La Batalla de Darwin-Pradera del Ganso

Les dejo este interesante articulo publicado en Military Review Edicion Hispanoamericana de Noviembre-Diciembre del 2005

La Batalla de Darwin-Pradera del Ganso

Robert S. Bolia

Los oficiales militares estudian las batallas del pasado para aprender a ser mejores comandantes, aunque se puede decir que muy a menudo la historia militar consiste en el estudio de fracasos más que de éxitos. La mayoría de las batallas interesantes han sido muy parejas, en el sentido que, en cualquier momento de la acción, cualquiera de los oponentes podría haber logrado la victoria. En muchas de estas batallas, el resultado final fue decidido no precisamente por lo que hizo correctamente el ganador, sino por los errores del perdedor.

El carácter rápido y decisivo de la victoria de Prusia sobre Francia en 1870-1871, por ejemplo, fue producto tanto de la incompetencia francesa como de la táctica superior alemana. Lo mismo se puede sostener acerca de muchas victorias del General Confederado Robert E. Lee sobre los ejércitos de la Unión en la Guerra Civil de los EE.UU. o acerca de las victorias israelíes en 1948, 1956, 1967 y 1973. De hecho, no sería una exageración sugerir que las batallas en las cuales esto no ocurrió son la excepción y no la regla.
La Guerra de las Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña no fue una de las excepciones. Aunque el desembarco en las islas por parte del Ejército Argentino comenzó bien, la mayoría de las operaciones posteriores no fueron fáciles. A pesar de estar desplegadas a miles de millas de sus bases, las FF.AA. británicas fueron capaces de ejecutar un desembarco anfibio sin oposición en San Carlos, ganar los primeros enfrentamientos en el terreno y mantener la superioridad aérea durante toda la campaña. Mientras que los argentinos lograron algunos éxitos, incluyendo el hundimiento de por lo menos seis buques británicos, estos éxitos tuvieron un alto costo al ocasionar bajas en los pilotos y aviones de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y de la Aviación Naval Argentina (ANA).1
Lo más interesante acerca del conflicto de las Malvinas es que, basado en la doctrina militar comúnmente aceptada y las fuerzas disponibles en el teatro de operaciones, Argentina no debía haber perdido tan rápidamente. Desde la óptica estrechamente militar, la victoria británica era inevitable, pero no debía haber sido una derrota aplastante. Además, este tipo de victoria pudiera haber requerido pagar un precio mayor en cuanto a vidas humanas de lo que la población británica estaba dispuesta a aceptar, lo cual hubiese podido producir una solución negociada. Una estrategia de atrición, sin embargo, no pudo lograr el éxito después de repetidos fracasos tácticos y operativos.
Casi tan interesante como la pregunta acerca del porqué Argentina perdió la guerra es el porqué los historiadores británicos no han considerado el conflicto desde la perspectiva argentina. Los historiadores pueden sostener que los británicos tenían mejor adiestramiento o tácticas y doctrina, pero la guerra depende tanto de lo que hace el adversario como de lo uno mismo hace. Entre los inherentes peligros de no considerar las posibilidades de un adversario—aun a posteriori—está el aprendizaje de lecciones tácticas inapropiadas y la autosatisfacción causada por un exceso de confianza. Israel, por ejemplo, sufrió ambas falencias en los años anteriores de la Guerra de Yom Kippur.2
Después del desembarco realizado sin oposición por la Brigada 3 de Comandos en San Carlos el 21 de mayo de 1982, los británicos ocuparon posiciones en las colinas alrededor del asentamiento y consolidaron la defensa de la cabeza de playa. A pesar de los ataques que hundieron cuatro buques británicos, el Ejército Argentino no realizó ningún intento para prevenir el desembarco anfibio.3 Las razones principales, entre otras, pueden encontrarse en que no tenían los vehículos terrestres capaces de atravesar el terreno de las islas y que las mismas tenían pocos caminos. En segundo lugar, la superioridad aérea británica hizo demasiado peligroso volar en helicópteros. Finalmente, marchar era imposible ya que la concentración más cercana de tropas argentinas se encontraba en Pradera del Ganso, a una distancia de más de 20 kilómetros.4 Antes de que los argentinos pudieran haber llegado a San Carlos, los cinco batallones británicos ya habrían ocupaban sus posiciones defensivas en las colinas.
El Brigadier Julian Thompson, comandante de la fuerza de desembarco, ordenó al Teniente Coronel Herbert “H” Jones, comandante del Batallón 2 del Regimiento de Paracaidistas británicos (2 Para), planear una incursión en contra de las posiciones argentinas en Darwin y Pradera del Ganso. Estas posiciones, ubicadas en un istmo estrecho entre Isla Soledad (East Malvinas) y Lafonia, no tenían ninguna importancia estratégica para Thompson, cuyo objetivo era la capital Stanley que los argentinos renombraron Puerto Argentino. No obstante, su brigada no estaría preparada para avanzar sobre la capital por unos días, y quería emplear el tiempo para “establecer el dominio moral y físico sobre el enemigo”, como fue ordenado por el General de División Jeremy Moore que asumió el mando de las fuerzas terrestres cuando llegó a las Malvinas dos semanas después.5 Sin embargo, cuando se dio cuenta de las pocas piezas de artillería disponibles que podían ser desplegadas con los helicópteros que contaba, se canceló la incursión. Thompson no estaba dispuesto a arriesgar un batallón al desplegarlo sin el apoyo adecuado de artillería en una acción que no era absolutamente necesaria.
El cuartel general conjunto en el Reino Unido estaba más dispuesto a tomar el riesgo, dada su preocupación con la opinión pública en Gran Bretaña acerca de la conducción de la guerra, especialmente cuando no había ninguna victoria y cuatro buques de Su Majestad hundidos. Por lo tanto, se le ordenó a Thompson desplegar el 2 Para para capturar las posiciones en Darwin y Pradera del Ganso, sin importar la disponibilidad de artillería, a fin de lograr una victoria para la población británica. Mientras que el 2 Para se movilizó al sur al istmo de Darwin, tres batallones de la brigada marcharon al este hacia Stanley, y el último batallón se quedó en San Carlos para mantener sus posiciones alrededor de la cabeza de playa.6
Cuando planeó el avance, Jones no adhirió a la máxima de Helmuth Carl von Moltke que “ningún plan de operaciones se extiende con certidumbre más allá del primer enfrentamiento con la fuerza principal del enemigo.”7 En lugar de esto, él planeó una compleja operación de seis fases que requirió estrecha coordinación de tiempo y espacio entre sus tres compañías de fusileros y la compañía de patrullas. El batallón marcharía al sur hacia Camilla Creek House, a ocho kilómetros al norte de Darwin, donde reorganizaría para el combate y descansaría antes de cruzar la línea de de partida para el ataque a medio camino entre y Darwin. El plan consistía en tener una compañía a ambos lados del istmo para avanzar hacia el sur. Las otras compañías las seguirían para proporcionar el apoyo y, dependiendo de la fase, sobrepasar para atacar sus propios objetivos. apoyo de artillería provendría de tres cañones de 105 mm, así como de los cañones del buque HMS Arrow, que estaba disponible para proporcionar el apoyo de fuego naval hasta que fuese forzado a retirarse por la luz del día al amanecer hacia la seguridad relativa de las aguas de Carlos.8
Para enfrentar el avance, el Teniente Italo Piaggi, comandante del Regimiento 12 de Infantería y de la guarnición en Pradera del Ganso, tenía una diversidad de soldados de tres regimientos de infantería diferentes, incluyendo dos compañías (Ay C) de su propio Regimiento 12; una Compañía (reducida) del Regimiento 25; y una sección de la del Regimiento 8, los cuales le proporcionaban un total de 554 efectivos entre oficiales, suboficiales y soldados, casi igual a un batallón de infantería británico (620 oficiales, suboficiales y soldados). La unidad en su conjunto fue denominada la Fuerza de Tarea Mercedes en honor a la ciudad donde el Regimiento 12 tenía su guarnición en tiempo de paz. Además del componente de infantería, Piaggi también disponía de tres cañones de 105 mm y unas piezas de artillería antiaérea. También en Pradera del Ganso se encontraban 202 integrantes de la FAA bajo el mando de un Vicecomodoro, que estaba a cargo de la Base Aérea Cóndor. Los aviones Pucará de la FAA—diseñados para las operaciones de contrainsurgencia—se habían trasladado a Stanley por razones de seguridad.9
Puesto que los británicos tenían control del aire y la zona marítima alrededor de las islas, un ataque en contra de Pradera del Ganso podría haber venido teóricamente desde el norte, por una ruta de marcha directamente de la cabeza de playa en San Carlos; desde el sur, por medio de un desembarco aerotransportado en Lafonia; o desde las playas de cualquier lado del istmo. Sin inteligencia acerca de las intenciones británicas, Piaggi tuvo que desplegar sus tropas para enfrentar una amenaza desde cualquier dirección.10 Como consecuencia, dividió sus fuerzas, un destacamento en las lomas al norte y oeste de Darwin, otro destacamento en el sur y su reserva en Pradera del Ganso. En los días previos al desembarco británico, las tropas en el norte habían establecido sus posiciones a través del istmo, desde donde pudieran efectuar el fuego en contra de tropas que se aproximaran del norte y replegarse rápidamente para enfrentar una operación anfibia. Además, colocaron campos minados y trampas explosivas frente a las posiciones preparadas para estorbar aún más el avance británico.11


