Zona Militar - Desde la Sociedad por la Defensa

Por Eduardo Trombetta. Licenciado en Políticas Públicas
IEERI (Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales)
Círculo de Legisladores de la Nación. CABA 02/09/2017

Imagen de portada: Marcelo Allende.

En los últimos años se viene insistiendo desde distintos medios: periodísticos, analistas especializados en temas de defensa y seguridad, políticos y miembros de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), acerca del escenario de deterioro y desafíos que presenta el control del espacio aéreo y el porqué de su necesidad desde distintas perspectivas.

Los factores que han marcado el deterioro pueden explicarse por motivos presupuestarios, falta de articulación entre poderes del gobierno, la ausencia de un marco legal claro en la materia, la desinversión de la Fabrica Argentina de Aviones (FADEA), la continua pero lenta instalación de radares primarios y secundarios para la FAA, la ausencia de provisión de capacidad de detección por debajo de los 5,000 pies y la dependencia de un sistema de comunicaciones que no satisface las necesidades que requiere el enlace de los componentes: Comunicaciones, Radarización y Medios Aéreos.

Otro factor que ahora se suma al análisis del estado de cosas es el ingreso de empresas privadas de transporte aéreo llamadas “Low Cost”, que constituirían un mercado de trabajo muy tentador para el personal civil y militar de la Fuerza Aérea que, debido a la falta de horizonte profesional y misión, pueden ver en el sector privado, la continuidad de su carrera como pilotos o técnicos del sector, por lo que la continuidad del personal o ingreso de nuevos recursos humanos a la FAA se vería socavada y solamente apuntalada por la inquebrantable vocación de servicio que históricamente han brindado a la nación.

Desafortunadamente, sólo cuando un evento extraordinario irrumpe en el escenario del control del espacio aéreo y es tomado por la prensa, la cuestión aparece en el debate público.

Por un lado la proximidad de la reunión en el país del G-20 (2018), que requiere niveles de seguridad con capacidades que no tenemos, y por el otro, la constante intrusión de aeronaves hostiles o vuelos ilegales que penetran el espacio aéreo argentino con poco o ningún control y baja capacidad de respuesta para su localización, como ocurrió con el caso del avión Mitsubishi que despegó el 24 de julio pasado desde el aeropuerto de San Fernando y fuera encontrado siniestrado un mes después en el delta del Paraná, con sus tres ocupantes fallecidos, hecho que mantuvo a la opinión pública en vilo por la dosificación de la información, generalmente viciada e imprecisa de lo que ocurre en nuestro cielo y que transmiten los medios de comunicación.

Episodios como el informado por la prensa en el día de hoy (02/09/2017) acerca de una aeronave clandestina que atravesó 600 kilómetros del espacio aéreo argentino durante 3 horas y que luego fue perdida por los radares en los Esteros del Iberá, muestran claramente que el sistema no se encuentra preparado para brindar la respuesta que requieren estas circunstancias.

Por otra parte, al considerar el tema, no debe solamente hacerse foco de manera aislada en las deficiencias puntuales o casuísticas, ya que se trata de un sistema integrado por 3 componentes de capacidades, las que no se exponen en conjunto o de manera integrada en los programas nacionales y presupuestarios, en las respectivas leyes de los años fiscales 2016 y 2017,y los factores que se van sumando para que la situación sea tomada seriamente por los tres poderes (Congreso, PEN y Judicial) que requieren de una revisión y solución a mediano plazo, decisiones que deberían tomarse entre lo que resta de 2017 y para el ejercicio presupuestario 2018 en adelante.

En estas páginas excluiremos analizar la cuestión del control del espacio aéreo para la reunión del G-20 de 2018, si bien es cierto que de avanzarse en la dirección correcta, el aumento de las capacidades del “Operativo Fronteras – Escudo Norte”, resultaría colaborativa con ese desafío.

Por el Decreto 1407/2004 se creó el SISTEMA NACIONAL DE VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACIAL, por el que se aprobó una planificación describiendo su propósito, concepto operativo y diseño, clasificación de seguridad y medios que componen la totalidad del Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial.

