Acciones varias de las distintas guerras

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A través del tiempo: veteranos soviéticos durante la II Guerra Mundial y 70 años después


AFP / YEVGENIY KHALDEI
Con motivo del 70.º aniversario de la Victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, la agencia Reuters ha presentado su proyecto especial de retratos de veteranos del Ejército Rojo. Estos héroes sobrevivieron la guerra que se cobró la vida de cerca de 27 millones de ciudadanos soviéticos. Algunos ya tienen más de 100 años, y cada vez quedan menos con vida. Actualmente viven en varias repúblicas exsoviéticas. Vea el paso del tiempo a través de sus fotos.
El veterano de la Segunda Guerra Mundial Allajverdi Alíyev, de 102 años, sirvió en una unidad de infantería del Ejército de la Unión Soviética desde noviembre de 1941 hasta 1944. El conflicto terminó estando él en un hospital de Varsovia (Polonia). Actualmente reside en Bakú (Azerbaiyán).
REUTERS / Elmar Mustafazadeh
Guiorgui Gozalishvili, de origen georgiano, participó en la Segunda Guerra Mundial como parte de la infantería del Ejército de la Unión Soviética desde abril de 1944 hasta abril de 1946. El final de la guerra le sorprendió en Alemania. Actualmente tiene 88 años y vive en Georgia.
REUTERS / David Mdzinarishvili
El veterano Abla Begaliyev, de 91 años, sirvió en la caballería de fronteras desde febrero de 1942 hasta abril de 1947. Es originario de Kirguistán, luchó en el Frente Ucraniano y se trasladó a la frontera con Afganistán a finales de la Segunda Guerra Mundial.
REUTERS / Vladimir Pirogov
Fricis Ceplis, de 98 años, sirvió en la infantería del Ejército de la Unión Soviética entre marzo de 1942 y mayo de 1945. Actualmente reside en Riga (Letonia), donde vivió la Victoria del Ejército soviético en la Segunda Guerra Mundial.
REUTERS / Ints Kalnins
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El veterano bielorruso Nikolái Mazanik, de 92 años, comenzó la guerra como comandante del pelotón de fusileros de infantería del Ejército soviético en junio de 1941. Su servicio terminó en mayo de 1945, después de la Victoria en la Gran Guerra Patria, que celebró estando en la ciudad de Koenigsberg (entonces en Alemania), la actual Kaliningrado rusa.
REUTERS / Vasili Fedósenko
Karl Rammus, de 92 años, es un veterano estonio que sirvió en una compañía de reconocimiento de infantería del Ejército soviético entre agosto de 1942 y mayo de 1945.
REUTERS / Ints Kalnins
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La veterana Rozalía Abgarián, de 91 años, sirvió en una unidad de infantería del Ejército soviético desde octubre de 1941 hasta diciembre de 1945. Originaria de Armenia, el final de la Segunda Guerra Mundial lo celebró en Praga (República Checa).
REUTERS / David Mdzinarishvili
Gueorgui Parul, de 89 años, sirvió en una unidad de infantería del Ejército de la Unión Soviética entre diciembre 1943 y mayo de 1945. Tras celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Burgas (Bulgaria) regresó a su casa en Moldavia.
REUTERS / Valeri Korchmar
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El veterano kazajo Kustavlet Tasybayev, de 90 años, sirvió en la infantería del Ejército de la Unión Soviética a partir de noviembre de 1943 y hasta octubre de 1950. El final de la Segunda Guerra Mundial le sorprendió en la ciudad china de Port Arthur.
REUTERS / Shamil Zhumatov
Guwanch Myratliev, fue marinero en la Flota del Báltico de la Unión Soviética entre de febrero de 1944 y 1950. El final de la Segunda Guerra Mundial lo sorprendió en Kaliningrado, entonces Koenigsberg. Actualmente tiene 89 años y vive en su país natal,Turkmenistán.
REUTERS / Aman Mehinli
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El veterano de la Segunda Guerra Mundial Julius Deksnis tiene 88 años y vive en Lituania. Empezó a combatir en el conflicto en agosto de 1944. Sirvió en la infantería del Ejército de la Unión Soviética hasta mayo de 1945.
REUTERS / nts Kalnins
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Valentina Kucinich sirvió como enfermera en un regimiento de tanques desde diciembre de 1941 hasta abril de 1946. El final de la Segunda Guerra Mundial lo celebró en Alemania. Actualmente tiene 94 años y vive en Ucrania.
REUTERS / Gleb Garanich
El veterano Uzokboy Ajrayev sirvió en la artillería del Ejército soviético desde enero de 1943 hasta mayo de 1950. Es originario de Uzbekistán y tiene 90 años. La Segunda Guerra Mundial terminó mientras estaba de servicio en Berlín (Alemania).
REUTERS / Valery Kharitonov
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Actualmente en Rusia viven más de tres millones de veteranos de la Segunda Guerra Mundial. El veterano ruso Borís Runov es uno de ellos. Sirvió en una unidad de zapadores del Ejército de la Unión Soviética desde 1943 hasta 1945. El final de la guerra lo sorprendió en Alemania, actualmente tiene 89 años y reside en Moscú.
Reuters / Serguéi Karpujin

http://actualidad.rt.com/actualidad/172392-retratos-veteranos-sovieticos-segunda-guerra
 

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Conozca a la francotiradora soviética que mató más de 300 nazis en la II Guerra Mundial