Mapa tomado del libro "Asi peleamos en Malvinas"

A pesar de las extensas preparaciones defensivas, el 26 de mayo Piaggi recibió la orden de abandonar las posiciones en el norte y asumir una disposición más agresiva en anticipación de un ataque británico. Cuando el avance británico hizo contacto con la primera línea de la defensa argentina en la mañana del 28 de mayo, los británicos no encontraron una unidad atrincherada con campos minados a su frente, sino un destacamento en terreno abierto con los campos minados a lo largo de su línea de retirada. Como era de esperar, los sorprendidos conscriptos argentinos no ofrecieron mucha resistencia ante el avance británico y comenzaron a retirarse casi inmediatamente.12
El avance británico a lo largo del lado oriental del istmo forzó a los argentinos que estaban en retirada a reocupar sus posiciones preparadas, donde pudieron reagruparse y parar en progreso inicial del ataque. Mientras tanto, las tropas en el flanco derecho de los británicos encontraron una fuerte resistencia—una compañía había llegado por helicópteros desde la capital de las Malvinas para reforzar las defensas argentinas y el contraataque y paró los británicos en el lado occidental del istmo. En un esfuerzo de romper el equilibrio, Jones dirigió una carga hacia una posición argentina en su flanco izquierdo, pero fue abatido por el fuego de armas portátiles desde una trinchera. Aunque Jones murió en el enfrentamiento, proporcionó el ímpetu necesario para abrumar las posiciones cerca de Darwin. Superados por su flanco derecho por este ataque y en su flanco izquierdo por una compañía de Paras que avanzaba en la playa, y sufriendo muchas bajas y una escasez considerable de municiones, las fuerzas argentinas se retiraron hacia Pradera del Ganso.13
A medida que los argentinos se retiraban al poblado, los británicos comenzaban a rodearlo, tomando todas las posiciones alrededor de Pradera del Ganso al anochecer. Aunque parecía que no había ninguna esperanza para los soldados de la fuerza de tarea de Piaggi, en esos momentos llegaron los refuerzos del Equipo de Combate Solari, 132 oficiales, suboficiales y soldados, que habían sido transportados desde Stanley o Puerto Argentino por helicópteros y habían aterrizado al sur de Pradera del Ganso al anochecer.14 Estas tropas incrementaron un efectivo total disponible de las tropas de combate en casi un tercio y podrían haber sido empleadas eficazmente en un contraataque.
El Mayor Chris Keeble, segundo jefe del 2 Para, que asumió el mando del batallón después de se cayó Jones, opinó que no había ninguna razón para prolongar la lucha en este momento. No tenía un suficiente número de tropas ni municiones para un asalto al poblado, pero sabía que sus refuerzos y reabastecimientos estaban en camino. Los argentinos estaban rodeados y eventualmente tendrían que rendirse o morir en el combate. Keeble no quería luchar para tomar Pradera del Ganso, cuyos 114 habitantes—detenidos en la sala comunitaria—puedan sufrir las consecuencias de un bombardeo combinado aéreo y de artillería. Esto es exactamente lo que propuso Keeble en un ultimátum entregado a Piaggi. En términos específicos, el ultimátum pidió la rendición de las tropas bajo el mando de Piaggi, y la alternativa eventual en la cual sería bombardeado el poblado. pesar que la artillería y el apoyo aéreo no habían sido eficaces en el combate, tres aviones Harrier habían lanzado bombas de racimo cerca de las posiciones argentinas antes del amanecer. Piaggi y sus soldados sabían lo que pudiera lograr un ataque preciso en contra de sus posiciones. Keeble también señaló que, dado que le informó a Piaggi con antelación del bombardeo potencial, los argentinos serían los responsables por cualquier tipo de bajas bajo las reglas establecidas en los Convenios de Ginebra.15
Piaggi decidió que no había ninguna razón para continuar la lucha. Explicó los detalles de la situación a su comandante conjunto en Puerto Argentino, que autorizó, pero no ordenó la rendición. Al final, la decisión recayó sobre la responsabilidad de los oficiales en el poblado y éstos tomaron la decisión—aunque no unánimemente—para evitar aún más derramamiento de sangre.16 la mañana del 29 de mayo—irónicamente, el Día Nacional del Ejército Argentino—los soldados del y de la Fuerza Aérea de la de Tarea Mercedes se rindieron al 2 Para, terminando oficialmente la batalla de Darwin-Pradera del Ganso.17

