Malvinas - La vigencia de lo vivido

Del sitio www.nuestromar.com.ar extraigo este relato que es imperdible. Tiene varias perlitas, como la confirmación de que el regimiento de gurkas no entró en combate en Malvinas.
Espero que les guste.


Malvinas - La vigencia de lo vivido

Hoy se cumplen 25 años de la rendición argentina en Malvinas. Las heridas todavía duelen. En Londres acaba de inaugurarse una exposición para conmemorar los 25 años de la guerra en el Imperial War Museum. Un solo argentino – el Capitán de Corbeta ( R )Diego F. García Quiroga - estuvo presente en el acto pese a que se cursaron invitaciones y nos cuenta, desde Noruega en donde reside actualmente, con el respeto que fue tratado por sus adversarios. Una reflexión que nos hace pensar, que la reconciliación (en todos los ámbitos) es posible.

Integrando la patrulla de 16 hombres que al mando del Capitán de Corbeta Giacchino tenían como misión apresar al Gobernador de Puerto Argentino en la madrugada del 2 de abril de 1982, y sabiendo hablar inglés, el entonces Teniente de Corbeta Diego F. García Quiroga fue designado para comunicarle que las islas estaban tomadas.

A diferencia de su jefe, junto al que cayó herido, salvó la vida gracias a una corta pluma en la que impactó una bala que iba directamente a su hígado. Hoy, 25 años después, Diego García Quiroga vive en Noruega y le preocupa que en Argentina sigamos mirando siempre por el espejo retrovisor. Asistió especialmente invitado a la inauguración de una exposición en el Museo Imperial de Guerra en Londres, montada para conmemorar los 25 años de la guerra y desde el país Nórdico nos cuenta su experiencia.

A principios de mayo, recibí una invitación de Sir Peter Squire, presidente del Consejo de Administración del Imperial War Museum de Londres, para asistir a la apertura de la Exposición que el museo montaba en conmemoración de los veinticinco años de la guerra de Malvinas. La invitación no me sorprendió, porque mi relación con la Exposición ya llevaba unos meses.

Malvinas no me deja. Mi guerra fue muy breve, pero me persigue. Eso me da la oportunidad de rescatar lo bueno. Quizá se pueda construir algo a partir de esa experiencia.

Hace casi cuatro años, como hago a menudo, viajé a Buenos Aires. Una tarde que estábamos por cenar con mi padre (Julio García Quiroga) en el Yatch Club cuando entró al bar un grupo de oficiales de la Armada , acompañados por el Agregado de Defensa británico, un Royal Marine que había luchado en las islas. Dos, tres cervezas con las que terminamos callando lo que queríamos callar, pero más cerca el uno del otro. De pronto me dijo: ‘¿Vos vivís en Oslo, no?’ ‘Yo tengo un amigo que vive allí, también, como vos, casado con una noruega.’ ‘También estuvo en las islas ¿Le puedo dar tus datos?’

Así conocí a Mike Seear. Mike escribía entonces un libro “Con los Gurkhas en las Malvinas”. Nos hicimos amigos, éramos casualmente dos ex combatientes de Malvinas, casados en Oslo. Mike es algo mayor que yo. Era el Jefe de Operaciones del 7º Regimiento Gurkha (‘Los Gurkhas del Duque de Edimburgo’), cuando la guerra. Gran parte de su tiempo –y su energía- están dedicados a divulgar su guerra, que no vio combate. Los Gurkhas nunca entraron en batalla en las Malvinas. Nunca. Pero la guerra de Mike, quizá por eso, es algo más complicada.

A juzgar por los efectos, es difícil saber qué es peor. La frustración fue inmensa. Los Gurkhas fueron el único Regimiento británico que desembarcó completo, con todos sus pertrechos. Estaban magníficamente adiestrados al embarcarse. Volvieron igual.