RIA Novosti / Israil Ozersky
Con tan solo 25 años, Ludmila Pavlichenko pisó la línea de fuego como soldado del Ejército Rojo para combatir contra los nazis en el Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial. Está considerada como una de los mejores francotiradores de la historia merced a 309 muertes confirmadas a sus espaldas.
Ludmila Pavlichenko (12 de julio de 1916-10 de octubre de 1974) es una de las francotiradoras más famosas de la historia bélica mundial, con un total de 309 muertes confirmadas, incluyendo a 36 francotiradores enemigos, durante la Segunda Guerra Mundial.
Oriunda de la localidad ucraniana de Belaya Tserkov, se trasladó a la edad de 14 años con su familia a la ciudad de Kiev, donde comenzó a trabajar en un arsenal soviético. Apuntada al club de tiro de dicha fábrica, pronto destacó por sus dotes y habilidades como francotiradora. En junio del año 1941, cuando estaba estudiando historia en la Universidad de Kiev, la Alemania nazi comenzó la guerra contra la Unión Soviética en el marco de la Operación Barbarroja, momento en el que Ludmila decide alistarse en el Ejército Rojo y empuñar un rifle.
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Pese a las reticencias iniciales de los reclutadores que querían enrolarla en el cuerpo de enfermeras, entró a formar parte de la 25ª División de Infantería, llegando a ser una de las 2.000 francotiradoras soviéticas, de las cuales sólo unas 500 sobrevivieron a la guerra. Usando un rifle de cerrojo Mosin-Nagant soviético, Ludmila luchó en Odesa, donde se adjudicó 187 bajas enemigas y en el cerco de Sebastopol (Crimea).
En junio de 1942 fue herida por fuego de mortero tras lo que fue retirada del frente, dada su condición de heroína y enviada a Canadá y EE.UU., convirtiéndose en el primer ciudadano soviético en ser recibido por un presidente estadounidense (Franklin Roosevelt). Realizó numerosas apariciones y discursos a lo largo de importantes instituciones de ambos países.
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Tras ello se dedicó a entrenar a cientos de francotiradores soviéticos antes del fin de la guerra y en 1943 recibió la Estrella de Oro de la condecoración de Héroe de la Unión Soviética.
Recientemente se estrenaba en los cines, tanto de Moscú como de Kiev, una película, bajo el título de 'La batalla de Sebastopol' acerca de los logros de esta histórica francotiradora soviética.
http://actualidad.rt.com/actualidad/172307-francotiradora-sovietica-matar-300-nazis
 
Oh my God - RIA Novosti - I run off from it and felt myself perfectly safe on the Argentine Forum - and this monster catches me here again
Vae misero mihi !
How many German soldiers did she kill ? Confirmadas ? Who bothered himself with confirmation ? May be the Germans themselves ?
Delirium tremens of the Soviet propaganda , repeated by RIA Novosti and disseminated by foreign volunteers

------------- perdóneme por usar el lenguaje Inglés ----------------
 
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Río lleno de cadáveres era nuestra realidad": Sobrevivientes recuerdan el asedio de Leningrado


RIA NOVOSTI / Boris Kudoyarov
Uno de los episodios más trágicos de la Segunda Guerra Mundial fue el asedio de la ciudad rusa de Leningrado. RT entrevistó a dos sobrevivientes que vivieron el bloqueo como niños pequeños. 71 años después, ambos todavía derraman lágrimas al recordar esos días oscuros.
Zinaida Ivanova, que tenía sólo 3 años cuando estalló la guerra en junio de 1941, ha contado a RT cómo su madre solía cortar un pedazo de 125 gramos de pan asignados a los habitantes de la ciudad por día en pequeños cubos y secarlos. Cuando la mujer se iba para el trabajo, les daba las piezas a Zinaida y sus cuatro hermanos a para que las chuparan como si fueran caramelos.
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Además de la falta de alimentos, que afectó a todos los seres vivos de la localidad, incluyendo los cuervos, gatos y perros que servían como comida para los desesperados residentes, las condiciones sanitarias también sufrieron mucho. Los ataques aéreos alemanes destruyeron las infraestructuras civiles, sistemas de agua y alcantarillado por lo que la gente se veía obligada a verter residuos por las ventanas.
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"No había agua, hacía falta buscarla. Mi madre encontró un par de botas de mi padre, las cortó en tiras finas, ya que antes de la guerra los zapatos se hacían de cuero genuino, como piel de cerdo. Y ella utilizaba estas tiras para hacer la sopa", recuerda Ivanova.
Los recuerdos vívidos de los dos años de bloqueo todavía se ciernen también sobre los sobrevivientes del asedio. Tatiana Korsakova, de 78 años de edad es otro de esos casos: "Si cierro los ojos me acuerdo de inmediato de esa habitación oscura. Había una pequeña lámpara de queroseno en la mesa, una estufa de barriga en el medio de la habitación... algo se está cocinando en ella, pero el olor no es muy sabroso. Sé que es el pegamento de madera, pero tengo muchísima hambre".
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A Korsakova todavía se le eriza la piel con los recuerdos de ella y sus amigos cuando iban al puente sobre el río Fontanka. Los niños observaban cadáveres flotando, pero "no tenían ni miedo de ellos ni sintieron ningún disgusto. Era sólo un hecho de la realidad en que estábamos viviendo".
El cerco de Leningrado, uno de los más largos y feroces en la historia, duró 872 días, a partir de septiembre 1941 hasta enero de 1944, dejando a más de un millón de civiles muertos

http://actualidad.rt.com/sociedad/172427-rio-cadaveres-sobrevivientes-asedio-leningrado-recuerdos
 

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El heroico piloto que combatió contra los nazis junto a su osito de peluche

El teniente británico Stephen se hizo famoso en la guerra por llevar consigo siempre a «Beaumont»