¿Debía haber ganado Argentina?

El Ejercito Argentino tenía pocas ventajas naturales en el conflicto de las Malvinas. Sus tropas no tenían el adiestramiento ni abastecimientos que tenían los británicos. El Ejército tampoco podría contar con el fuego naval de apoyo ni el apoyo aéreo cercano. pesar de estas desventajas, no obstante, las tropas argentinas tenían cuatro aspectos donde por lo menos, podrían haber tenido alguna ventaja en Darwin y Pradera del Ganso: una igualdad numérica, la oportunidad de emplear el personal de la FAA en un rol de infantería, el contraataque y espíritu nacional.
La igualdad numérica. A principios del siglo XIX, el teórico militar prusiano Carl von Clausewitz escribió, “La defensa es la forma más fuerte de conducir la guerra.”18 La doctrina militar moderna ha intentado cuantificar esta declaración al recomendar que cuando se ataca posiciones preparadas la relación entre atacantes y defensores debe ser 3 a 1. A medida que pocas veces se logra una relación de esta magnitud, sugiere la ventaja que tenían los defensores. En Darwin-Pradera del Ganso, el 2 Para no se aproximó a esta relación de fuerzas. De hecho, el número de tropas en combate por ambos lados era casi igual. Además, fue el mismo caso con la artillería y ametralladoras, así como el apoyo aéreo cercano, aunque la escasez del último por parte de los británicos fue causada principalmente por mal tiempo. Los argentinos pudieron haber hecho más para explotar la ventaja natural de estar en una disposición defensiva. Tal vez su mayor fracaso en este respecto fue el abandono de sus posiciones preparadas para las avanzadas en los días previos de la batalla.
El empleo de sus tropas de la Fuerza Aérea como soldados de infantería. Otra forma en la cual los argentinos podrían haber explotado una ventaja defensiva hubiera sido emplear las tropas de la FAA como infantería, una opción que al parecer nunca consideraron. A pesar de no haberse entrenado como tropas de combate, el grupo de más de 200 soldados de la FAA en Pradera del Ganso sin duda podrían haber sido empleados para reforzar las posiciones defensivas en el norte, especialmente a medida que no tenían otra misión específica. Esta opción podría haber dado a los argentinos una ventaja potencialmente decisiva en contra de sus adversarios británicos en el punto del ataque.19 En lugar de habérsele dedo la oportunidad de demostrar su valor como combatientes, se los dejó en Pradera del Ganso para proteger el aeropuerto, una posición que abandonaron mientras que los británicos se acercaban, dejando de tal manera una brecha en la línea argentina que permitió la penetración de elementos de la Compañía D del 2 Para en aquella tarde. La retirada de los soldados de la Fuerza Aérea se realizó sin el conocimiento o la autorización de Piaggi.20
El contraataque. La llegada de los refuerzos en la noche del 28 de mayo proporcionó aun otra opción que podría haber cambiado la suerte de la batalla—un contraataque. Aunque la mayoría de las tropas argentinas podrían no haber estado en condiciones para continuar la lucha, las tropas de refuerzo que llegaron de la capital en la tarde de la batalla si lo estaban. Además, aunque los británicos tenían la ventaja del ímpetu, los Paras tenían frío, estaban cansados y mojados, y se les acababan sus municiones. Keeble con relación a ello dijo, “Si nos hubieran contraatacado al amanecer nos hubieran hecho replegarnos del campo de batalla porque ellos tenían ventaja en sus armas y estábamos completamente desequilibrados.”21
El espíritu nacional. Finalmente, los argentinos tenían a su favor lo que Clausewitz denominó Volksgeist, o el espíritu nacional.22 Para ellos, la recuperación de las Malvinas era un punto de honor nacional. La posesión de las islas había sido reclamada por Argentina desde su independencia de España en 1820, y los integrantes del Ejército, Armada y Fuerza Aérea que estaban presentes en 1982 habían crecido con la idea que, algún día, se recuperarían las islas en poder de Gran Bretaña (percibida como un usurpador colonial), que había ocupado las islas desde 1833. Para los argentinos, las Malvinas son parte de la Nación y, a pesar de su carencia de valor económico o estratégico, algo por lo que vale la pena luchar. Desafortunadamente, Volksgeist no era suficiente.

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¿Por qué perdió Argentina?

