRETARÍA DE SERVICIOS LOGÍSTICOS PARA LA DEFENSA Y COORDINACIÓN MILITAR EN EMERGENCIAS: esta es realmente un invento que surge con el nuevo gobierno, y la lucha de poder entre los secretarios de diferentes partidos por manejar la mayor cantidad del magro presupuesto y finaliza con la solución política de crear un engendro que permite cerrar el sistema, (esta secretaría presupuesta, recibe el crédito, se lo otorga a sí misma, y compra a quien a ella le parece o cree conveniente, generando un sistema de dudosa transparencia que surge de su nombre mismo).
  • SECRETARÍA DE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y PRODUCCIÓN: en el último cambio, el ministro actual, decidió no nombrar al único secretario que tiene funciones y responsabilidades en el planeamiento del sistema de defensa nacional, no sabiéndose al día de hoy si esto obedece a que lo hace el ministro en persona, otra cuestión es que el planeamiento y equipamiento de la defensa futura, no resulta de interés nacional.

Concluyendo, creo que es importante que antes que mirar la paja en el ojo ajeno, es que se vea la viga del propio. Cierto es que la defensa requiere una reestructuración, pero eso demanda conocimiento, saber ¿para qué?, y lo más importante empezar por la cabeza, que de acuerdo con lo que se puede observar, está bastante desordenada.

Siguiendo los lineamientos de lo que se viene haciendo hace años con las FFAA y la defensa nacional (siempre con la excusa de optimizar y obtener mejores resultados) resultaría lógico poner ingenieros a manejar los hospitales, abogados a hacer puentes, médicos a defender delincuentes, aviadores a manejar barcos, etc. Por analogía todo tendría que funcionar bien, si semejante dislate resulta para las FFAA ¿por qué no va a funcionar en otras actividades?

Pareciera que lo que los militares con 30 ó 40 años de formación profesional hacen, lo puede hacer cualquiera. Pareciera que se desconoce en el Ministerio de Defensa que en los últimos 35 años muchos militares han ido a la universidad y poseen títulos de grado y maestrías iguales o mejores que muchos de los que ladran por ocupar cargos que parecen administrativos, pero que requieren de idoneidad y conocimiento del arte operacional.

Reformular la defensa es un problema político por definición con raíz en el mismo preámbulo de la Constitución Nacional, eliminarla o inutilizarla pareciera ser un objetivo de la sociedad política y ¿la sociedad real?, la que vive fuera del barullo de ideas confusas y filosofías extrañas, ¿Desea empeñar el porvenir de sus hijos, prefiere vivir bajo otra bandera?, es lamentable que tantos hayan dado su vida por esta Patria durante más de 200 años, para que en apenas en 35 la clase política deje al 8vo país en extensión del planeta y una de las zonas más ricas del mundo, indefenso a merced de quien decida tomarlo.

Brigadier Mayor Alejandro Moresi: Master en Dirección de Empresas. Master en Dirección de Recursos Humanos. Licenciado en Sistema Aéreos y Espaciales. Oficial de Estado Mayor(FAA). Analista Operativo(ARA). Aviador Militar/Piloto de Combate (FAA). Piloto de Transporte de Línea Aérea. Se ha especializado en Gestión de Proyectos, Administración de la Calidad, Derecho Bélico y Derecho Internacional Humanitario. Se ha desempeñado en múltiples cargos a lo largo de su carrera profesional en la Fuerza Aérea Argentina.

[1] Rubén Montenegro, https://www.zona-militar.com/2018/01/22/defensa-nacional-una-politica-estado-todavia-pendiente/ publicado 22 de Enero de 2018, consultado 25 de Enero de 2018

[2] https://pablorossi.cienradios.com/caputo-armada-argentina-no-le-creo/ minuto 07:10 aproximadamente, consultado 25 de enero de 2018

[3] La Defensa Nacional es la integración y la acción coordinada de todas las fuerzas de la Nación para la solución de aquellos conflictos que requieran el empleo de las Fuerzas Armadas, en forma disuasiva o efectiva, para enfrentar las agresiones de origen externo.

Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus habitantes. http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/20000-24999/20988/texact.htm

[4] https://www.argentina.gob.ar/defensa  , consultado 25 enero de 2018

[5]http://www.radarmalvinas.com.ar/09FEB%20DESCEREBRAR/DESC%200%20prologo%20ene08%20traba.pdf , consultado 25 enero 2018

[6] http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/20000-24999/20988/texact.htm consultado 26 de enero de 2018

[7] Virgilio, Eneida, V, 709

 

 

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4 COMENTARIOS

  1. CARTA ABIERTA AL SEÑOR PRESIDENTE DE LA NACIÓN, INGENIERO MAURICIO MACRI

    De mi mayor consideración y estima:

    Me he tomado el atrevimiento de escribir ésta líneas a mi Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Argentinas, hoy retazos simbólicos de lo que antaño fueran modernas fuerzas de vanguardia en la región y pioneras en el mundo, dentro de un sinnúmero de investigaciones y desarrollos.

    La Nación Argentina, Sr Presidente, como toda Nación soberana, es el fiel reflejo, como “casa grande,” de todos los argentinos que, día a día, se proponen estar un poco mejor y en un país más normal y previsible. Dicha casa grande, como cada hogar argentino, tiene momentos buenos y momentos malos; dichas y tristezas; opulencias y miserias, pero no deja de ser nuestro hogar de familia o de la Patria.

    Patria (del latín “patrum”), es la tierra de los padres, de nuestros ancestros; ora criollos, ora descendientes de inmigrantes como en su caso y como en el mío propio. La Patria debe necesariamente ser honrada y defendida hasta perder la vida, como fuimos educados aquellos que elegimos ser soldados del cuerpo de comando o del cuerpo profesional de cada fuerza armada.

    Nuestra vocación de servicio, se inculcó en nuestras sufridas familias desde el momento en que iniciamos el derrotero que, a cada uno, le fuera impuesto en bien de ese servicio. Sin embargo, dicha vocación no alcanza “en la vida terrenal”, para abonar los gastos de un hogar, que casi siempre conlleva desarraigos e innumerables mudanzas a los cuatro puntos cardinales de nuestra Patria. La queja entonces, es silenciosa, como en la letra del tango: “en la rebeldía del que es fuerte y debe cruzar los brazos cuando el hambre llega”. Aquí no existen tratamientos “sobre tablas” o “acordadas” de la SCJN para aumentar las dietas por dichos desarraigos, o canjes de pasajes aéreos en consecuencia; solamente vocación de servicio.

    El soldado no sabe de piquetes; no sabe de pronunciamientos; no sabe de paritarias, ni mantiene sindicatos. El soldado vela por su Patria y por sus habitantes todos los días del año, y aún retirados del servicio activo, cual es mi caso, seguimos estando en la reserva operacional y en vigilia. No se confunda Sr Presidente, las FFAA no son, como usted pudo pensar, 80.000 ociosos, ni tampoco existen 40.000 retirados soñando con futuros de pasados mesiánicos.

    Para los integrantes de las FFAA, aún hoy existe casi un 50% en su haber mensual que no tributa (mal llamado “en negro”) cubiertos por pseudos suplementos (limosnas de la vergüenza…) y el militar retirado, cobra, por ende, el 50% menos de haber de retiro que su par en actividad.

    Para el soldado no hay recomposiciones salariales ni paritarias que le definan sus magros incrementos de haber. Para él solo hay subordinación y valor, para defender a la Patria. Desde antes de 1982, comenzó un proceso desde dentro de las FFAA, proclive a desgastar a las mismas amén a lo que el propio Proceso de Reorganización Nacional había ya realizado luego de la guerra por Malvinas.

    En 35 años de democracia, la decadencia ya fue irreversible, tanto en material humano como en sistemas de armas. Nunca existía el presupuesto suficiente o éramos mala palabra. Solamente se sentaron en el banquillo de los acusados a una parte de la sangrienta historia vivida en los años 70. El resto, fue un gobierno oportunista y depredador de los interesas públicos. Ser militar, en democracia, fue un anatema, una mala palabra, un ser despreciable y despreciado, cobijado además por señores JJEEMM que, llevando agua para sus molinos, olvidaron a sus subordinados y a sus retirados, sumiéndolos en la ignominia, en la pobreza y en la marginación.