BNPS
El teniente, junto a su querido osito antes de salir de misión
A día de hoy son muchos los objetos que portaban los soldados durante la Segunda Guerra Mundial para que les diesen suerte. Éstos van desde balas que pasaron silbando cerca de sus cabezas en plena batalla, hasta muñecos para niños. Precisamente en esta última categoría se enmarca «Beaumont», un osito de peluche propiedad del aviador Stephen Beaumont que estuvo en la cabina de su heroico dueño mientras este combatía contra los cazas nazis durante la Batalla de Inglaterra.
A pesar de que la historia de «Beaumont» había quedado olvidada bajo una ingente cantidad de sucesos acaecidos durante la contienda, ahora ha salido a la luz gracias a la familia de su dueño. Y es que, esta ha explicado que sacará este osito de peluche a la venta en las próximas jornadas por un mínimo de 10.000 libras (unos 14.000 euros) en una conocida casa de subastas británica. Así lo afirma, al menos, la versión digital del diario «Daily Mail».
«Los pocos»
Para entender la historia del teniente Stephen Beaumont y de su curiosa mascota es necesario viajar en el tiempo hasta julio de 1940, mes en que la temible «Luftwaffe» comenzó a bombardear Gran Bretaña como parte de una gigantesca operación ideada por Adolf Hitler para tomr las islas. Fue en ese momento cuando la RAF (la fuerza aérea británica) movilizó a sus pilotos para, en inferioridad de condiciones, combatir contra los cazas nazis y obligarles a retirarse hasta Alemania. Una tarea ardua en la que falleció hasta un 20% de los aviadores ingleses.
Precisamente uno de aquellos valientes de la RAF era el teniente Stephen Beaumont quien, a los mandos de su «Spitfire» (el avión más representativo de Gran Bretaña) luchó en los cielos contra los pilotos de la «Luftwaffe» de forma valerosa. Sin embargo, además de por su pericia con los aviones, si por algo llamaba la atención este militar era porque siempre iba acompañado en su cabina de un curioso compañero, un osito de peluche con el escudo real y las letras AM (Ministerio del Aire) cosidas en su pecho. ¿La razón? Afirmaba que le traía suerte.
Así debió ser, pues Stephen fue uno de los pilotos que sobrevivió a la contienda. Con todo, tanto él como el resto de sus compañeros entraron a formar parte de «Los pocos» (en alusión a la famosa frase que Churchill dijo sobre la RAF de «Nunca tantos debieron tanto a tan pocos»). Aquella contienda supuso todo un reto para los pilotos británicos, los cuales estaban sometidos a una gran tensión mental y dormían muy pocas horas debido a que tenían que estar siempre atentos a las emboscadas de la «Luftwaffe».
«De los 3.000 aviadores que sirvieron en este período, un sexto murieron en combate. Los objetos de peluche se convirtieron en mascotas populares que ayudaron a reforzar el valor y la voluntad de los hombres que participaron en un conflicto donde la supervivencia era una cuestión de suerte y de habilidad. En concreto, este oso acompañó al teniente, de 30 años, en multitud de sus misiones», explica, en declaraciones al «Daily Mail», un historiador local.
Una vida en el retiro
Tras la Batalla de Inglaterra, «Beaumont» viajó junto a su dueño, recién ascendido a comandante de escuadrón, hasta la retaguardia. Y es que, allí Stephen se dedicó a entrenar a los pilotos más jóvenes, a los que enseñó a manejar los «Spitfires» y los «Hurricanes», y formó parte del equipo que planificó la invasión de Normandía. Después de la guerra, el teniente –que era abogado antes de la guerra- regresó a su ciudad natal, donde se hizo forense y, en 1979, Sheriff. Finalmente, murió a los 87 años, aunque siempre guardó su preciado osito de peluche.
ABC.ES
 

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Belle, la hipopótamo que sobrevivió al sitio de Leningrado y a la guerra

En septiembre de 1941 las tropas alemanas cercaron la ciudad de Leningrado (actual San Petersburgo)… comenzaba el sitio que duró hasta enero de 1944. Además del simbolismo de tomar la cuna de la revolución, Hitler consideraba de vital importancia Leningrado por su puerto estratégico y por la fábrica de tanques y vehículos blindados. Ante la aguerrida defensa de los soviéticos y la imposibilidad de ocuparla por la fuerza, decidió rendirla por hambre. La población fue sometida a la más increíble lucha por la supervivencia, donde el agotamiento de los alimentos llevó a los sitiados a dar buena cuenta de palomas, gatos, perros… e incluso a realizar actos de antropofagia y mercadeo de cadáveres. Los escasos suministros que llegaban, a todas luces insuficientes para una población de 3 millones, lo hacían a través del lago congelado Ládoga -el “Camino de la vida” lo llamaron-. Cuando la ciudad fue liberada, había más de un millón de muertos.

Pero hasta en aquel lugar de muerte y desolación, hubo un lugar que escapó a la barbarie… el zoo de Leningrado.
Antes de comenzar el asedio, y ante el avance de las tropas alemanas, se evacuaron unos 80 animales -casi la mitad del zoológico- a otras poblaciones: panteras negras, tigres, osos polares, tapires, un rinoceronte… pero el resto tuvieron que permanecer en el recinto durante todo el sitio. Lógicamente, los animales sufrieron las escasez mucho antes que la población. Sólo la dedicación de los propios trabajadores consiguió salvar la vida de muchos de ellos. Les procuraban alimento recogiendo hierbas, raíces, castañas, bellotas, etc; plantaron coles y nabos dentro del recinto; para los carnívoros, rellenaban los pellejos de perros y gatos con una mezcla de hierbas y restos de pescado; arreglaban las jaulas y los muros destruidos por los bombardeos; los curaban con lo poco que tenían; dormían dentro del recinto… y, a pesar de la escasez de comida que había en la ciudad, nunca nadie intentó asaltar las instalaciones del zoológico para que sirviesen de alimento.

Betty. Muerta en un bombardeo. 1941
A pesar de todos los sacrificios de los cuidadores, incluso con su propia vida, algunos animales murieron a causa de los bombardeos o los posteriores incendios, del hambre y otros tuvieron que ser abatidos al escaparse y convertirse en un peligro para la población. Pero la mayoría, como la hipopótamo Belle, lograron sobrevivir al sitio y a la guerra. Sin agua corriente y con la piscina vacía, era harto difícil poder mantener húmeda la piel de Belle para que no se secase y agrietase. Así que, Evdokia Ivanovna, su cuidadora, iba todos los días hasta el río Neva con un barril de 50 litros para recoger agua. Cuando regresaba, calentaba el agua y, tras humedecer la piel, le frotaba con aceite de alcanfor. De los 40 kg de pienso que comía diariamente antes del sitio, Belle tuvo que sobrevivir con unos 6 kg al día de una mezcla hecha con hierbas, verduras y serrín. Gracias a Evdokia, Belle consiguió superar todas las adversidades y murió de vieja en 1951.

