Por Amy Butler | Daily Aerospace & Defense Report

02 de Septiembre de 2015 – Mientras Washington espera con impaciencia la noticia de un ganador para el nuevo contrato de desarrollo del bombardero, parece ser que este proyecto secreto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en realidad lleva en desarrollo mas tiempo del que sus oficiales han dejado entrever hasta hoy, con años de valioso trabajo de reducción del riesgo ya realizado.

La Fuerza Aérea comenzó a insinuar esta historia secreta en una reunión informativa del 01 de septiembre en el Pentágono de think tankers para esbozar un programa arraigado desde las negociaciones con el ex secretario de Defensa, Robert Gates, que formaron fundamentalmente un enfoque de adquisición atípica a este esfuerzo.

Este parece ser el comienzo de una inusualmente inteligente estrategia de comunicaciones de la Fuerza Aérea que conduce a un anuncio que podría llegar en días, o posiblemente semanas, en el que equipo ganador entre Northrop Grumman o Boeing/ Lockheed Martin va a construir el bombardero de ataque largo alcance (LRS-B: Long-Range Strike Bomber). También podría ser una respuesta a algunos que sugieren que su enfoque poco convencional era una crítica al cuerpo de adquisición del servicio, el cual cometio los principales errores en la gestión de los programas de la última década.

En la sesión informativa de 2 horas, la Fuerza Aérea esbozó algunos puntos clave de la estrategia de compras detrás de lo que se espera que sea un proyecto de más mil millones de dolares para desplegar de 80 a 100 nuevos, bombarderos furtivos. Se informó bajo las reglas de Chatham House, lo que significa que la información no puede ser citada a una persona específica. Un portavoz de la Fuerza Aérea presente en la sesión se negó a identificar el informador.

Sólo se les dio vistazos del programa. Pero estos apuntan a un esfuerzo mucho más maduro de lo indicado y respaldado por dinero que el gobierno ha repartido desde hace años para cada equipo, es decir, el próximo anuncio de un ganador del contrato de desarrollo no será la base del arranque de un nuevo programa, sino de uno que se viene desarrollando previamente.

A la vanguardia de este tranquilo compromiso esta el empuje de la fuerza aérea para mostrar que los costos serán contenidas en este proyecto; esto no va a ser otro programa B-2 o F-35 sumido en problemas técnicos y altos precios, declararon múltiples fuentes familiarizadas con el proyecto en la sesión informativa. Una fuente informada sobre el proyecto quedo “atónita” al descubrir que el costo de US$ 550 millones, citado en los últimos años por la Fuerza Aérea y Gates como un techo, en dolares del año fiscal 2010, para el costo Fly Away es un parámetro clave del rendimiento. El portavoz de la Fuerza Aérea Ed Gulick confirmó que este precio es un requisito.

El desarrollo estará a cargo de un contrato de costo más incentivos en cuotas, es decir, el gobierno asume cierto riesgo pero incluirá hitos de incentivos para garantizar que el contratista no obtenga beneficios sin avances. Múltiples fuentes dijeron que la Fuerza Aérea planea emitir contratos-precio-incentivos de tarifa fija para los primeros cinco lotes de aviones, entre 19 a 21 bombarderos totales. Los primeros cuatro lotes serán de precio fijo. El Lote 5 será a un precio que no deba excederse y el servicio renegociará los términos del Lot 6 y los siguientes, dijeron. Esto pone una presión significativa sobre el contratista ganador para mantener los costos bajos, y como excesos podrían afectar sus propios libros cuando comience la producción.

Un número no revelado de aviones se pueden comprar en la fase de desarrollo, como es típico, para soportar los requerimientos de ensayos terrestres y en vuelo, previos a la utilización operativa.

Esta estructura de contratación indica un alto nivel de confianza por parte de los supervisores en cuanto a la madurez de la tecnología que alimentara al nuevo bombardero, dice esta fuente.

Mientras Washington ha estado en el borde de su asiento para descubrir qué equipo atrapara el contrato, la Oficina de Capacidades Rápidas de las (RCO) de la USAF aparentemente ha estado trabajando duro en el manejo de la reducción de riesgos de trabajo con ambos contratistasdel programa desde que el secretario Gates emitió un memo clasificado sobre el LRS-B en febrero de 2011, de acuerdo a una fuente informada sobre el proyecto.

Gastes rescindió el programa NGB (Next-Generation Bomber/ Bombardero de próxima generación), el precursor de LRS-B. Ese proyecto anterior era mucho más ambicioso y caro, en parte debido a la suposición de que la aeronave podría operar casi de forma independiente, lo que llevó a unos requisitos complejos . El NGB habría tenido necesidad de ser capaces de su propia inteligencia y otras funciones que Lel RS-B conseguirá mediante el apoyo de una red de plataformas ya desplegadas por la Fuerza Aérea. Alguna vez escéptico de las promesas de la alta tecnología, Gates reinicio el proyecto con un enfoque de riesgo reducido de menor costo. Esta decisión fue tomada cuando F-35 estaba luchando con los principales problemas de costo y técnicos, lo que provocó escepticismo por parte de los líderes del Pentágono.