Para mi amigo Mike, la guerra es aún una parte inmensa de su vida. Viaja a veces a la Argentina, a foros de ex - combatientes. Se cartea con ellos, le traduzco, de ida y de vuelta cosas que van a sus libros (está escribiendo otro más, el primero ya fue publicado en 2006, por Pen & Sword) y cosas que van a su corazón, y a su memoria. La guerra le cuesta todavía como nos cuesta también a nosotros

La madeja crece: Bernard Mc Guirk, profesor titular de Lenguas Romances en la Universidad de Nottingham, lee el libro de Mike y queda inmediatamente fascinado. Mails y llamadas telefónicas van y vienen, y Bernard le propone a Mike financiar –y publicar- un segundo libro.

Pero los efectos de esta guerra requieren más. Tomo contacto con Bernard a instancias de Mike, como voz autorizada en el intercambio y canal único para los contactos y traducciones con que lo he asistido. Las similitudes del post-conflicto en los veteranos de ambos países son notables. Es evidente que hay algo por ganar si se recupera el orgullo de la acción realizada, de la lógica empleada. Es preciso un análisis hecho por los que estuvieron allí, y una crítica. Comienza a crecer una idea: la discusión y el análisis del conflicto Malvinas, por ex combatientes, en un foro académico.

Bernard Mc Guirk es quien lo hace posible. Entre el 17 y el 19 de noviembre de 2006, nos reunimos en Nottingham, por primera vez en veinticinco años, cara a cara con el oponente, a la vista y análisis de escritores, críticos, psiquíatras, sociólogos, abogados e historiadores. Es el “Coloquio de Nottingham – Malvinas”.

Dos días inolvidables, que se plasman en un libro que hemos editado junto con Mike y que está, mientras escribo esto, en impresión (“Hors de combat”) y que reúne las exposiciones de cada uno de los oradores. Había varias personas más, pero creo que estos fueron los más activos en un encuentro que tuvo mucho de emocional.

Malvinas tuvo bastante repercusión en los medios, tanto que Sir Peter Squire y su gente se animaron a invitarme un día al museo para que les contara un poco más. Allí fue que me enteré de la exposición que planeaban hacer. Por supuesto, me pidieron si podía pensar en prestarles algo para exponer, y lo único que se me ocurrió podría servirles era la navaja Victorinox que me había salvado la vida.

Volví a la Argentina en Diciembre de 2006. Entre las cosas que hice allí, me di el gusto enorme de visitar mi vieja unidad, la APBT. Allí está, en la cámara de oficiales, mi navaja. De inmediato supe que ya no es más mía, y con razón. Pertenece a la Agrupación, y si quería prestársela al museo debía ser porque la unidad estaba de acuerdo. Un oficial joven fue muy claro: ‘Señor, con su permiso, me va a tener que matar primero’. No discutí, y regresé a Oslo sin la navaja, pero con el pecho lleno de orgullo.

Y así fue que le presté al museo las fotos que aparecen en la exposición La decisión de la Agrupación no sorprendió a Sir Peter. Mucho más, me dijo, le habría sorprendido una respuesta opuesta. El orgullo de las unidades militares es algo que los militares (Sir Peter es un Air Chief Marshal) entienden bien.

Se inaugura la exposición en Londres:

Y llegó el gran día, que me encontró ya en Londres, invitado por Bernard a instalarme con él por un par de días en el departamento de su hija que vive en Nueva York, para discutir la traducción que hice de su último libro “Malvinas – Malvinas, An Unfinished Business”, New Ventures, Seattle, 2007).