Belle. 1935

Belle y Yevdokia. 1943
Para la población de Leningrado el zoológico se convirtió en un símbolo de resistencia y de paz. De hecho, de los casi 900 días que duró el sitio, sólo permaneció cerrado el invierno de 1941, cuando los bombardeos eran más intensos. Los trabajadores del zoo fueron galardonados por su esfuerzo y dedicación para mantenerlo abierto y darle a la ciudad un cierta apariencia de vida.

Trabajadores zoo. 1945
http://historiasdelahistoria.com/20...opotamo-que-sobrevivio-al-sitio-de-leningrado
 
LA ROSA DE TOKIO
Creo que es un tema que no se toco hasta el momento
Fue recopiadao de Wikipedia por razones de tiempo que ando un tanto escaso por estos dias y el merito es absolutamente de quien efectuo el trabajo, solo lo lei y me parecio que esta muy bien hecho


La Rosa de Tokio (Tokyo Rose), fue el sobrenombre dado en la Segunda Guerra Mundial por los servicios de contrainteligencia de los Aliados a las radioemisiones deliberadas en amplitud modulada de aproximadamente una docena de locutoras angloparlantes de origen japonés, lectoras de propaganda japonesa dirigidas a las tropas aliadas como medio de guerra psicológica.


El nombre está generalmente asociado a
Iva Toguri d’Aquino (Ikuko Toguri), una ciudadana estadounidense nacida en Los Ángeles, California en 1916, hija de inmigrantes japoneses, que viajó a Japón el 5 de julio de 1941, es decir 6 meses antes de iniciarse la guerra, para visitar a algunos familiares y ver posibilidades de seguir sus estudios de medicina allí. El 7 de diciembre de 1941 ocurrió el ataque a Pearl Harbor, lo que cerró sus posibilidades de regreso a EE. UU.


Obligada a buscar un trabajo para mantenerse, fue reclutada por los servicios de
inteligencia japoneses para participar en el programa radial The Zero Hour, un programa producido por prisioneros de guerra aliados con experiencia en radiotransmisión, forzados a hacerlo bajo amenaza. El programa consistía en enviar mensajes de los prisioneros de guerra a sus familias, intercalados con música occidental e información local, orientada a desmoralizar a las tropas aliadas. Mucha de la información emitida era suministrada por la Kenpeitai, quien la obtenía del interrogatorio forzado de prisioneros.


Toguri participó primero como
traductora y luego como locutora en unos 350 programas, negándose a emitir propaganda antiestadounidense, lo que fue aceptado. Dicho programa era escuchado no solo por la contrainteligencia aliada; si no por todas las bases y unidades a flote aliadas en el frente del Pacífico.


El apodo Rosa de Tokio fue una fábula generada por los servicios de contrainteligencia estadounidenses, lo que al fin de la guerra significó para una ingenua Iva Toguri ser arrestada e investigada por el FBI y los servicios de contrainteligencia del Ejército de los Estados Unidos, siendo liberada después al no encontrarse evidencia de traición alguna. Al regresar a Estados Unidos en 1948, fue blanco de las acusaciones de un periódico sensacionalista, arrestada y juzgada. En 1949 fue condenada a 10 años de prisión y a pagar una multa de 10 000 dólares, con cargos de traición a la patria.


Fue liberada 6 años más tarde y se trasladó a
Chicago, donde en 1976 fue entrevistada por un periodista que se interesó en su caso, descubriendo que las acusaciones en su contra habían sido fabricadas por dos ciudadanos japoneses, que dijeron a su vez haber sido forzados por el FBI y la policía militar estadounidense a atestiguar en su contra.


El 17 de
enero de 1977 fue indultada oficialmente por el presidente Gerald Ford, que además le devolvió la ciudadanía estadounidense.


Iva Toguri murió el 20 de
septiembre de 2006, en Chicago, a los 90 años de edad.

Esta fue ella, en su juventud.-
Un gran abrazo
Vizcacha


 

Sebastian

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Brujas de la Noche, el regimiento aéreo de mujeres en la Segunda Guerra Mundial

27 de abril de 2015 Olga Belenitskaia, para RBTH
Los fascistas las llamaban “brujas de la noche”, los pilotos franceses del regimiento aéreo Normandie-Niemen les pusieron el nombre de “las hechiceras de la noche”, y sus compatriotas , “hermanitas”. Las escuadrillas del regimiento femenino estaban integradas únicamente por mujeres e imponían un verdadero terror a los alemanes.


María Dólina comandante de escuadrón del 125 regimiento femenino de aviación “Heroína de la unión Soviética”. Fuente: wikipedia

Poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a llegar numerosas cartas desde los clubes y escuelas de aviación. Eran mujeres que pedían que las enviaran al frente para luchar en las batallas igual que los hombres.

Al mismo tiempo, la heroína de la Unión Soviética Marina Raskova, conocida en todo el país por su legendario vuelo entre Moscú y Oriente Lejano sin escalas a bordo del avión ANT-37 “Ródina”, propuso la idea de formar un regimiento especial femenino. La escucharon y prometieron analizarlo, aunque fueron muchos los hombres que se opusieron a esta novedosa idea. Sin embargo, no paraban de llegar solicitudes.

Al final la piloto obtuvo el permiso de Stalin para formar un regimiento femenino y en otoño del 1941 empezó el reclutamiento de voluntarias. Tras un curso intensivo se formó el regimiento de guardia número 46, que se ha convertido la única división femenina de bombarderos nocturnos en el mundo.