    Dichos señores, se decidieron por la obsecuencia de la genuflexión al burócrata de turno, más que al bienestar de sus tropas, de sus familias y de sus Fuerzas. Se olvidaron y se olvidan, que, la Patria, al igual que la casa de cada argentino, es un bien envidiable por el malviviente, que, escudado en un delincuente o en una potencia agresora, arrebata lo que no le es propio y uno no se da cuenta hasta que es demasiado tarde.

    Abogo ante usted, Sr Presidente, para que lleguen a sus FFAA y a los militares de su Nación, los logros de su gestión: la reparación histórica de las jubilaciones, el cumplimiento de los juicios oportunamente iniciados y cumplimentados con sentencia firme; el haber íntegro para el personal en actividad y en retiro y la equiparación con las actuales FFSS, en donde existen, a igualdad de jerarquías, diferencias en menos de hasta el 50%. Asimismo, se impone recuperar y modernizar el equipamiento militar, para dejar de ser una “sombra deshilachada y obsoleta”, a decir de su Graciosa Majestad de ultramar y lograr al menos, un poder disuasorio mínimo para con nuestros vecinos.

    Para finalizar, no termine cargando usted también Sr Presidente, con la desidia heredada de 35 años: un sistema de armas cada vez más obsoleto cuando no inexistente; vestuario y equipo vetusto e impresentable y una moral general del personal militar, poco menos que por el suelo. En lo personal, apoyo todo lo bueno que usted realiza y le hablo con la verdad, con una voz entre muchas, que seguramente no tendrá la relevancia de la de mis superiores, pero, como los veo ausentes, me atrevo desde el retiro, a hacerle llegar mis respetos y mi humilde opinión.

    Decía San Ignacio de Loyola, que el hombre se acuerda de Dios y del soldado, solamente frente y un peligro inminente. Pasado el mismo, Dios es olvidado y el soldado denigrado. No sea un hombre más de esos Sr Presidente.

    Muchas gracias y muy buena jornada.

    Teniente Coronel Veterinario (R) D Santiago Pablo Baggini
    DNI: 12.751.088

  2. Estoy consciente de lo que significa la Defensa Nacional pero creo que la nota tiene una visión parcial cuando recrimina las transformaciones, reestructuraciones, modernizaciones o reformulaciones en las FFAA ejecutadas por cada nuevo gobierno durante los 35 años de democracia, desde Alfonsín (1983) hasta la fecha, cuando el problema real, dice, se podría resumir en si el país posee o no una exacta dimensión de lo que es defensa nacional y la capacidad de ejercerla. Entiéndase por defensa: Todo el extenso territorio con sus riquezas esenciales para el siglo XXI (bosques, mares y yacimientos mineros); (tierra, aire, espacio o ciberespacio); la vida y la libertad de los argentinos y todo lo que hace a la seguridad interior, cuestionando a la vez ¿Cuál es el interior y cuál es el exterior? como si se tratase solamente de algo que puede encasillarse dentro de un límite geográfico, debido a que vivimos en un mundo global. Pero haciendo memoria ¿Cómo ejercieron la Defensa de la Patria nuestros militares en las distintas dictaduras? Teniendo en cuenta todo lo que se entiende por Defensa en los renglones anteriores: Dictadura de José F. Uriburu (1930 – 1932); Revolución del 43 (1943 – 1946); Revolución Libertadora (1955 – 1958); Revolución Argentina (1966 – 1973) y Proceso de Reorganización Nacional (1976 – 1983). Me refiero a las siguientes pérdidas: Empresas estatales, Tierras limítrofes, derechos laborales, terrorismo de estado, deuda externa, etc.

  3. ¿Cual sería la reacción si hoy, en los establecimientos educativos, se exhibieran cuadros de Onganía, Lonardi, Aramburu, Rojas, Lanusse, Videla, junto a los cuadros de San Martín y Belgrano?

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