El día anterior a la ceremonia de apertura, hubo una invitación a la prensa en el museo, con oportunidad de entrevistar a los invitados especiales. En la foto estamos, de izquierda a derecha: Rick Jolly (Cirujano Jefe en Ayax Bay (Royal Navy), único militar condecorado por el Reino Unido y por Argentina, en reconocimiento a su trabajo para salvar vidas de ambos bandos), Maj. Gen. Julian Thompson (Comandante de la 3a Brigada de Comandos), Peter Holdgate, el fotógrafo de la 3a Brigada de Comandos, que se hizo famoso con la foto de un Paracaidista caminando en Malvinas., Sgt. Bill Belcher, que perdió una pierna piloteando el helicóptero que intentaba evacuar al Lt. Col H. Jones, de 2 Para. Lt. Col. Peter Cameron, Jefe de Estado Mayor de la 3a Brigada de Comandos, Enfermera Jefe Nicci Pugh, Yo (Capitán de Corbeta (r) Diego F. García Quiroga), Adm. Sir Alan West (Comandante del HMS Ardent, luego 1er Lord del Almirantazgo), Chief Marshal Sir Peter Squire (Comandante del 1er Escuadrón de la Royal Air Force), Lt. Col. Ewen Southby-Taylour (Jefe de Desembarco, 3a Brigada de Comandos).

Una serie de periodistas me hicieron reportajes, entre ellos la revista Soldier, BBC radio, y los periódicos The Sun y Daily Telegraph. También BBC televisión y BBC History (Internet).

Todos me trataron con una cortesía enorme, y quedamos como muy buenos amigos. Para mi sorpresa, yo era el único argentino presente (pese a que las invitaciones a la Embajada se habían cursado con debida antelación). Cosas de políticos. Esa noche, invitado por Southby-Taylour, cené con este grupo en el Army-Navy Club y hasta me guardé una copia del exquisito menú.

En la ceremonia de apertura era yo, de nuevo, el único argentino. Cuando llegué, ya mis amigos estaban allí (el tránsito en Londres es de locos). Thatcher acababa de llegar. Todo el mundo conversaba muy animadamente. Me presentaron a Mike Norman, el Jefe de los Royal Marines que nos habían disparado desde la casa del gobernador. Un tipo enorme, que me dijo que hacía años venía esperando este encuentro. Me presentaron a Sir Rex Hunt, que era en ese entonces el gobernador (mi propio blanco) en Stanley. Lady Mavis, su mujer, me dijo que también había esperado este encuentro, y me sugirió que si se nos ocurría visitar la casa de nuevo ‘tratemos de no arruinar los rosales’, que habíamos destruido el 2 de abril. Los Hunt son así de petisitos.

Sir Peter le había comentado a Thatcher que había un ex oficial argentino en la ceremonia, y le había contado la historia cuando recorrían la exposición, durante el cocktail. Sin embargo, grande fue mi confusión cuando se acercó con Sir Alan West al grupo en donde yo charlaba con Julian Thompson y Rick Jolly, y me dijo: ‘La Baronesa sabe que usted está aquí y le agradaría mucho saludarlo, si eso le parece conveniente’. Me tomó un poco de sorpresa, y lo único que atiné a decirle fue que “Encantado, pero preferiría hacerlo sin fotos”. Pensándolo bien, no sé muy bien porqué hice eso, pero hecho está. Me agradeció, me dijo que eso no sería ningún problema, y que volvería a buscarme en unos minutos. Y así fue nomás, volvió y me escoltó hasta una mesa en donde estaba Margaret Thatcher, junto a Jeremy Moore, otra señora y un par de señores más.

Nos vió llegar y se paró. Derecha como un mástil. 81 años. La piel perfecta, casi transparente, como la suelen tener las mujeres inglesas. Me sonrió y me dijo que era una gran cosa que yo estuviera allí. Dijo que la guerra (ella dijo ‘la guerra’) había sido un asunto lamentable. ‘Pero’, agregó, “fue conveniente para el Reino”. Le dije que era una pena que aquél 2 de abril Rex Hunt no hubiese aceptado mi invitación a desayunar, y me contestó que no sería una buena idea tratar de repetir la invitación. Me preguntó por los veteranos en la Argentina, si se reconocía su esfuerzo. Me preguntó si había perdido muchos amigos en la guerra. Sabía que yo vivía en Noruega, y me preguntó cómo vivía allí, si estaba contento, si tenía una buena vida… Le dije que sí, pero que a veces todo me parecía demasiado tranquilo, y extrañaba la excitación y la ansiedad de aquellos días. Se acercó un poquito más, me miró fijo y me dijo: ‘Yo también’. Creo que eso fue todo. De nuevo nos dimos la mano, y le dije que había sido un gusto conocerla, y que le deseaba lo mejor. Se sonrió un poco, se sentó y yo me retiré a seguir charlando de recuerdos con mis nuevos amigos.

