Imagen cortesía de Diario Clarín

El día de hoy, la Armada Argentina de la mano Enrique Balbi, informó en un comunicado oficial sobre la evidencia de una explosión ocurrida en el Atlántico Sur a pocas horas de que el submarino ARA San Juan emitiera su última señal la mañana del miércoles 15 de noviembre.

La explosión fue definida como una implosión dado que la misma se originó desde dentro del submarino y  fue descripta cómo “anormal, singular, corta, violenta y no nuclear”.

La información fue captada por sensores estadounidenses y agencias internacionales que se dedican a la detección de explosiones nucleares en todo el mundo. Balbi alegó que la pesquisa fue recibida y que no contaban con dicha información hasta el día de la fecha.

El informe notificó que el área de la explosión se encuentra en un espacio dónde la plataforma continental cae abruptamente de 200 metros hasta los 5.000 metros de profundidad ocasionando serias dificultades para la recuperación del submarino e inclusive la confirmación visual del hecho.

De haber caído dentro, el ARA San Juan sería casi imposible de rastrear. Asimismo se anunció también que dicha zona se encuentra rodeada de restos de otros barcos hundidos entorpeciendo la identificación del submarino.

Las familias de los 44 tripulantes,  al conocer la desalentadora nueva información, cayeron en la fatídica cuenta que sus seres queridos podrían estar fallecidos desde hace una semana.

Aun así, sin la hipótesis contundente de la explosión, los especialistas habían marcado un límite de 7 días para las reservas de oxígeno si se consideraba que dada las condiciones climáticas le habría sido imposible o poco posible al ARA San Juan mantenerse en la superficie la suficiente cantidad de tiempo para renovar las reservas de oxígeno necesarias para la supervivencia.

Asimismo, es importante destacar que el submarino ARA San Juan conservaba a bordo armamento que podría haber jugado un rol determinante en la causa o el alcance de la “explosión”.

A bordo del ARA San Juan se encontraban sus 6 lanzatorpedos, con una mínima carga permanente de torpedos SST-4 o MK.37.  También se discute la antigüedad del submarino (34 años) y sus capacidades operativas fundamentando que el submarino pudo haber sido llevado más allá de sus límites ocasionando el desgaste y las fallas técnicas que se dieron posteriormente. Son todas conjeturas a priori sin poder saber la verdadera naturaleza de los hechos.

Lamentablemente para las familias de los tripulantes, el escenario que actualmente se presenta no parece exhibir en el futuro próximo ni respuestas ni soluciones; y las familias, ya despojadas de cualquier efímera esperanza, deben lidiar con la reflexión lógica de una muerte segura.

Por su parte, la Armada Argentina aseguró que no pararán de buscar hasta no tener certezas e indicios irrefutables que se puedan corroborar sobre lo que le sucedió al ARA San Juan y sobre su actual paradero.

 

Publicidad

Dejá una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.