Quedó allí determinado, según el punto 2.1.5.1. Defensa Aeroespacial: Control Radar desde un nivel mínimo de 5.000 Ft (@ 1.500 mts.) sobre el terreno en la totalidad del país. Por lo que se infiere que fue una decisión política la que determinó el piso de detección, sin considerar otras alternativas y soluciones técnicas para la detección por debajo de ese piso.

Debemos recordar que a su vez, la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), es una sociedad del estado bajo la órbita del Ministerio de Transporte de la Nación (Ley 27.161 de julio de 2015), y que fruto de esa reforma de traspaso de los Servicios Nacionales de Aviación (SNA) de la Argentina al ámbito civil, la empresa EANA es prestadora de servicios de navegación aérea (PSNA) en la República Argentina y sus aguas jurisdiccionales. Opera en 47 aeródromos y aeropuertos y en 5 centros regionales de control de área (ACC).

De comparar la estructura actual de Radarización en el ámbito de la FAA con el que se encentra bajo control de empresas privadas, se desemboca naturalmente en la conclusión de que el mayor esfuerzo de producción estuvo dirigido al sector privado.

Ya en el año 2011 por Decreto 1091/2011 se establece el “Operativo Escudo Norte” con la misión de vigilancia y el control del espacio terrestre, fluvial y aéreo de jurisdicción nacional en las fronteras noreste y noroeste. Asimismo, en esa norma se instruye al MINISTERIO DE DEFENSA para que, en el ámbito de su competencia, adopte todas las medidas administrativas, operativas y logísticas necesarias para intensificar las tareas de vigilancia y control de los espacios de jurisdicción nacional por parte de las Fuerzas Armadas.

En el ejercicio 2012 con la creación de La Administración Nacional de Aviación Civil se incorporaron 2.071 agentes, de los cuales 1.627 pertenecían a la Fuerza Aérea y cumplían funciones de controladores aéreos.

Ya para esos años, se conocía que la flota de FAA de aviones de intercepción y lo que se denomina despliegue rápido, se encontraba en decadencia, por lo que en el presupuesto del año 2013 figura el síguete mandato “En 2013 se prevé el cumplimiento de los compromisos vigentes con la Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” (FAdeA S.A.) para el mantenimiento, modernización y producción de aeronaves, accesorios y componentes de material aéreo (aeronaves Pucará y Pampa)”.

Y paralelamente se le da a la FAA el siguiente cuadro de metas a cumplir:

Una reducción en las horas de vuelo al año entre 2012 y 2013 de más del 50%.

Mientras que dejaba en cabeza de la Dirección de Fabricaciones Militares “el desarrollo y fabricación de un radar primario tridimensional de largo alcance en el marco del Plan Nacional de Radarización del Espacio Aéreo Argentino”.

Resulta llamativo el desarrollo de los acontecimientos, ya que en el año 2004, es cuando se crea por Decreto 1407 el SISTEMA NACIONAL DE VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACIAL, con las características que hasta hoy se mantienen vigentes, pero no del todo acabadas.

Desde el año 2004 la FAA ha tenido que hacerse cargo, cada vez con menores recursos humanos y medios, del control del espacio aéreo nacional ya que por el Artículo 4to. Del Decreto 1407 se designa a la FUERZA AEREA ARGENTINA, en su calidad de responsable de la defensa, vigilancia y control integral del aeroespacio, Organismo Ejecutor del SISTEMA NACIONAL DE VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACIAL, quedando facultado para efectuar la totalidad de las tareas que demande la ejecución del sistema, en el marco de las responsabilidades que le son propias.

Pero como se ha visto, la mayor parte del esfuerzo fiscal para el logro de esta misión esencial fue derivada a la Administración Nacional de la Aviación Civil ANAC, sus tercerizaciones y la dilución de los planes de provisión de radares vía (FM-INVAP), aviones (FADEA) y sistemas de comunicaciones (con proveedores diversificados).