La primera orden del grupo de aviación solicitaba que las mujeres se cortasen el pelo. Podían dejar sus trenzas con el permiso de Marina Raskova. El 27 de mayo de 1942 la escuadrilla aérea compuesta por 115 chicas entre 17 y 22 años de edad llegó a la frente. El primer vuelo de combate se realizó el 12 de junio.

¨Por Liuba!” “Por Vera!”
Volaban en pequeños biplanos de marcha lenta y apodaban sus aviones kukurúznik, mazorca de maíz. La cabina abierta con una protección de vidrio no las protegía de las balas ni tampoco del fuerte viento. No había comunicación por radio, la velocidad del avión era de tan solo 120 km/h y volaban a una altura de 3 km. Su única arma eran las pistolas TT. Fueron equipados con ametralladoras solamente en 1944.

No tenía bodega de bombas, y estas se colgaban por debajo del avión, de modo que no podía levantar muchas, pero las que lanzaba llegaban al blanco con precisión. En ocasiones llevaban las bombas en sus rodillas y las soltaban ellas mismas. Las chicas volaban de noche, haciendo hasta diez vuelos en un mismo día. Apagaban el motor y las bombas caían sobre el enemigo en silencio. Además transportaban material para los guerilleros: medicamentos, municiones, alimentos y cartas.

Los alemanes no podía ver por la armadura de madera chapeada y fueron ellos quienes le llamaban Brujas de la Noche, mientras que los soviéticos se referían a ellas como “hermanitas”. El piloto alemán que conseguía derribar un avión, obtenía el premio más alto: la Cruz de Hierro.

Las pilotos escribían en las bombas “¡Por la patria!”, pero después de que tuvieron a la primeras compañeras fallecidas ponían sus nombres, como “¡Por Liuba!” y ”Por Vera!”.

La tripulación de un PO-2 estaba compuesta por un piloto y un maestro de la nave. Los maestros en su mayoría eran estudiantes de universidad. Polina Guelman estudiaba en la facultad de Historia, Irina Rakobolskaia, en la de Física de Moscú, Raísa Arónova, en el instituto de aviación de Moscú. Imponían un ambiente especial en el regimiento: daban clases, publicaban revistas, escribían poemas.

La comandante del regimiento 46º de la guardia fue Evdokía Bershanskaia, la única mujer galardonada con la orden de Suvórov. Bajo su mando el regimiento peleó hasta el final de la guerra. En total, las pilotos realizaron alrededor de 24.000 vuelos de combate.

El Día de la Victoria las chicas estaban cerca de Berlín. Recordaban a sus amigas que habían caído. En las batallas perecieron 33 pilotos y nueve de ellas fueron condecoradas como héroes de la Unión Soviética.
http://es.rbth.com/cultura/2015/04/...reo_de_mujeres_en_la_segunda_guerr_49281.html
 

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Otto Carius, Famous German Panzer ace of WWII, dies at 92



One of the most respected and successful German tank aces, Otto Carius, who destroyed more than 150 tanks, died on 24th January 2015, at the age of 92. In recognition of his gallantry and unmatched battlefield leadership, he was awarded the Knights Cross of the Iron Cross with Oak Leaves, known in Germany as “Ritterkreuz des Eisernen Kreuzes mit Eichenlaub”.
Born in 1922, he was refused admission to the army on two occasions, the reason cited as ‘Not fit for service: at present underweight’. However, his chance came when in 1940 Carius was accepted into the 104th Infantry Replacement Battalion.
Upon completion of his training, Carius volunteered to join the Panzer Corps. He was drafted into the 7th Panzer Replacement Battalion, and received his fundamental tank warfare training at Putlos in Holstein. The 7th Panzer Replacement Battalion was soon integrated into the 21st Panzer Regiment, and Carius was deployed to East Prussia in June 1941. While fighting on this font, Carius suffered serious wounds, when his tank was hit several times, and many rounds penetrated his tank’s armour.
Carius was transferred to Schwerin Panzer-Abteilung 502, meaning the 502nd Heavy Tank Battalion, in 1943. The 502-tank unit was actively involved in the Battle of Leningrad and the Battle of Narva, in Estonia. During these campaigns, Carius’s unit was commanded by Hyacinth Graf Strachwitz von Grosz-Zauche und Camminetz.
 

Sebastian

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Dmitri Lavrinenko, el mejor tanquista de la Segunda Guerra Mundial

1 de mayo de 2015 Yekaterina Sinélshikova, RBTH
La derrota de Wehrmacht a las afueras de Moscú en 1941 fue un momento decisivo en la Segunda Guerra Mundial. El Ejército Rojo resistió al cruento combate y evitó batirse en retirada. Pero tuvo que pagar con cientos de miles de vidas. Entre estas vidas estaba la de Dmitri Lavrinenko, el tanquista más eficiente en todo el periodo de guerra. En dos meses y medio de luchas a bordo del legendario tanque T-34, este soldado destruyó 52 tanques.


Fuente: wikipedia
Dmitri Lavrinenko nació en el pueblo de Besstrashnaia, en la región de Kuban, en 1914. Su padre era partisano y murió durante la guerra civil, así que su madre lo crió sola. A la edad adulta, después de acabar sus estudios, Dmitri comenzó a trabajar en una escuela, pero este trabajo le duró poco: se alistó de manera voluntaria en el ejército y, en el año 38, acabó la escuela de blindados. Según el comandante de su compañía, a Lavrinenko “le encantaban los vehículos militares y tenía prisa por aprender a usarlos”. Tenía una puntería excelente independientemente del arma con la que disparase; sus compañeros decían de él que tenía “ojo de francotirador”.


Fuente: wikipedia​

Un maestro de la táctica
El teniente Lavrinenko llegó al frente oriental tras haber adquirido experiencia en otras campañas militares, de modo que enseguida le asignaron el mando de un pelotón de tanques.