Keeble, el oficial al cual se rindieron los argentinos en Pradera del Ganso, escribió, “Yo creo que los argentinos perdieron la batalla mas que los Paras la ganaran. De hecho, sospecho que la mayoría de los conflictos se resuelven así.”23 Mientras que esta declaración muestra la humildad, también proporciona una nueva percepción acerca de la naturaleza fundamental del combate. Sin importar si los británicos combatieron bien o mal, la batalla fue una derrota argentina. No obstante, es importante hacer notar que no se puede determinar ningún factor que por sí solo produjo la derrota.
Una carencia de inteligencia era un factor principal. Aunque Piaggi y el comando conjunto en Puerto Argentino sospecharon que era inminente un ataque británico en contra de las posiciones en Darwin y Pradera del Ganso, no sabían cuando ni de donde vendría. Además, no sabían si los británicos tenían planificada una incursión, como originalmente propuso Thompson, o un ataque a gran escala para capturar las posiciones. En cualquier caso, no sabían cuantas tropas serían empleadas.
En términos operativos, esta carencia de inteligencia se tradujo en un frente exageradamente sobreextendido. Puesto que Piaggi no sabía desde donde vendría el ataque, tenía que desplegar sus fuerzas hacia ambos lados del istmo y aún así ser capaz de cubrir las playas en el caso de un desembarco anfibio, una situación que lo dejo con un número insuficiente de tropas en cada posición.24 Si los argentinos hubiesen tenido mejor inteligencia acerca de la composición y movimientos de las tropas británicas, podrían haber desplegado la mayoría de la fuerza de tarea en las posiciones en el norte del istmo para enfrentar el ataque del 2 Para. Esto presumiblemente podría haber hecho el ataque británico mucho más difícil. Ademas, una mejor inteligencia en el final de la batalla hubiera proporcionado a Piaggi un conocimiento situacional más completo, que le podría haber permitido considerar la posibilidad de un contraataque.
Mientras que la carencia de inteligencia para apoyar una buena toma de decisiones fue un asunto clave, la consideración del nivel en el cual se tomaban tales decisiones fue otro. Por ejemplo, la orden para las tropas que defendían el sector norte del istmo de abandonar sus posiciones preparadas y movilizarse hacia el norte no vino de Piaggi sino del comando conjunto en Puerto Argentino, que tomó la decisión sobre la situación táctica basada sólo en las comunicaciones de radio con Pradera del Ganso. Esto causó que las tropas argentinas en el frente estuvieran en posiciones expuestas cuando atacaron los británicos, y que tuvieran un campo minado a sus espaldas a lo largo de su ruta de retirada.
La intervención de los comandantes superiores no es exclusiva del Ejército Argentino. De hecho, el avance británico hacia Darwin-Pradera del Ganso se adelantó por una orden de los comandantes en el cuartel general quienes querían controlar los eventos desde una distancia de miles de millas. Lo que es importante notar en este punto no es la ocurrencia del problema sino el hecho que lo hizo posible por el vínculo de comunicaciones en tiempo real que se estableció entre Puerto Argentino y Pradera del Ganso. La idea que la proliferación de este tipo de vínculo podría tentar futuros comandantes a ejercer el control en los niveles inapropiados ha sido discutido en otras obras.25
Posiblemente, la percibida necesidad de imponer las ordenes tácticas a las tropas en Darwin y Pradera del Ganso era causada por la falla del comando conjunto cuando éste no designó un comandante en el terreno para que se hiciera cargo. Aunque Piaggi era el comandante de la Fuerza de Tarea Mercedes, compuesta por elementos de los Regimientos de Infantería 8, 12 y 25 desplegados en el istmo, el Vicecomodoro de la Aérea era el oficial de mayor jerarquía en Pradera del Ganso. Muchas veces, Piaggi pidió una clarificación de su cadena de mando en Puerto Argentino, pero no recibió ninguna respuesta. Aunque el Jefe del elemento de la FAA era un oficial de la Fuerza Aérea sin adiestramiento en el empleo táctico de tropas terrestres, no se interesó demasiado en involucrarse en la conducción de la batalla terrestre. algún punto, Piaggi se frustró tanto con esta intervención que dijo “Por favor, hágame un favor y lárguese de aquí.”26 Uno de sus principales desacuerdos involucró la rendición: Piaggi y el jefe local de la Fuerza Aérea tenían distintas opiniones acerca de cómo deben proceder, y en este caso, sus acciones llegaron a ser un asunto no sólo de la autoridad sino también de la responsabilidad.27
El liderazgo de Piaggi en Darwin-Pradera del Ganso fue cuestionado. Específicamente, José Eduardo Costa ha señalado que mientras el comandante y todos los jefes de compañía del 2 Para dirigieron sus tropas en el frente, Piaggi y su plana mayor se quedaron en el puesto de comando en Pradera del Ganso durante la batalla. Al hacer notar que el oficial argentino de mayor jerarquía en el frente era un Teniente Primero, Costa escribe, “La experiencia de un comandante argentino en las líneas del frente podría haber sido esencial para la conducción táctica del combate.”28
El aspecto más interesante de este debate—la idea que los británicos lograban el éxito porque sus oficiales lideraron sus tropas en el frente—es que uno de los historiadores principales británicos que se especializa en este conflicto, Spencer Fitz-Gibbon, ha dedicado un libro entero al argumento precisamente opuesto.29 Fitz-Gibbon sostiene que no fue el planeamiento detallado de Jones o su conducción de las fracciones dependientes lo que dió lugar al éxito británico. En cambio, señala que la batalla se abrió para los británicos sólo después que había caído Jones, cuando Keeble les dio libertad a sus comandantes subordinados para cumplir con sus misiones como lo creyeran apropiado.