Pese a ello la FAA, logró en estos años llegar a un sistema que requiere de mayor presupuesto para alcanzar los objetivos que le plantea el presupuesto 2016 y 2017, a saber “Participar de la operación “Fronteras” contribuyendo al esfuerzo que realiza el comando aeroespacial en materia de control del espacio aéreo en la frontera norte. Y continuar con la planificación y conducción de las Operaciones de Vigilancia y Control Aeroespacial en la Zona de Defensa Aeroespacial Norte (ZODAN), en el marco del “Operativo Fronteras” creado por Decreto Nº 228/16 y sus contribuyentes, Resolución MD Nº 31/16 y Directiva JEMCFFAA Nº 01/16”. (Presupuesto 2017).

Este año aparece nuevamente la promesa de proveer de aviones para entrenamiento, con la compra de doce (12) unidades a la firma Beechcraft presumiblemente modelo T-6 Texan II.

De esta manera se cumpliría solamente con el primer escalón del entrenamiento de pilotos (ya que se trataría de la versión básica), mientras que el citado presupuesto reza: “En lo concerniente a la Fuerza Aérea, se postula la renovación del material que comprende el avión entrenador primario/básico, aeronaves tipo Caza Interceptor y de transporte de alcance mediano. Asimismo, se prevé el cumplimiento de los compromisos asumidos con la Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” S.A. (FAdeA S.A.), de mantenimiento y producción de aeronaves, la instrumentación de procesos de ampliación y continuidad productiva en el mediano plazo, así como la participación en proyectos con industrias aeronáuticas internacionales.”

En 2016 podía leerse que: “La mayoría de los programas que componen la función Seguridad Interior contemplan acciones inherentes a la preservación de la seguridad, la protección de la población y de sus bienes, y la vigilancia de los límites fronterizos terrestres, costas marítimas y fluviales y el espacio aéreo”.

En síntesis, desde el año 2004 tenemos referencias de la intención política de insertar a los medios de la Defensa Nacional en la participación de operaciones que hacen a la seguridad interior, y con la que la FAA, ha demostrado su mejor disposición; pero por otra parte, las distintas medidas tomadas, tanto en el plano legal como en el presupuestario, han jugado en contra para que esta integración de FAA en las tareas de Seguridad Interior y Defensa vinculadas, leguen a un punto de madurez en donde resulte que el uso de los medios físicos, recursos humanos y capacidades, conformen un todo, que mientras realizan su misión principal (La Defensa), puedan brindar el apoyo que las tareas de Seguridad Interior requieren en el escenario del Operativo Fronteras – Escudo Norte.

Dicho esto, y antes de introducirnos en el carácter propositivo de esta nota, es necesario comentar algún otro punto acerca del Decreto 1407 y del Decreto 228/2016 dos normas que en gran medida han dado forma al estado actual de cosas en aspectos complementarios pero no completos.

Como se ve en las ilustraciones, que son parte de los anexos del decreto 1407, la planificación inicial dividía el país en tres (3) zonas; Noreste, Centro y Sur, se definan allí dos (2) Centros de Operaciones Aeroespaciales de Defensa (COAD), al día de hoy solamente el de la ciudad de Merlo (Provincia de Buenos Aires), estaría en capacidad de funcionar como tal, y es a efectos de esta nota el que nos interesa.

También queda definido que: “El país estará dividido en Zonas de Defensa, que coincidirán con las Regiones de Información de Vuelo (FIR) de Tránsito Aéreo, cada una de las cuales contará con un Centro de Operaciones Aeroespaciales de Defensa (COAD) y un Centro de Control de Área (ACC)”. La citada norma no distingue entre radares militares y civiles sino que agrupa en el Plan la totalidad de los medios que se previeron en aquella oportunidad, según puede verse en su Anexo 1:

MEDIOS QUE COMPONEN LA TOTALIDAD DEL SISTEMA NACIONAL

DE VIGILANCIA Y CONTROL AEROESPACIAL

  1. TIPO Y CANTIDAD DE SENSORES: según detalle en esquema adjunto.

1.1. Radares 3D de gran alcance fijos: TREINTA Y SEIS (36) Radares

1.2. Radares 3D de gran alcance móviles: SEIS (6) Radares.

1.3. Radares 3D de corto alcance: NUEVE (9) Radares.

1.4. Radares 2D (actualmente Operando en FAA): CUATRO (4) Radares.

1.5. Radares Secundarios (RSMA – Contrato con INVAP S.E.): ONCE (11) Radares.

1.6. Radares Aerotransportados: TRES (3) Aeronaves.

El COAD de Merlo, centraliza toda la información de los Radares Militares y Civiles (cuando no hay carencias de transmisión) y a partir del análisis de la información recibida sobre el tráfico aeronáutico es el Centro donde opera el Comando, o sea, donde se encuentra el Oficial de la FAA con capacidad de ordenar una intercepción o un derribo.

De la cantidad de radares que deberían integrar el sistema, la FAA cuenta con 8, que están emplazados por encima del paralelo 29, como puede verse a modo de ejemplo en la ilustración.

De este esquema se desprende la necesidad de ampliar las capacidades de nuestra FAA en cuatro dimensiones, que para poder abordar seriamente las responsabilidades que surgen de la incompleta normativa son:

1) Radarización

2) Comunicaciones

3) Medios Aéreos

4) Normas claras a todo nivel

Además de la necesidad de un presupuesto dónde el programa “Operativo Fronteras – Escudo Norte” tenga asignaciones para la adquisición de los componentes materiales y humanos necesarios con afectación específica de los recursos financieros asignados en cantidad suficiente.

En cuanto al Decreto 228/2016, de DECLARACIÓN DE EMERGENCIA DE SEGURIDAD PÚBLICA, deben destacarse los siguientes puntos:

  1. a) Que la vigencia del “OPERATIVO FRONTERAS “fue prorrogada has el 31/12/2017 por el Decreto 50/2017 (creando una incertidumbre hacia el futuro, por su carácter de emergencia anual)
  2. b) Art. 5° —RADARIZACIÓN DE LA FRONTERA NORTE. El MINISTERIO DE DEFENSA dispondrá las medidas necesarias a fin de garantizar que la Radarización de la Frontera Norte permita un eficiente control y una efectiva disponibilidad de información en relación a la ocupación y tránsito diario que se despliegue dentro del espacio aéreo soberano, que permita la consecución de los objetivos fijados en el presente Decreto. A tales fines, las autoridades con responsabilidades primarias en la materia tendrán en cuenta las necesidades técnicas de los sistemas de Radarización con el propósito de lograr la optimización de los recursos existentes en orden a la consecución de sus cometidos.
  3. c) Que levanta el secreto militar para todas las definiciones que involucran las “REGLAS DE PROTECCIÓN AEROESPACIAL”.
  4. d) Que El Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina es la Autoridad de Aplicación del Sistema
  5. e) Que aclara ciertas normas necesarias, pero no de manera suficiente

Si bien estos decretos autorizan el derribo de aeronaves hostiles bajo ciertas circunstancias, la intención de este resumen es describir esquemáticamente una misión, que siendo principal como lo es la Defensa, la FAA pueda colaborar con ella activamente en la Seguridad Interior. En la situación actual, o sea, con los medios de que se dispone, la estructura de la misión tiene los siguientes componentes y capacidades.

DETECCIÓN: El atraso significativo en la adquisición de un mínimo de tres (3) Radares Aerotransportados resulta en una de las principales causas de las restricciones que presenta actualmente en sistema de control aeroespacial en el Operativo Fronteras – Escudo Norte.

1.6. Radares Aerotransportados: TRES (3) Aeronaves.

Un sistema de alerta temprana y control aerotransportado, o AEW&C (acrónimo en inglés de Airborne Early Warning and Control), es un sistema de radar aerotransportado diseñado para detectar aeronaves. Usados a gran altura, los radares permiten a los operadores distinguir entre aeronaves amigas u hostiles a cientos de kilómetros de distancia.