Sin embargo, debido a los constantes traslados, su tanque quedó fuera de servicio antes de poder combatir. El ‘dulce y bondadoso’ teniente Lavrinenko (como lo describían sus amigos) mostraba su carácter cuando la cosa iba de tanques. Los vehículos defectuosos solían destruirse de inmediato para que no acabaran en manos del enemigo. Sin embargo, cuando se le ordenó destruir el suyo, el teniente decidió desobedecer y gritó que “no enviaría su tanque al cementerio”; prefirió llevarlo a reparar. Más tarde, el pelotón recibiría una partida de T-34 nuevos, a lo que Lavrinenko comentó: “Ahora Hitler sabrá lo que es bueno”.

Las características del nuevo vehículo en comparación con el anticuado BT-2, que acababa de regresar del taller, causaron impresión. Cuando los tanques enemigos comenzaron ‘planchar’ las trincheras, el ejército envió cuatro unidades 34 comandadas por Lavrinenko para apoyar a la infantería. Según los datos del Ejército Rojo, su equipo acabó entonces con 15 tanques.

Los historiadores lo bautizaron como el ‘maestro de la táctica’. Antes de cada combate, estudiaba atentamente la dirección del ataque y se camuflaba. Por ejemplo, durante la Batalla de Mtsensk, “camufló sus tanques con cuidado y colocó en posición un tronco que se parecía a los cañones de los blindados. Demostró una gran astucia, pues los fascistas abrieron fuego contra los falsos objetivos. Entonces Lavrinenko dejó que los nazis se acercasen hasta una distancia prudente y abrió un fuego fulminante desde la emboscada”, recuerda el general del ejército Dmitri Leliushenko.

De visita en la peluquería
En octubre del 41, los alemanes enviaron un batallón a Sérpujov, ciudad situada a tan solo 100 km de Moscú. Al descubrir la presencia de la columna, la telefonista de guardia avisó al comandante de la ciudad. Al recibir la noticia, este se sintió perdido: solo contaba con un batallón de niños y un puñado de ancianos.

Pero alguien le dijo que en la peluquería había un rezagado del batallón de unidades Т-34. El comandante corrió a ver a Lavrinenko. “Tenemos combustible y munición, estoy preparado para enfrentarme a los alemanes. Enséñeme el camino”, sentenció el tanquista.

Encontró una brecha en medio de un enorme campo, escondió allí el tanque y, después, se sentó tras el cañón. Como no temía acercarse al enemigo, dejó que este se acercarse a una distancia de entre 150 y 400 metros; esta vez el impacto sobre el primer carro de combate fue totalmente inesperado. El tanque se incendió y le cerró el paso a los demás.

Tras derribar otros dos tanques, Lavrinenko arrancó y comenzó a embestir contra toda la columna hasta que llegaron los refuerzos. Como resultado, los alemanes los capturaron como prisioneros y se llevaron las armas y los documentos de valor.

“No tengo intención de morir”
El tanque de Lavrinenko se incendió en tres ocasiones. A pesar de ello, a sus colegas les parecía que el teniente era indestructible, casi inmortal. “Por mí no os preocupéis. No tengo intención de morir”, escribió Dmitri a sus parientes en noviembre del 41.

19 días después, murió a causa de una mina: tras vencer en la batalla de turno, salió del tanque dispuesto a informar a sus superiores cuando se vio rodeado en medio de un bombardeo. La batalla número 28 fue la última para él. Lo enterraron en el lugar donde fue abatido, junto a la carretera. En 1967, un grupo de escolares encontró su tumba y, solo en 1990, Dmitri Lavrinenko recibió la condecoración de Héroe de la Unión Soviética a título póstumo.
http://es.rbth.com/cultura/2015/04/...uista_de_la_segunda_guerra_mundial_49367.html
 

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Su marido desapareció en la II Guerra Mundial tras solo seis semanas casados y ahora se ha enterado de qué pasó con él

Peggy Harris nunca se casó de nuevo

cbs
Peggy Harris durante la entrevista.
Peggy y Billie Harris llevaban tan solo seis semanas casados cuando éste desapareció en la Segunda Guerra Mundial y nunca se volvió a saber más de él. Esto fue en 1944.
A Peggy siempre le contaban que Billie había sido asesinado. Luego se rumoréo que estaba con vida, para terminar confirmando que había fallecido. Billie estaba muerto, pero no tenía ni idea de dónde murió, cómo sucedió o dónde fue enterrado.
Tuvieron que pasar seis décadas hasta encontrar una respuesta definitiva. En esta entrevista de la CBS, Peggy cuenta cómo descubrió que su marido estaba enterrado en el Cementerio Americano de Normandía, en Francia. El avión en que volaba Billie fue derribado.
Peggy se encontró y habló con el único hombre francés que había sobrevivido a la guerra y presenció cómo el avión fue derribado y ahora visita cada año la tumba de su marido. Aunque eso ocurrió hace muchos años, Peggy nunca se casó de nuevo.
ABC.es
 
¿Donde esta el conejo blanco?