Otro problema con el criticismo de Costa acerca de Piaggi es que no tiene en cuenta la distribución geográfica de las tropas de Piaggi y la escasez de radios. Desde su puesto de comando en Pradera del Ganso, Piaggi podía comunicar por medio de estafetas con sus tropas en el norte y el sur, así como por radio con el comando conjunto en Puerto Argentino, al cual constantemente le solicitó apoyo aéreo cercano y municiones.30 Bajo circunstancias normales, Piaggi se habría desplegado en el frente junto con uno o dos suboficiales para controlar el combate en este sitio en tanto que el segundo jefe de la fuerza de tarea se hubiera quedado en el puesto de comando para mantener la comunicación con Puerto Argentino. Sin embargo, la disponibilidad de sola una radio—decomisada de un habitante local—no permitió este tipo de organización.31
Ninguno de estos argumentos es completamente conclusivo. En primer lugar, el concepto de Auftragstaktik requiere que los comandantes y sus subalternos compartan un modelo mental que se desarrolla a través del adiestramiento y experiencia común. Pero Piaggi acababa de llegar para hacerse cargo del Regimiento 12 y no se había adiestrado junto con sus oficiales subalternos para compartir su forma de pensar. Aún más, la mitad de los oficiales que estaban presentes en Darwin y Pradera del Ganso provenían del Regimiento 8 o 25 y estaban aún menos familiarizados con Piaggi en su rol como comandante.
Por otro lado, la aparición del comandante en el frente, una vez que había determinado la dirección del avance británico, podría haber ayudado inhibir la retirada. La presencia del comandante en las trincheras podría haber constituido un ejemplo para los soldados y haber eventualmente cambiado la suerte de la batalla. Pero esto es nada más que especulación, especialmente cuando se reconoce que la mayoría de las tropas bajo su comando no estaban familiarizadas con Piaggi.
La crítica también ha sido dirigida hacia los oficiales subalternos por no luchar al lado de sus soldados, aunque esto parece infundado, por lo menos en Darwin y Pradera del Ganso donde la mayoría, si no todos los oficiales subalternos estaban lado a lado con sus tropas en las trincheras. De hecho, el Teniente primero Roberto Estévez murió heroicamente en acción mientras defendía su posición, el Subteniente Guillermo Aliaga y el Subteniente Ernesto Peluffo fueron seriamente heridos en el combate.32 Generalmente, los oficiales a cargo de las secciones o compañías se desempeñaron valientemente en la acción en el istmo de Darwin.
El cuerpo de soldados también combatió bien, hasta cierto punto. Pero a pesar del nivel de Volksgeist que tenían, no podían superar la carencia de adiestramiento adecuado. Los soldados del Ejército Argentino eran exclusivamente conscriptos, que debían cumplir un año de servicio militar obligatorio antes de volver a trabajar en el sector privado. Los únicos profesionales en el Ejército eran los oficiales y suboficiales.
Existían varios problemas con este tipo de sistema. Primero, el período de adiestramiento era demasiado corto. Segundo, los soldados que eran re-convocados para servir tenían ya sea un adiestramiento lejano en el tiempo o bien escaso, tal como era el caso con la mayoría de los conscriptos recién incorporados. (El Regimiento 12 tenía sólo tres meses de adiestramiento antes de su despliegue en las Malvinas.) En tercer lugar, el cuerpo de oficiales se vio afectado en su entrenamiento porque tenían que adiestrar los nuevos reclutas en lugar de desarrollar sus habilidades tácticas o técnicas.33
Los argentinos tenían también otros problemas que no se relacionaban exclusivamente con el adiestramiento. Las condiciones meteorológicas fueron un factor importante. Mientras que los Paras se adiestraron anteriormente en climas fríos, los soldados del Regimiento 12 provenían de un clima subtropical y no estaban acostumbrados al frío. Además, como fueron una de las últimas unidades desplegadas en las Malvinas, no tenían suficientes provisiones y, de hecho, estaban mal abastecidos en cuanto a ropa de invierno, lo cual hizo que las tareas propias del soldado en el terreno sean casi inaguantable, especialmente en una región caracterizada por el frío y lluvia en abril y mayo.34
Además de las lluvias, las tropas tenían hambre. Las provisiones eran inadecuadas y no podían anticipar el reabastecimiento. Las distancias entre las Compañías desplegadas y la carencia de vehículos dificultaron la entrega de comestible y agua a las tropas. Surgió el mismo problema con respecto a la munición. Las secciones de mortero sufrieron la escasez de munición por haber agotado sus granadas muy temprano en la batalla. Pero no fue un problema sólo para las secciones de mortero. las 0930 horas, las tropas en el frente del sector norte informaron haber agotado un 60% de sus municiones. Algunas secciones fueron forzadas a retirarse sólo porque carecían de munición, aun después de recolectar las municiones de las bajas.35
Tristemente, la principal razón para la escasez de abastecimiento fue simplemente que la mayoría de ellos, pertenecientes al Regimiento 12, nunca zarpó de Argentina, incluyendo las radios, armas pesadas de apoyo, morteros y ametralladoras pesadas, los vehículos de combate, así como la munición. El Regimiento había recibido la orden de desplegar en las Malvinas relativamente tarde en el conflicto, para reforzar la disposición defensiva en contra de la fuerza de tarea británica que ya estaba en rumbo hacia el sur. La prioridad era desplegar las tropas y luego su equipamiento. Lastimosamente para el regimiento, cuando todo estaba preparado para la entrega del equipamiento y demás abastecimientos, el bloqueo británico de las islas se había vuelto suficientemente eficaz por lo cual las autoridades argentinas consideraron que existía demasiado riesgo para enviarlo. Los soldados simplemente lucharon con lo disponible.
La victoria británica en Darwin-Pradera del Ganso no fue inevitable, y posiblemente no fue tampoco exclusivamente debido a una inherente superioridad tanto en el liderazgo como en la tecnología disponible por parte de los británicos. Más bien, fue causado por una combinación de factores por el lado argentino, desde el múltiple mal funcionamiento organizacional hasta la inhabilidad de abastecer adecuadamente a las tropas en las trincheras.