Estoy invitado ahora a acompañar a los Gurkhas en un crucero por el Támesis. Desgraciadamente, esta vez no podré ir, otras cosas me tienen ocupado en Oslo.

Pero estamos gestando algo, con Malvinas…Y probablemente, esto sea sólo el comienzo.

Así concluye su relato Diego F. García Quiroga, Capitán de Fragata ( R ) de antiguo linaje tucumano (Aráoz por rama materna), quien el 2 de abril de 1980 desembarcó en Malvinas. Se salvó porque un cortaplumas Victorinox que llevaba en su cinto frenó una bala y porque al congelarse, su sangre se coaguló. A su lado perdió la vida su superior, el Capitán Giacchino de quién García Quiroga no se olvida. Nunca se olvidó tampoco de los gansos del Gobernador inglés que amenazaban picotearlo una y otra vez mientras él yacía inmovilizado, una verdadera pesadilla.

García Quiroga tenía 28 y Malvinas vuelve siempre a su mente, como él dice, lo persigue. Sin embargo y como un grande, mira para adelante y ha tenido el coraje de reconciliarse con sus enemigos de antaño a quienes llama adversarios.

Nota enviada por Diego F. García Quiroga desde Noruega, para “Periodismo de Verdad”.

14/06/07
PERIODISMO DE VERDAD

http://www.nuestromar.com.ar/notici...8833_062007_malvinas_la_vigencia_de_lo_vivido
 
muy bueno Chimango, creo que el regimiento gurka( no lo recuerdo lo tengo que buscar) estaba el 8 de junio cuando fueron bombardeados los transportes sir galahan y sir tristan, hay muchas fotos y videos de gurkas quemados, o siendo recatados, capas que por eso no entraron en combate, voy a buscar la informacion, saludos
 

Willypicapiedra

Miembro del Staff
Moderador
Muy buena nota y algunas aclaraciones.
Junto al Capitán Giachino y el Tte García Quiroga fué herido de consideración el Cabo Enf Ernesto Urbina, quedando con su vientre abierto y sosteniéndose los chinchulines con sus manos, al tratar de auxiliar a los dos oficiales.

Los gurkhas no entraron en combate directo sino que fueron utilizados para entrarle al Tumbledown en enfilada desde el NO pero cayeron en un campo minado tardando 6 hs para salir y siendo somentidos al bombardeo de Artillería de campaña. Luego se superado esto llegaron al objetivo asignado en vacío y se dedicaron a la limpieza. El mismo CLIM Robacio contó el 14/06/2007, que este año tuvo una reunion con quien había sido el jefe de los gurkhas y este le agradeció porque en su libro "Desde el frente", les asignó un papel y un protagonismo muy superior a lo actuado.

Con respecto al Capitán RN Medico Rick Jolly, si tienen oportunidad lean la carta enviada por este al Tte Cnel Horacio Losito (Tte 1º durante la guerra) elemento de la 602 de Comandos, herido en Top Malo House y atendido inicialmente por Jolly.

Salute
Willy
 
S

SnAkE_OnE

el regimiento de gurkhas SI combatio y tuvo muchas bajas, incluso esta la foto de ellos con una pieza (si no mal recuerdo) de 35mm capturada

sumado obviamente a lo ya aportado por Willy sobre el CL Robacio
 
si recuedo haber leido algun relato donde mencionan a gurkas, lso que no entraron fueron los guardias galeses que fueron los que sufrieron mas bajas por ese bombardeo al sir galahad
 
Arriba