Jasper Maskelyne

Famoso británico ilusionista, nació en de origen nacido en 1902 y falleció en fallecido en Kenia en 1973. Es conocido como «war magician» («mago de la guerra») por su intervención en la II Guerra Mundial

Cuando estalla la guerra se alista en el ejército, siendo destinado al Real Cuerpo de Ingenieros. En cuanto a su participación en la contienda bélica, fue en Egipto donde en mayor medida se le empleó, siendo destinado en principio al servicio de camuflaje. Posteriormente logra incorporarse a la A Force, dedicada al contraespionaje y comandada por el general Archibald Wavell. Integrado en ella, se le atribuye haber protegido el puerto de Alejandriade los bombardeos aéreos por el método de construir toda una ciudad falsa en Bahia Maryut para engañar a los pilotos alemanes; la hazaña se habría llevado a cabo el 22/06/1941
 

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Memorias de la Guerra Patria: Cómo dos camiones soviéticos capturaron a un caza alemán


RIA NOVOSTI
En primavera de 1944, el regimiento aéreo soviético en el que estaba alistado Yevgueni Dzhulái avanzó al territorio de Polonia. El sargento era el encargado de los camiones de repostaje en el aeródromo.
En una entrevista concedida a RIA Novosti el veterano de 91 años relató que el legendario piloto soviético Alexánder Pokryshkin había aterrizado varias veces en los aeródromos de su regimiento en un avión alemán.
El regimiento cambiaba de aeródromos a medida que se alteraba el frente. Cuando en mayo de 1944 el aeródromo se mudó a un campo encerrado en un bosque, el personal vio un Messerschmitt pasar por encima.
Vea también nuestro proyecto dedicado a la Gran Guerra Patria
"¡Chicos, venid, Pokryshkin está aterrizando! Y dije al conductor del segundo camión, Kolia, que se le acercara por la cola -hay dos bocas de repostaje- y yo por el morro", afirmó Dzhulái.
RIA NOVOSTI
Cuando el piloto salió de la cabina resultó ser un alemán, quien regresó al lugar de despegue por equivocación, mientras que sus fuerzas auxiliares se habían ido.
Sepa más: Putin cuenta cómo sobrevivieron sus padres en la Gran Guerra Patria
"Kolia salto al ala y le arrebató la pistola. El alemán se lanzó a la cabina para despegar, pero puse el camión bajo el hélice", recuerda el veterano.
La noticia sobre ese incidente se divulgó rápido, así que pronto llegaron corresponsales para entrevistar y fotografiar a los dos. Esta foto, la única con Dzhulái desde la guerra, la guarda a buen recaudo hasta hoy.
http://actualidad.rt.com/actualidad...atria-camiones-sovieticos-captura-caza-aleman
 

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Pictures of Everyday Life at a German Prisoners of War Camp in Britain



In 1939 there were just two Prisoner of war camps in Britain. By the end of the war; there were more than 600. Each camp was given a number and was either a disused building – factory, college, hotel etc, or was a specially constructed building known as a Nissen hut.The terms of the Geneva Convention stipulated that prisoners of war should not be forced to work while in captivity. However, given the choice, many German prisoners of war chose to work rather than sit around the camp doing nothing. Those that chose to worked on farms – harvesting, digging ditches or repairing fences, in the construction industry – rebuilding homes damaged by bombing, or clearing bomb damage.
There were also activities within the camp such as lectures, concerts and English lessons, football and other sports. The range of alternative activities such as these varied from camp to camp.
German prisoners of war were allocated the same food ration as British servicemen and given access to medical care. However, although they were relatively well looked after many German prisoners of war suffered mentally. They had no information about their families, the state of their country or when they would be released.
At the end of the war. prisoners were subjected to a re-education programme designed to equip them for life in the new Germany. Prisoners were also assessed with regard to continuing loyalty to Nazi ideals. Those that showed continuing loyalty remained in captivity. The first German prisoners of war returned to their homes in 1946, the last in 1949.

German POWs at Glen Mill camp, Oldham, on Christmas Eve 1940.

German Prisoners of War sit at tables to read books, magazines and newspapers in a Nissen hut which is being used as a reading room at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The walls of the hut are covered with photographs and murals.

German Prisoners of War inspect a model of a rehousing scheme they have planned and built for an exhibition on German housing at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945.

A general view of a group of Nissen huts amongst trees at a German Prisoner of War camp, somewhere in Britain. Several PoWs can be seen walking past the huts, 1945.

A German Prisoner of War reads a newspaper in the Nissen hut used as a reading room at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. Behind him, several other men can be seen. The walls of the hut have been decorated with photographs and murals.

Lieutenant Colonel Faulk addresses German Prisoners of War in their recreation hut at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945.

Two German Prisoners of War read the newspaper in the Nissen hut used as a reading room at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The walls of the hut are decorated with photographs, murals and the covers of magazines, such as ‘Picture Post’.

A German Prisoner of War conducts as the PoW choir sing in the recreation hut at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The hut appears to be decorated for Christmas: small fir branches are dotted around on the beams of the hut.

German Prisoners of War inspect displays in the information hut at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The man nearest the camera is is looking at a panel explaining the benefits of the English parliamentary system. Part of the curved ceiling for the Nissen hut used to house this exhibition has been decorated with murals.

A group of German Prisoners of War read as they sit around the inside edge of a bell tent at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The large central pole which holds the tent up can be clearly seen.

German Prisoners of War pick swedes in a field near their PoW camp, somewhere in Britain, 1945. Two horses can also be seen in the field.

German Prisoners of War mend boots and shoes at their PoW camp, somewhere in Britain, 1945. They are working in a Nissen hut which is being used as a cobbler’s shop. The back wall of the hut has a mural painted on it.

German Prisoners of War are examined by German doctors as they sit up in their beds in the ‘ward’ of the camp hospital at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. A fir wreath is suspended from the ceiling of the Nissen hut used which serves as the hospital, indicating that it is probably Christmas-time.

German Prisoners of War mend clothes in the tailor’s shop of a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. Suits are hanging up on the right of the photograph. One man is using a sewing machine. The back wall of the Nissen hut used as the tailor’s shop has a mural of a submarine drawn on it.

German Prisoners of War listen to a concert given by some of their fellow PoWs, on the stage of the recreation hut at a PoW camp, somewhere in Britain, 1945. A Proscenium arch has been added to the stage, and the musicians are flanked by banners with the letters ‘PH’. Instruments include guitar, accordion, piano and two violins. The backcloth is decorated with foil stars and the hall is adorned with fir branches, indicating that it is probably Christmas-time.

German Prisoners of War help a farmer to harvest his crop of swedes on a farm near their PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The farmer can be seen guiding his horse-drawn plough through the mud.