Su adquisición resolvería las dificultades de detección, seguimiento y comunicaciones, fundamentalmente por la gran capacidad de detectar aeronaves a muy bajo nivel, prácticamente a ras de tierra.

Además de subsanar las deficiencias antedichas, se debe destacar que Brasil y Chile cuentan con ese equipamiento, y en Paraguay se han registrado operaciones con unidades de los EEUU, lo que en la práctica resulta que esos países tienen la capacidad de realizar vigilancia para Alerta Temprana, lo que pone a la Argentina en una situación muy desventajosa, teniendo en cuenta además que la información recogida por esos aviones no suele ser compartida.

En definitiva, debido al alcance del Radar Aerotransportado, estos aviones extranjeros monitorean el espacio aéreo argentino, cosa que sucede como una externalidad de las misiones que esos países realizan. De esta suerte la Alerta Temprana de los vuelos se ha de considerar posible aún cuando la aeronave que sigue un patrón hostil, se encuentra en vuelo fuera del territorio de un país.

Este aspecto del Operativo Fronteras – Escudo Norte, hace a la integración regional, ya que bajo el supuesto de que se concrete la adquisición de AWACs propios, la Argentina estaría en condiciones de suscribir convenios de intercambio de información más creíbles, ya que lo que un avión puede detectar lo estaría confirmando con los controladores de los países vecinos.

COMUNICACIÓN: Las comunicaciones deben ser redundantes en todo el sistema de la misión, esta redundancia garantiza que la transmisión de información y órdenes de comando desde que se produce la detección de la aeronave hostil, no se interrumpirá hasta que finalice el caso. La comunicación es crucial ya que involucra todos los componentes del sistema y su redundancia puede ser asequible mediante la incorporación de equipos de microondas y fundamentalmente por una Banda Satelital propia de la FAA.

INTERCEPCIÓN: La intercepción se realiza con aviones PAMPA IA 63, pero para cubrir el espacio determinado por encima del paralelo 29, se requieren como mínimo 36 unidades. Este número surge de la concepción necesaria y típica de la escuadrilla mínima de tres (3) unidades por base de despliegue ligero, que pueden ser ubicadas en aeropuertos civiles y no solamente en bases militares, como se hace en todos los países del mundo.

Un plan a 5 años debería estar devolviendo a la FAA un promedio de 2 unidades por trimestre, y sería de bajo costo para el presupuesto quinquenal, mientras que, además se podría abrir la puerta a la oferta del citado avión a otros mercados. Como sucedió años atrás con el PUCARÁ, ahora discontinuado.

Las razones de llegar por lo menos a 36 unidades, están dadas por la necesidad de mantener en vuelo (x) unidades (considerando interceptor y reemplazo), otro número en alistamiento, y otra cantidad en mantenimiento, de manera que una cantidad cercana a 18 se encontrarían en condiciones de participar de manera simultánea en las operaciones de intercepción.

IDENTIFICACIÓN: Por un lado la identificación del vuelo hostil es propia del la primer etapa o paso, la DETECCÓN, por otro lado hay un segundo nivel de identificación que se produce cuando se establece desde el avión interceptor el contacto visual, esto confirma la clase vuelo hostil que ha sido detectado previamente por los radares. Del contacto visual se deriva el tipo de situación a la que se enfrenta el sistema. Es decir, puede ser una aeronave legal con fallas en las comunicaciones, un vuelo hostil premeditado con fines de comercio ilícito, o bien una aeronave que, por su condición de militar, o por su trayectoria hacia un blanco civil o militar con rumbo de colisión, se transforma en sí misma en un instrumento militar, un arma.

Sin el contacto visual y las advertencias avión-avión en persecución, el sistema pierde eficacia. El contacto visual es por decirlo de algún modo la salida de la incertidumbre que plantea haber detectado un vuelo hostil.

DESTRUIR: La opción militar es la última, sin embargo no puede considerase razonable que los aviones que parten a una intercepción no se encuentren artillados, ya que de tratarse de una amenaza del tipo militar o paramilitar concreta, no habría tiempo de realizar la intercepción por otros medios. La violencia es el último recurso del estado y se emplea de manera proporcional a la amenaza.

