Imagen cortesía de Rosoboronexport

Dentro de las flotas de submarinos más poderosas de América Latina, la Armada Argentina solía ostentar un puesto acomodado, pero claro, de eso ya paso mucho tiempo. En la actualidad, su proyección es casi nula,  y es que es de común conocimiento que su flota de submarinos dista de ser la ideal.

Pasaron ya poco más de cuatro meses desde que la tragedia del ARA San Juan sacudiera las noticias locales e internacionales y abriera el debate nacional sobre el estado general de las Fuerzas Armadas de  nuestro país.

A pesar de los esfuerzos colaborativos entre la propia Armada Argentina y la coalición internacional de búsqueda, poco se ha podido esclarecer sobre el evento del 15 de noviembre del 2017.

Pero la pérdida del ARA San Juan es sólo la punta del iceberg de un problema aún mayor, y es la incapacidad del Estado para hacer frente a los problemas de la soberanía marítima, puesto que es la primera vez en la historia del Comando de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina, que la misma cuenta sin el apoyo de submarinos. El comando de la Fuerza de Submarinos posee cero unidades operativas, dado que las dos unidades restantes, el ARA Santa Cruz y el ARA Salta,  no se encuentran en servicio. Alejados del agua, el ARA Salta se encuentra ya muy desgastado y sin baterías, y el ARA Santa Cruz esperando en un astillero para extender su vida útil.

El debate central surge de la cuestión sobre si se le buscará o no reemplazo al ARA San Juan, y de ser así, si se perseguirá resucitar algunos de los submarinos que quedaron abandonados del proyecto de re equipamiento naval de la década del 70 o si por consiguiente se procederá a adquirir uno nuevo.

El submarino ARA San Juan se encuentra perdido desde el miércoles 15 de noviembre

 

Seguir apostando

Entre los submarinos que quedaron abandonados luego de la cancelación del proyecto en los 90, el más potable de ser recuperado podría ser, tal vez, el ARA Santa Fe (S-43) que habría alcanzado un grado de avance en su producción de hasta un 75%. Sin embargo, habría que evaluar el estado del mismo y la perspectiva de finalizar su construcción, además del costo millonario, (se estima podría rondar los 60 millones de dólares).

En ese caso, también se podría acelerar la reparación del ARA Santa Cruz, que todavía espera por su reparación de media vida. Aunque claro, todo depende del estado real de los submarinos y evaluar el costo- beneficio de llevar a cabo dichos proyectos.

La realidad es que luego del proyecto de re equipamiento naval puesto en marcha en los años 70,  nunca más se volvió a abordar tal ambición.

Tanteando otras alternativas

Por otro lado, tenemos el reciente anuncio de la empresa rusa Rosoboronexport que ha comenzado, desde enero, la promoción de sus mini submarinos para el mercado latinoamericano. En este caso, se podría considerar la adquisición de este tipo de mini submarinos que bien podrían adaptarse a las necesidades de defensa marítima de la Nación.

La venta de mini submarinos rusos se considera un mercado en expansión con gran proyección para los próximos cinco años. La empresa afirmó que tiene varios interesados en África, el sudeste asiático, Medio Oriente e incluso en América Latina.

La compañía ofrece a asimismo la posibilidad de realizar diseños exclusivos para cubrir en su totalidad las necesidades de cada cliente, con la posibilidad de realizar a los modelos originales,  hasta 10 modificaciones.

Los mini submarinos funcionan como una versión reducida de los submarinos convencionales y fueron diseñados y creados para operar en situación de conflicto. El objetivo de la construcción de dicho prototipo surgió de la importancia que había adquirido en su momento el desplazamiento en zonas de conflictos los submarinos, y por ende se pensó en crear mini submarinos que fuesen más veloces y dinámicos y por consecuencia, más eficaces para el control oceánico y el patrullaje, resultando en una mayor capacidad de factor sorpresa para el enemigo.

Su uso en conflictos bélicos disminuyo notoriamente finalizada la Segunda Guerra Mundial, dada la naturaleza misma de los conflictos actuales, sin embargo estos mini submarinos no han perdido su protagonismo.

Hoy los mini submarinos poseen un alto carácter preventivo con tareas destinadas al patrullaje, vigilancia de puertos, misiones de búsqueda, e incluso la exploración oceánica con fines científicos.

Mini submarinos rusos

Los mini submarinos proporcionados por Rosoboronexport, cuentan con un desplazamiento de entre 130 a 1000 toneladas, y están diseñados para desenvolverse en diversas tareas de carácter militar o científico.

Entre ellas, se encuentra las tareas básicas de defensa de la frontera marítima mediante el patrullaje, tareas de reconocimiento en áreas designadas o reconocimiento electrónico. Tareas de exploración oceánica con fines científicos, establecimiento de barreras  mineras, desembarque  de grupos de reconocimiento y sabotaje, evacuación de personas en caso de conflictos.