Esto probablemente condujo a la elección de la RCO como supervisor de adquisiciones, sin pasar por los cuerpos de adquisición estándar de la Fuerza Aérea, que se utilizan normalmente para gestionar los programas de cazas, bombarderos y armamento. El RCO reporta a un consejo de administración presidido por el jefe de adquisiciones del Pentágono Frank Kendall; el Secretario de la Fuerza Aérea Deborah Lee James, el jefe del Estado Mayor general Mark Welsh y la cabeza de adquisición de servicios William LaPlante también están en la junta directiva. Con Kendall como jefe, la Oficina del Secretario de Defensa tiene inusualmente profundo conocimiento de los entresijos del proyecto, tal vez una estrategia respaldada por Gates por diseño para evitar de nuevo que se aumenten los requisitos.

Debido a que la RCO está diseñada para integrar y desplegar de forma las nuevas tecnologías, a menudo esta más cerca del arte de lo disponible que otros agentes de adquisición. También esta, muy probablemente, informda sobre las tecnologías clasificadas disponibles, lo que podría incluir los trabajos clasificados detrás de la aeronave de inteligencia RQ-180 construida por Northrop Grumman para la recolección de inteligencia. Este avión espía furtivo de penetración, es probable que trabaje mano a mano con el LRS-B para recoger y transmitir las evaluaciones de inteligencia y evaluación de daños post ataque en misiones en el espacio aéreo protegido.

En el momento en que la RCO fue elegida, el cuerpo de contratación del servicio se le endilgaban críticas por los errores en la compra de un reemplazo tanto para el KC-135 como para el HH-60G, por lo que podría haber sido una maniobra política para aislar al LRS-B de un escrutinio similar. La oficina fue establecida en 2003 para actualizar rápidamente el sistema de defensa aérea para la protección de Washington después de los ataques terroristas del 11S. Es dirigida por Randall Walden (que antes supervisó la adquisición de aviones de inteligencia como el U-2, Global Hawk y Reaper).

Desde el memo de Gates del 2011, los dos equipos de contratistas han recibido fondos de reducción de riesgos para áreas específicas pensadas por el RCO por ser las más arriesgadas, incluyendo la integración del sistema de propulsión en la aeronave y el diseño de la antena, un desafío clave para cualquier avión furtivo que es intolerante a los nodos de comunicaciones sobresalientes, dijo la fuente. Un portavoz de la Fuerza Aérea negó a decir cuánto dinero se ha proporcionado, pero confirmó que ambos equipos son financiados. El informante en la reunión del grupo de expertos citó algunas pruebas de túnel de viento, pero no dio detalles sobre lo que se puso a prueba o se proporciono (modelos a subescala, demostradores, subsistemas). Una fuente sugiere que los equipos ya están más allá de la fase preliminar de revisión del diseño del proyecto, están “años más adelante” que lo que reconoció previamente la Fuerza Aérea.

El informante indico que el bombardero sería opcionalmente pilotado, lo que no ues na opción de diseño sorprendente. El tamaño relativamente grande de un bombardero pesado significa que el tamaño/penalización de peso/potencia para una cabina es bastante bajo. Además, los funcionarios del servicio querrían un avión pilotado para las pruebas, como las pruebas no tripuladas está sujeto a restricciones más espinosas. Hacer no pilotado” al bombardero equipándolo con el comando y el control adecuados y el software sería una adición relativamente simple, y los ganchos se construyen en si se desea hacerlo. Pero en el corto plazo el bombardero sera tripulado.

Aparentemente no hubo discusión en la sesión informativa de las armas a ser integradas para su uso en el bombardero y cuando serían operativas. El alcance, la velocidad y la carga útil tampoco fueron revelados.

Un pequeño número de aviones serán desviados lejos del programa para cumplir con las pruebas de certificación nuclear, una empresa rigurosa que requiere mucho tiempo. Pero eso se hará por separado y en paralelo al despliegue de la versión convencional, a mediados de la década de 2020, dijo la fuente. El servicio no quería que el debut operacional sea rehén de los desafiantes requisitos de certificación nuclear. El jefe del Comando Estratégico de Estados Unidos Adm. Cecil Haney dijo que espera que el LRS-B tenga una capacidad nuclear operativa alrededor de 2030.

El cableado, la redundancia y el endurecimiento necesario para cumplir con los requisitos de certificación nucleares se construirán en el bombardero desde el principio, lo que significa que no habrá diferentes “variantes” para las misiones convencionales y nucleares.

Oficiales de la Fuerza Aérea dicen que la estimación de costos de 10 años para LRS-B es de US$ 41.7 mil millones; es probable que este en servicio durante al menos 30 años.

El imperativo detrás del programa sigue siendo lo que ha sido en los esfuerzos de bombarderos anteriores – alta confianza en atacar a los blancos móviles más problemáticos, así como aquellos que se endurecieron y estan profundamente enterrados. Esto apunta a las defensas aéreas móviles, así como instalaciones de armas nucleares y nodos de comando y control subterráneos de adversarios que operan en espacio aéreo bien defendido. La necesidad no sólo es planificar la manera de atacarlos; también es clave para la estrategia de disuasión EE.UU..

Fuente: http://aviationweek.com/LRSBpeek

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