Una aeronave de la que se puede confirmar su intención de destruir un blanco militar o civil (planta de energía, edificio de gobierno, hospital, etc..) debe ser derribada inmediatamente. No hay lugar a dudas, y ese es el aspecto en que naturalmente actúa la Defensa Nacional.

De allí se deduce que la función dual de la misión Operativo Frontera – Escudo Norte, no contempla la acción de derribo para los vuelos hostiles no militares, con la alta probabilidad de error, daños colaterales, o problemas legales que implica. En estos casos la destrucción de una aeronave conlleva necesariamente la muerte de sus ocupantes.

De manera que el resultado de la misión está entre la disuasión y el desaliento de los pilotos que ingresan furtivamente a nuestro espacio aéreo. El aviador furtivo debe intentar muchas veces tratar de eludir el sistema, y encontrar siempre que es detectado y perseguido, con distintos tipos de consecuencias a las que se arriesga. Sus alternativas serán: Volver a un pista fuera del espacio aéreo argentino, descender donde le indica el controlador o piloto del avión interceptor, aterrizar por agotamiento del combustible dónde se sienta más seguro.

Las promesas presupuestarias, las normas imprecisas de difícil o imposible cumplimiento, las trabas legales, la falta de colaboración y sintonía entre fuerzas y países, las decisiones presupuestarias postergadas y diluidas, las demoras en la adquisición del equipamiento necesario y todos los otros factores que durante estos últimos casi 20 años han retrasado la puesta en marcha de esta intención política, han hecho de este escenario una debilidad que resultó en la carencia de un sistema completo y eficaz, claro está que puede mejorarse el actual estado de cosas en un plazo razonable y con un bajo presupuesto.

De completarse el “programa – misión Operativo Fronteras – Escudo Norte”, en sintonía con estos lineamientos, la decepción no será de la FAA y del pueblo de la nación argentina, sino de sus oponentes.

NOTA: Las figuras son al solo efecto ilustrativo y no representan posiciones reales.

Imagen de portada: IA-63 Pampa II perteneciente a la VI Brigada Aérea durante un reciente despliegue en el noreste argentino. Cortesía de Marcelo Allende.

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1 COMENTARIO

  1. Como en otros articulos de Zona Militar no se hace hincapié (resaltar la industria Argentina) en la necesidad de que las fábricas del estado tengan más inversión estatal que brinde respuestas a las amenazas planteadas en este excelente articulo o mejor un ensayo una tesis sobre como defender la “frontera norte” del narcotráfico.
    Esta es una guerra de media intensidad, o alta intensidad.
    INVAP produce radares. Produciría más y mejores radares si el estado invierte y controla eficientemente a su empresa estatal.
    FAdeA fabrica aviones. Produciría más y mejores aviones si el estado invierte y controla eficientemente a su empresa estatal.
    FM fabrica armas. Produciría más y mejores armas si el estado invierte y controla eficientemente a su empresa estatal.
    Y seguro que a las demás empresas estatales vinculadas a las tecnologías de Defensa le haría muy bien el mismo razonamiento.
    EN EL PASADO, TODAS FUERON SAQUEADAS POR LOS POLÍTICOS DE TURNO. NO FUERON SUS TÉCNICOS y PROFESIONALES LOS QUE “ROBARON”. LOS DIRECTIVOS PUESTOS POR EL EJECUTIVO FUERON LOS LADRONES. OJALA VAYAN PRESOS!
    Vuelvo a hacer hincapié en que el actual ejecutivo puede y debe dar el ejemplo de invertir en Industria Argentina. Sobre todo en un área tan importante como las industrias de defensa de Argentina.
    INVAP produciendo más y mejores radares. Seguro otros países los van a comprar. Ergo: ingreso de divisas que se reinvierten en INVAP …
    FAdeA produciendo más y mejores aviones Seguro otros países los van a comprar. Ergo: ingreso de divisas que se reinvierten en FAdeA…
    Siga usted.

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