Recortándose en el fondo de la mañana más triste de los combatientes argentinos, es la silueta del monte Dos Hermanas la que enmarca la escena del último avance británico.

Notas

1. Max Hastings y Simon Jenkins, The Battle for the Malvinas (Londres: Pan Books, 1997), y Martin Middlebrook, The Malvinas War, 1982 (Londres: Penguin, 2001), proporcionan buenos análisis generales de la guerra en inglés. El libro más comprensivo en español probablemente sea el de José Eduardo Costa, Guerra Bajo la Cruz del Sur (Buenos Aires: Hyspamerica, 1988).
2. La falla de no considerar la perspectiva del adversario no es exclusiva a Israel y el Reino Unido. Los relatos históricos acerca de la guerra del Golfo Pérsico son decididamente parciales. La operación fue una victoria abrumadora, aunque la así llamada “guerra de 100 horas” podría haber sido más sangrienta para los EE.UU. La historia proporciona muchos ejemplos de ejércitos que continúan la lucha en situaciones imposibles (el Sexto Ejército Alemán en Stalingrado, por ejemplo).
3. Los mejores relatos de la operación de desembarco anfibio provienen de Michael Clapp y Ewen Southby-Tailyour, Amphibious Assault Malvinas: The Battle of San Carlos Water (Londres: Orion, 1996), y Julian Thompson, No Picnic (Londres: Cassell and Co., 2000). Clapp era el Comandante del Grupo de Tarea Anfibio y Thompson era el Comandante de las Fuerzas Terrestres cuando se desarrollaron los desembarcos. El mejor relato británico de los ataques aéreos son los de Sandy Woodward con Patrick Robinson, One Hundred Days: The Memoirs of the Malvinas Battle Group Commander (Annapolis, Maryland: Naval Institute Press, 1997), a pesar del hecho que Woodward no estaba presente en San Carlos. Los relatos argentinos de la acción aérea se hallan en Rubén O. Moro, La Guerra Inaudita: Historia del Conflicto del Atlántico Sur (Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1986); y Benigno Hector Andrada, Guerra Aérea en las Malvinas (Buenos Aires: Emecé Editores, 1983).
4. “Informe Oficial del Ejército Argentino. Conflicto Malvinas” (Buenos Aires: Instituto Geográfico Militar, 1983), II, anexo 15. Un pequeño destacamento de unos 60 soldados, liderados por el Teniente Primero Carlos Esteban, se encontraba en Promontorio Güemes (Fanning Head), cerca de San Carlos, pero fueron atacados por fuego naval y por fuerzas especiales a medida que comenzaron a ejecutarse los desembarcos por lo que no fueron capaces de demorar la operación anfibia. Aquellos que no fueron muertos o heridos escaparon a Puerto Argentino (Stanley). Algunos participaron luego en el combate en la Darwin-Pradera del Ganso. Véase Félix Roberto Aguilar, Francisco Cervo, Francisco Eduardo Machinandiarena, Martín Antonio Balza, y Eugenio Alfredo Dalton, Operaciones Terrestres en las Islas Malvinas (Buenos Aires: Círculo Militar, 1985), págs. 135-39.
5. Thompson, págs. 66-68.
6. Ibíd., págs. 70-72.
7. Helmuth Carl Von Moltke, Moltke on the Art of War: Selected Writings, traductores, Daniel J. Hughes y Harry Bell (Novato, California: Presidio Press, 1993), pág. 45. El empleo excesivo del planeamiento detallado y no emplear Auftragstaktik es el tema de la obra de Spencer Fitz-Gibbon’s Not Mentioned in Despatches: The History and Mythology of the Battle of Pradera del Ganso (Goose Green) (Cambridge, Inglaterra: The Lutterworth Press, 1995).
8. Se describe el plan detalladamente en tres libros, cada uno con su propia perspectiva: Fitz-Gibbon, págs. 11-22; Mark Adkin, Pradera del Ganso (Goose Green): A Battle is Fought to Be Won (Londres: Cassell and Co., 1992), págs. 145-68; y John Wilsey, H Jones VC: The Life and Death of an Unusual Hero (Londres: Arrow Books, 2002), págs. 256-63.
9. Informe Oficial, vol. I, pág. 78; Costa, pág. 349; Adkin, pags. 28, 366-67. El número de efectivos en las unidades de ambos lados incluye los elementos de comando y apoyo que no participó activamente en el combate. El número de tropas de combate que chocaron en el frente probablemente no eran más de 300 a 350.
10. Los comandantes argentinos estaban preocupados con la capacidad británica de ejecutar operaciones en la retaguardia argentina debido a su ventaja de apoyo de helicópteros. Pareciera que no se dieron cuenta que el ataque en contra del buque transporte Atlantic Conveyor realizado el 25 de mayo resultó en la pérdida de la mitad de la fuerza de helicópteros con la cual contaban los británicos, incluyendo cuatro de los cinco helicópteros Chinook, el único helicóptero adecuado en el inventario británico para el movimiento rápido de tropas y, de igual importancia, sus armas pesadas.
11. Costa, págs. 346-47.
12. Ibíd., pág. 347.
13. Informe Oficial, págs. 84-87; Moro, págs. 392-96, 399-401; Wilsey, págs. 269-83.
14. Middlebrook, págs. 271-72; Carlos M. Túrolo, editor, Así Lucharon (Buenos Aires: Editorial Sudamérica, 1983), págs. 267-68.
15. Adkin, págs. 351-52; Max Arthur, editor, Above All, Courage: Personal Stories from the Malvinas War (Londres: Cassell and Co., 2002), págs. 192-93.
16. Italo Piaggi proporciona los puntos de vista de los oficiales que estaban presentes para la discusión en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) (Buenos Aires: Editorial Planeta, 1993), págs. 92-93.
17. Adkin, págs. 357-59.
18. Carl von Clausewitz, Vom Kriege (Berlín: Ullstein, 2002), pág. 372.
19. Véase Middlebrook, págs. 299-300. Mientras que es conveniente destacar la falla en el empleo de las tropas de la Fuerza Aérea Argentina en Darwin-Pradera del Ganso, este hecho fue realmente parte de una falla mayor respecto al empleo eficaz del personal. Por ejemplo, el Regimiento 5 y casi todo el Regimiento 8, menos una sección, se quedaron en dos lugares en la isla West Malvinas durante toda la guerra. Esta isla de población muy poco densa nunca fue invadida por los británicos. Si estos dos regimientos hubiesen estado en Pradera del Ganso o en San Carlos se hubieran podido desempeñar de forma diferente en los eventos.
20. Piaggi, correo electrónico al autor, 28 de febrero de 2004.
21. Michael Bilton y Peter Kosminsky, Speaking Out: Untold Stories from the Malvinas War (Londres: André Deutsch, 1989), pág. 149.
22. Clausewitz, pág. 168.
23. Fitz-Gibbon, pág. 184.
24. Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 150-51.
25. Robert S. Bolia, Michael A. Vidulich, W. Todd Nelson, y Malcolm J. Cook, “A History Lesson on the Use of Technology to Support Military Decision Making and Command and Control,” en Decision Making in Complex Systems, redactores Malcolm J. Cook, Jan M. Noyes, and Ivonne Masakowski (Aldershot, Reino Unido: Ashgate, de próxima publicación).
26. Piaggi, “Hazme el favor de retirarte”, El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green), pág. 81.
27. Existen muchas referencias en El Combate de Pradera del Ganso (Goose Green) de Piaggi acerca del fracaso del comando conjunto para resolver la relación de comando en Pradera del Ganso.
28. Costa tampoco reconoce que los tenientes primeros a cargo de las Compañías A y C eran de hecho los oficiales subalternos de mayor rango en la península. En un correo electrónico al autor, con fecha de 1 de marzo de 2004, Piaggi declaró que los capitanes del Regimiento 12 habían sido evacuados al continente debido a una enfermedad o tenían asignadas otras misiones en Puerto Argentino.
29. La superioridad de Auftragstaktik es uno de los temas centrales del libro de Fitz-Gibbon.
30. Middlebrook.
31. Piaggi, correo electrónico al autor, 1 de marzo de 2004.
32. Piaggi, capítulo 5; Aguilar, Cervo, Machinandiarena, Balza, y Dalton, pág. 165.
33. Piaggi indicó que los soldados conscriptos Clase 1963 habían recibido sólo 45 días de adiestramiento y que 45 % de éstos eran analfabetos. Para una discusión de los ejércitos conscriptos en las guerras árabe-israelíes, véase John Laffin, Arab Armies of the Middle East Wars, 1948-73 (Londres: Osprey Publishing, 1982), pág. 6.
34. El frío y humedad son temas que se extienden en todos los escritos de Piaggi. Su Regimiento 12 era de la provincia de Corrientes, en la región norte de Argentina. La Fuerza de Tarea original de los británicos constaba exclusivamente de tropas que se habían entrenado extensivamente en los ambientes de clima frío. Mientras que ambos batallones de Paracaidistas habían estado en Irlanda del Norte o Alemania, las tres unidades de Comandos de los Royal Marines habían entrenado en Noruega como parte de su misión con la OTAN.
35. Ibíd.


