El crucero clase Ticonderoga USS Mobile Bay CG-53 junto al portaaviones USS John C Stennis CVN74 en el océano Pacífico. Foto: US Navy - Mass Communication Specialist 3rd Class Kenneth Abbate
El crucero clase Ticonderoga USS Mobile Bay CG-53 junto al portaaviones USS John C Stennis CVN74 en el océano Pacífico. Foto: US Navy - Mass Communication Specialist 3rd Class Kenneth Abbate

La USN y el Congreso están en una especie de confrontación sobre la fuerza de cruceros de la flota. Para extender su vida operativa, la Marina está pidiendo que la mitad de sus cruceros – CG en código naval – sean dados de baja ahora para luego volverlos al servicio a partir del 2019. El Congreso, temeroso que los que realizan los recortes de presupuesto del Pentágono decidan reducir la fuerza, insiste que los buques deben ser modernizados ahora y mantenerse en servicio.

Un nivel de disconformidad – si no rotunda desconfianza – se creó cuando el servicio cambió el requerimiento original del 2012 de decomisionar siete cruceros conforme a una estrategia de reducción de gastos a otra, donde la Marina quiere quedárselos, pero mantener temporalmente inactivos 11 de los 22 cruceros clase Ticonderoga bajo un plan de modernización. Muchos en el Capitolio sospechan que detrás de la retórica existe el deseo de ahorrar dinero mediante la baja de los buques.

Mientras tanto, la producción de nuevos destructores clase Arleigh Burke (DDG 51) continúa. Para algunos, estos DDGs, dotados con versiones más actualizadas del mismo sistema AEGIS que equipa a los cruceros, podrían reemplazarlos en sus tareas. Pero la Marina insiste que necesita a su fuerza de cruceros, y el tema genera algunas preguntas fundamentales: ¿Qué es un crucero?, ¿Cuál es la diferencia entre un crucero y un destructor?, y ¿Qué buque protegerá a la flota de portaaviones en el 2030?

Guardia Armado

Un portaaviones estadounidense en despliegue jamás está solo. Como guardaespaldas de protección, hay siempre un buque de guerra navegando cerca, raras veces más allá del horizonte, teniendo cuidado de cualquier amenaza y listo para actuar si fuera necesario.

Los destructores de un grupo de ataque de portaaviones normalmente se dispersaran, a veces en tareas que los alejan cientos de millas. Pero un crucero siempre es el guardia armado, comandado por un oficial superior actuando como el comandante de la defensa aérea del grupo, un rol critico en la defensa del portaaviones.

Pero la fuerza de 22 cruceros de la Marina envejece y con una vida útil de aproximadamente 35 años, el último de los buques dejara el servicio para fines del 2020, mucho antes que los buques de reemplazo estén en servicio para proteger a los portaaviones de la flota.

No se está trabajando en un crucero de reemplazo. La Marina comenzó el desarrollo del crucero de nueva generación CG (X) que se haría cargo del rol de la defensa aérea, pero el programa fue cancelado en 2010 luego que los buques proyectados se convirtieron en muy grandes y muy caros.

Luego se tuvo la esperanza que una nueva versión Flight III de los destructores Arleigh Burke podrían realizar la tarea. Equipado con un nuevo radar de defensa aérea, la versión Flight III tendría una significativa mayor potencia eléctrica que los actuales DDGs, y la Marina debatía en construir una versión alargada del buque. Pero luego anunció que pensaba instalar el radar de defensa aérea en cascos estándares de destructores, y el buque estaría pobremente preparado para embarcar el personal extra y proveer de las instalaciones necesarias de control y mando para el comandante de defensa aérea.

“Entonces ¿Quién va a llenar el vacío del comandante de defensa aérea?” Se pregunta el Vicealmirante Thomas Rowden, director de guerra de superficie de la Marina.

Bajo el plan propuesto de modernización, dice Rowden, la reducción a 11 cruceros activos significa que un destructor cumplirá un rol secundario. Pero los DDGs están limitados para cumplir esta misión.

“Hemos realizado la defensa aérea con destructores anteriormente”, dice Rowden. “Y claramente, podemos tomar los destructores y hasta cierto punto aumentar la experiencia de estos buques poniendo un capitán al mando. Pero el tamaño del buque, la habilidad de agregar personal al buque, el equipo reducido para comando, control y comunicación que tienen nuestros destructores hacen que no sean tan aptos para la tarea como nuestros cruceros.”