Asimismo, los mini submarinos se encuentran equipados con armamento como torpedos y  minas, y pueden incluso equiparse con misiles de crucero con el objetivo de neutralizar fuerzas enemigas, destruir barcos de superficie o submarinos hostiles, o realizar ataques a objetivos costeros.

La propuesta es interesante y podría suponer una solución a la falta de unidades operativas dentro del Comando de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina.

Sea la recuperación del ARA Santa Fe o la adquisición de nuevos mini submarinos rusos, habrá que brindar alternativas y soluciones al vacío que dejó el siniestro del ARA San Juan, y proponer respuestas válidas y susceptibles de ser llevadas a cabo para la protección del vasto territorio marítimo que ostenta la Argentina.

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4 COMENTARIOS

  1. Dudo mucho que los minisubmarinos rusos se adapten a las necesidades de Argentina. Por lo que leí en otras notas (no de esta página), se tratarían de submarinos costeros, sin verdadera capacidad oceánica. Para darse una idea, el submarino TR 1700 puede alcanzar el Estrecho de Gilbratar, lo que lo hace un sistema ofensivo, en tanto que los minisubmarinos en cuestión carecen de dicha capacidad, pudiéndo realizar todas las tareas que muy bien describe esta nota, pero no muy lejos de las costas (defensivo). A mi juicio, las mejores opciones son acelerar los trabajos (si es que comenzaron) en el ARA Santa Cruz y, -si es viable- realizar reparaciones y modernizaciones en el ARA Salta para volver a contar con submarinos operativos, y luego (muy luego, por cierto), teniendo en vistas la vida útil remanente del ARA Salta (que para ese momento no debiera ser mucha) terminar al ARA Santa Fe con sistemas y electrónica moderna. Quizá sea mucho pedir AIP, pero soñar no cuesta nada. También tenía entendido que en su momento se había informado (la propia ARA si no me equivoco) que era factible la recuperación del ARA San Luis, por lo que si así fuese, y si la voluntad política acompaña, se podría contar con un submarino más. Creo que la desaparición del ARA San Juan, y la actual situación del Comando de Fuerzas de Submarinos, serán el termómetro que permitirá medir si la administración Macri tiene la voluntad de mejorar la Defensa en Argentina, o si por el contrario, decide seguir el derrotero de las anteriores.

  2. “Si no sabemos a dónde ir cualquier camino te lleva”. Parece de perogrullo pero a veces las cosas evidentes son invisibles a los ojos del analista, decía Einstein.
    La lógica implica hacer un análisis de prospectiva de amenazas (Ver Harper y Sullivan “La esperanza no es un método”), decidir una estrategia de defensa (Me inclino por el “Detente” del Gral Beaufre bajo la conducción de De Gaulle durante la Guerra Fría), plantear las acciones para restaurar el sistema de defensa (Hoy INEXISTENTE!!!), definir las capacidades esperadas (en el corto, mediano y largo plazo) y ponerse a trabajar.
    Debemos pensar fuera de la caja, por ejemplo incrementar el uso de armas robóticas o telecomandadas (Drones, vehículos autoguiados, naves autónomas, vigilancia electrónica, guerra electrónica, etc.) Todo esto YA EXISTE, ocurre que no quiero aburrir más aún.
    EEUU liquidó a Irak (Tormenta del Desierto 1) así como Israel lo hizo contra Egipto (Guerra de los Seis Días) con la anulación de su sistema de Comando y Control, en pocos días u horas. Después de eso, es un paseo.
    Para ejemplificar la situación de Corea del Norte y EEUU. El Presidente norcoreano para disparar sus armas nucleares necesita al menos llamar por teléfono para ordenar el lanzamiento. Si no puede hacerlo es lo mismo que no tener armas. Este tipo de sistemas de anulación electrónica es mucho más económico y se tiene en menos tiempo que 20 sistemas anti misiles (Y sus operadores debidamente entrenados). No fué una bravuconada de Trump cuando le dijo que tenía “un botón rojo más grande y que funcionaba”, en alusión a que tenía más armas y su sistema de Comando y Control estaba asegurado.
    Hay que dejar de poner amigos en las cuestiones de defensa y contratar especialistas que cambien el modo de operar (Siguen con los postulados de la 2GM, todavía se estudia en las Escuelas de Guerra el cálculo del esfuerzo con bombas de caída libre!!!) Las estructuras militares argentinas NO PUEDEN CAMBIAR DESDE ADENTRO, han sido diseñadas para cumplir ORDENES (Aún persiste el modelo Prusiano, sin lo bueno de los criterios de discusión fundamentada de los Estados Mayores. En Argentina el grado dá mágicamente conocimiento, increíble!!!) no para ser creativos (Curiosamente lo que se necesita en una guerra), Israel logró romper este modelo. Como cierre vuelvo a recomendar a Harper y Sullivan.

  3. La Argentina casi ni tiene Fuerzas Armadas, por ende tampoco flota de submarinos.
    Mérito de la famosa demodesgracias y sus politicos basura.

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