Robert S. Bolia trabaja en la Sección de Interfaces Cooperativas del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los EE.UU. en la Base Aérea Wright-Patterson en el estado de Ohio. Recibió su licenciatura de la Universidad Estatal de Wright y su Maestría de la Universidad Militar Norteamericana. Sus artículos “La Batalla Olvidada: Israel y la Guerra de Desgaste” y “Operaciones Conjuntas en la Guerra de las Malvinas (Malvinas): Un análisis del Desastre de Hoya Chasco (Bluff Cove)” fueron publicados en los números de marzo-abril y julio-agosto de 2004 de Military Review.

Fuente: Military Review
Link en Pdf: http://usacac.army.mil/CAC/milreview/Spanish/NovDec05/bolia1.pdf

Saludos
 

Eagle_

Colaborador
Colaborador
Muy interesante, aquí entre nosotros tenemos un especialista sobre esta batalla, el forista Oscar Teves.
 
Les recomiendo a todos que se bajen y lean el libro del Sr. Coronel(R) Italo Piaggi...... se les van a caer las lagrimas y verrán como los analisis mas sesudos algunas veces tienen poco que ver con a relaidad.
 
Pánzon dijo:
Les recomiendo a todos que se bajen y lean el libro del Sr. Coronel(R) Italo Piaggi...... se les van a caer las lagrimas y verrán como los analisis mas sesudos algunas veces tienen poco que ver con a relaidad.
POR FAVOR, ME PODRIAS DAR EL NOMBRE DEL LIBRO, QUIERO LEERLO:eek:
 
cazadorsolitario5 dijo:
POR FAVOR, ME PODRIAS DAR EL NOMBRE DEL LIBRO, QUIERO LEERLO:eek:

Fijate un par de post mas arriba puse un link para que puedan descargar el libro completo en pdf. El libro se llama "El combate de Ganso Verde".

Leelo que esta muy bueno, vas a "******" mucho por muchas cosas que pasaron pero te va a servir para valorar y respetar más a aquellos que les toco pelear alla.

Saludos
 
Muy bueno el artículo, pero a mi entender es muy superficial al analizar algunos aspectos.
Fundamentalmente en lo que hace a la supuesta igualdad de tropas empeñadas resaltando la capacidad de los ingleses.
Si bien la guarnición Argentina era mayor en número, nunca fueron utilizadas todas las tropas en contra del 2 Para. Por el contrario, los ingleses en ésta y el resto de las operaciones atacaron los lugares mas vulnerables del dispositivo (nunca mas de una Cia. en defensa) con mayor número de tropas y apoyo en el terreno ya que empeñaban 2 Cias mas reserva, dejaban asimismo como reserva otro batallon y cuando podían las secciones de apoyo de ese otro batallón apoyaban con sus armas a la primera línea.
Saludos.
 
Muchachos, insisto, bajense el Libro del Col ( R) Piaggi del link que dejo Titus Máximus mas arriba, y van a comprender que todo lo que podamos discutir es al pedo.........

Salydos.
 