El crucero clase Ticonderoga USS Mobile Bay CG-53 junto al portaaviones USS John C Stennis CVN74 en el océano Pacífico. Foto: US Navy - Mass Communication Specialist 3rd Class Kenneth Abbate
El crucero clase Ticonderoga USS Mobile Bay CG-53 junto al portaaviones USS John C Stennis CVN74 en el océano Pacífico. Foto: US Navy – Mass Communication Specialist 3rd Class Kenneth Abbate

Rowden saca a relucir otros factores. Los destructores, señala, tienen solo un transmisor radar, y las cuatro antenas radares en un único puente. Los cruceros dividen la disposición de los radares, con dos antenas y un transmisor en cada uno de los dos puentes, proveyendo de redundancia en caso de daños de combate. Y los cruceros tienen más celdas de misiles que los destructores, con cuatro iluminadores en vez de tres.

El equipo de comunicaciones de los cruceros – circuitos de radios y circuitos de comunicación por satélite – es mayor que el de los destructores, apunta Rowden. El espacio extra para el equipo del comandante de defensa aérea también está disponible en los cruceros – espacio en el Centro de Información de Combate con 20 consolas comparado con las 16 de los destructores, y espacio en los lugares de alojamiento.

Operacionalmente, los destructores son utilizados para defender otras unidades de la flota, incluyendo buques anfibios y logísticos – ese no es el rol de los cruceros, dice Rowden.

“No tiene sentido para mi tomar un crucero con toda su flexibilidad, capacidad y conocimiento que tiene ese buque y utilizarlo para defender líneas logísticas, líneas marítimas, líneas de comunicaciones y dar apoyo avanzado. Yo creo que ese es el rol principal de los destructores.”

El Capt. David McFarland, delegado de Rowden en la División de Guerra de Superficie, es un experimentado comandante de crucero y destructor.

“Puedes utilizar un destructor como “guardia”, pero solo en un sentido táctico, no como mando y control”, dijo. “Como capitán de destructor, fui guardián de un portaaviones, y lo hice bien, es cuestión de maniobrar. Pero también fui comandante de defensa aérea cuando no había un crucero disponible y eso fue extremadamente difícil.”

El Futuro 

El comienzo de los trabajos en el GCR en reemplazo de los actuales cruceros no se espera que comience antes de una década, señalan los jefes de la Marina, cuando los fondos continuamente van dirigidos al diseño y construcción de los SSBNs que reemplazaran a la clase Ohio. Eso significa que no veremos los GCR hasta mediados de 2030, como temprano.

El plan de modernización en fases, dice Rowden, esencialmente detendrá el reloj del ciclo de vida de los buques inactivos. Los cruceros reconstruidos y modernizados retornarían al servicio activo a tiempo de reemplazar a los buques más viejos cuando éstos lleguen al final de su ciclo de vida.

Si no se hace nada, la Marina tiene planeado que el último crucero abandone la flota para el 2028. En el plan de fases, los 11 buques retornados al servicio cumplirán funciones entre el 2035 y el 2045, proveyendo de una significativa ventana de oportunidad para desarrollar y desplegar un diseño nuevo.

Pero comprar el plan resulta difícil en el Capitolio, donde la oposición es extendida. El cambio de racionalización a inactivación de los buques, junto a la tardanza de la Marina para presentar su plan de modernización en fases al Congreso ha generado muchas resistencias.

“Ellos quisieron deshacerse de los buques, y luego de la noche a la mañana aparecen con este plan”, dijo una fuente del Congreso, quien además aclaro que la Marina informo al Congreso sobre los detalles del plan apenas antes de cerrar el presupuesto del 2015 haciendo difícil o casi imposible agregar sus implicaciones en el mismo. Y la última versión del plan de construcción naval de 30 años enviado al Congreso tiene pocos detalles sobre el mencionado plan.

“El historial sobre varios temas no es bueno,” se quejan en el Congreso con respecto a la Marina.

Arreglando el problema de comunicación, la Marina se esfuerza en indicar que los cruceros no serían oficialmente decomisados, solo puestos en algún tipo de estado pendientes de modernización y reactivación. La búsqueda para un término apropiado ha sido difícil, no hay precedentes para que buques desactivados sigan figurando en la lista de activos.

“No se puede garantizar que los lideres navales no miren a esos buques inactivos y piensen “no quiero pagar para volver ese buque al servicio”, dijo otra fuente del Congreso. “Aquel buque les parecerá viejo para entonces.”

Traducción de SuperEtendard en base a artículo realizado por Christopher P. Cavas que fuera publicado en Defense News.

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