Cualquiera que lea el libro del Tcnl (R) Italo Piaggi puede drse de cuentade dos cosas a mi entender:
Uno la estupidez de la conscepcion estrategica de la defensa de Pto Argentino. Establece el RI12 como reserva estrategica helitransportada (no habia medios ni el RI12 contaba con medios para actuar como tal).
Dos: que el RI 12 sensiblemente disminuido en su TOE (material y personal) cumplio mas alla de lo razonable con su deber. Seguir la lucha hubiera sido derramar sangre por el mero hecho de derramarla. Piaggi cumplio con su deber, enfrento al enemigo, estaba aferrado en una porcion de tierra pelada, sin posibilidades de ser asistido, rodeado, sin que exitiese ningun plan razonable de contraataque o accion que pudiera aliviar la presion sobre su posicion ..... o que justificara el aniquilamiento de la misma ....... Como buen conductor vio que seguir la resitencia era regalarle al Eno blancos para gastar municion.....
Cuando lean el Libro a mas de uno se le van a caer las medias .... yo lo tengo desde el año 1986 mas o menos y a lo largo del tiempò lo he leido y releido, y complementando con otras publicaciones que iba consiguiendo y armando el panorama de lo que fue la Campaña del RI12...........
Mis Respetos y saludos al Tcnl (R) Italo Piaggi.
Si alguien tiene forma de contactarlo o consigue algun mail se agradeceria .......
 

oscarteves

Colaborador
Colaborador
Dundia dijo:
Muy bueno el artículo, pero a mi entender es muy superficial al analizar algunos aspectos.
Fundamentalmente en lo que hace a la supuesta igualdad de tropas empeñadas resaltando la capacidad de los ingleses.
Si bien la guarnición Argentina era mayor en número, nunca fueron utilizadas todas las tropas en contra del 2 Para. Por el contrario, los ingleses en ésta y el resto de las operaciones atacaron los lugares mas vulnerables del dispositivo (nunca mas de una Cia. en defensa) con mayor número de tropas y apoyo en el terreno ya que empeñaban 2 Cias mas reserva, dejaban asimismo como reserva otro batallon y cuando podían las secciones de apoyo de ese otro batallón apoyaban con sus armas a la primera línea.
Saludos.

La Compañía A británica enfrentó en Darwin a unos 100 efectivos argentinos: la improvisada sección del subteniente Peluffo (RI 12), parte de la Sección Exploración del RI 12 y la sección del teniente Estévez. Entiendo que en este sitio es donde el combate y la resistencia fueron más duros, y allí cayó el teniente coronel Jones. En este sitio se contaba con 5 MAG, fusiles FAL y FAP, y algunos lanzacohetes.
En el sector de Boca House, los británicos tuvieron enfrente a la sección del subteniente Aliaga (RI 8) que totalizaba unos 30 efectivos que sólo tenían una MAG y fusiles FAL, ningún FAP. Favorecidos por el terreno, estos pocos hombres detuvieron a una compañía británica por unas tres horas.
Durante el avance nocturno inglés, la sección del subteniente Bracco (Ca A/RI 12) logró ocasionar varias bajas antes de replegarse.

Oscar Teves
 

oscarteves

Colaborador
Colaborador
calquin dijo:
Cuando lean el Libro a mas de uno se le van a caer las medias .... yo lo tengo desde el año 1986 mas o menos y a lo largo del tiempò lo he leido y releido, y complementando con otras publicaciones que iba consiguiendo y armando el panorama de lo que fue la Campaña del RI12...........

Con todo respeto hacia el coronel Piaggi, el libro contiene algunos errores en lo que respecta a algunos acontecimientos.

Oscar
 
Una consulta, ¿Se sabe quien mato realmente a Jones? , porque según una nota publicada hace un tiempo por el diario Clarín había sido un conscripto, pero según el libro Comandos en Acción fue el subteniente Gómez Centurión.

Saludos.
 

Julian5000

Colaborador
Me lo bajé hoy y acabo de terminar de leer todo el libro.
No tengo dudas de que todos lo que estuvieron en Pradera del Ganso (Goose Green) hicieron todo lo posible para cumplir las órdenes impartidas.
Me llena de orgullo el desempeño de la tropa a pesar de la derrota.
Y pone de manifiesto la nula capacidad de los mandos que, evidentemente, no estaban preparados para afrontar la toma de decisiones en batalla; recordemos que habían invertido los últimos años en tratar de "rapiñar" algún puesto político o ser designados "interventores" de algo o gobernadores o, quizás, hasta embajadores. Es decir, hacer cualquier cosa, no importa qué, en el ámbito político en vez de prepararse para hacer lo que ¿realmente? deberían hacer, defender la Patria.
Para desgracia de nuestro Ejército, un puñado de generales ineptos y borrachos hecharon por tierra su historia gloriosa empujándolos a una aventura impensada, sin planificación, en un momento inadecuado, sin el equipo necesario, sin la debida instrucción de combate, poniendo a un cagón como jefe en la Islas y dejando como saldo sólo el heroismo de quienes combatieron a pesar de las propias limitaciones y el nacimiento de los nuevos Héroes de la Nación: aquellos que dejaron hasta su sangre en defensa de nuestro territorio.
Si no entendemos esto, no prendimos nada.

Saludos.
 
Me llena de orgullo el desempeño de la tropa a pesar de la derrota.[/QUOTE dijo:
Julian comparto con vos y muchos de los foristas el mismo orgullo, No caben dudas de los actos heroicos de nuestros soldados. Pelearon con honor hasta donde pudieron. Está demostrado en el libro del cabo Vincent Bramley "Viaje al Infierno"
No hay dudas que esta guerra se perdió ¡peleando! Y eso hay que remarcarlo.
para que ciertos personajes no hagan peliculas donde muestran a nuestros soldados retrocediendo o llorando en las trincheras...
 
Guybrush Threepwood dijo:
Una consulta, ¿Se sabe quien mato realmente a Jones? , porque según una nota publicada hace un tiempo por el diario Clarín había sido un conscripto, pero según el libro Comandos en Acción fue el subteniente Gómez Centurión.

Saludos.

Al Teniente Coronel Jones lo mató un soldado, no recuerdo bien el apellido, creo que Ledesma, relato del Libro del forista Oscar Teves, exelente por cierto, incluso cuando los Ingleses lo toman prisionero y descubren que había ultimado a su jefe no tuvieron un trato de lo más amable con él.


Un abrazo

PD: Les recomiento el libro "LA BATALLA DE PRADERA DEL GANSO" de Oscar Teves, tiene relatos imperdibles
 

Eagle_

Colaborador
Colaborador
Tengo el nombre y la situación en que murió Jones. Te puedo decir que no lo mató Centurión (el hecho existió, pero este subteniente mató al oficial Barry, no a Jones), pero prefiero dejar que Oscar se explique por respeto al enorme trabajo que realizó por todo el país para completar lo que a mi me concierne, la obra más completa que existe sobre la batalla de Darwin y Pradera del Ganso.
 
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