A farmer talks to German Prisoners of War who are working for him on his farm near to the PoW camp, somewhere in Britain, 1945. The farmer has two horses beside him. The PoWs are wearing rubber ‘sleeves’ over their boots, to protect their legs and feet from the mud. A third PoW can be seen standing to the left of the farmer.

A general view of a tented PoW camp, somewhere in Britain, 1945. Several German Prisoners of War can be seen walking along the pathways between the tents. In the distance, the Nissen huts of the rest of the camp are just visible.
(Photos via Imperial War Museum)
 

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Entierran a casi mil soldados soviéticos 70 años después del fin de la guerra


Soldados ensayan desfile para el Día de la Victoria.
Los restos de 964 soldados fallecidos en una de las mayores batallas contra las tropas de la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial en territorio soviético fueron enterrados el jueves, casi 70 años después del fin del conflicto.


Esta ceremonia tuvo lugar dos días antes de que Rusia celebre el 70º aniversario de la victoria contra la Alemania nazi, en un acto que contará con más de 16.000 soldados blindados, aviones y un desfile militar en la plaza Roja de una magnitud inédita.
Este jueves, unas 200 personas, incluyendo a autoridades locales, voluntarios que descubrieron los cuerpos y familiares de los soldados, homenajearon a los militares fallecidos durante la ofensiva soviética del verano de 1942 para intentar romper el bloqueo de Leningrado (hoy San Petersburgo), asediado por las tropas de la Alemania de Adolf Hitler desde hacía alrededor de un año.
Los voluntarios descubrieron estos restos en Siniavino, cerca de San Petersburgo, donde se registraron intensos combates en los que murieron decenas de miles de soldados soviéticos. Las duras condiciones en el frente de guerra no siempre permitían enterrar los cuerpos de los militares fallecidos, los cuales se solían abandonar en las trincheras o en fosas comunes.
Así, cada año, los voluntarios rusos descubren restos de miles de soldados del Ejército Rojo en los antiguos campos de batalla de la Segunda Guerra, en la que murieron por lo menos 27 millones de soviéticos. Tras ser identificados, los restos descubiertos se entierran con honores militares.
“Es nuestro deber brindar un último homenaje a los soldados que murieron en los combates contra los nazis”, declaró Viacheslav Sevostianov, un voluntario de 18 años de edad que se ocupa de la búsqueda.
En Siniavino ya se hallaron y enterraron los restos de más de 15.000 personas, pero sólo se pudo identificar a 3.000 de ellas.
“Sólo cuando tenemos suerte encontramos algo que permita identificar al soldado, como medallas u objetos diversos. Es algo muy poco común”, explicó Sevostianov.
Rusia celebra todos los años la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial el 9 de mayo -la capitulación se firmó la noche del 8 de mayo en Berlín, 9 de mayo hora de Moscú- con un gran desfile militar en la plaza Roja.
El aniversario de la victoria está considerada por un 42% de rusos como la fiesta más importante del año, por delante de la Navidad o sus propios cumpleaños, según un reciente sondeo del centro independiente Levada.
Fuente: AFP
 

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Fue abatido en 1943 sobre Rusia
Encuentran al soldado que tiró la primera bomba en la Segunda Guerra Mundial


En la región de Kubán, sur de Rusia y lugar de encarnizados combates aéreos en 1943, una organización de entusiastas encontró el avión y restos mortales del piloto alemán que arrojó las primeras bombas de la Segunda Guerra Mundial.

Entusiastas de la organización social rusa Kubanski Platsdarm han encontrado los restos del avión y del piloto alemán Horst Schiller, que en 1939 arrojó las primeras bombas en Polonia, informa la agencia rusa Interfax.
“En otoño de este año, un grupo de investigadores que trabajaban en la región Krymski, cerca de la aldea Vinográdnaya, encontró fragmentos de un bombardero Junkers 87. Posteriormente, a principios de noviembre, desde una profundidad de cinco metros fueron subidos el motor de la aeronave, la caja principal de transmisión y los restos del piloto”, señalo el líder de la organización, Evgueni Porfíriev.
Los entusiastas se enteraron del nombre del piloto al comparar el número identificador del bombardero con datos de archivos.
Schiller fue catalogado como muerto el 2 de junio de 1943, cuando su avión fue derribado por la artillería antiaérea soviética, tres kilómetros al noroeste de la actual ciudad de Krymsk.
“El comandante del grupo de bombarderos en picado, Horst Schiller, poseedor póstumo de la Cruz de Caballero, el galardón militar más alto del ejército alemán de la época, se convirtió en el primer piloto en Alemania en cumplir una misión de combate durante la Segunda Guerra Mundial. Esto sucedió en Polonia, veinte minutos antes del inicio oficial de las hostilidades, el 1 de setiembre de 1939″, destacó Porfíriev.
La organización Kubanski Platsdarm lleva ya encontrado en pocos meses de existencia los lugares de entierro de más de cinco mil soldados y oficiales soviéticos, y fue la responsable de establecer y estudiar los lugares donde cayeron 159 aviones.
la republica
 

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Los tres soldados aliados que sobrevivieron milagrosamente al encuentro con una tribu caníbal

Tal día como hoy, en 1945, un avión se estrelló en Papúa dando lugar a una de las historias más curiosas de la II Guerra Mundial

Wikimedia
Margaret Hasting, una de las supervivientes
Fue un 13 de mayo de 1945, hace exactamente 70 años, cuando se sucedió una historia más propia de un libro de ficción que de la vida real. Y es que, tal día como hoy, un avión de las fuerzas aéreas estadounidenses se estrelló en Papúa Nueva Guinea dejando en plena selva a tres soldados americanos. Desamparados y hambrientos, los militares terminaron dándose de bruces con una tribu de caníbales de la que, finalmente, lograron escapar de una forma totalmente rocambolesca: construyendo una serie de planeadores para marcharse, literalmente, volando.
Esta curiosa historia, tal y como publica la versión digital de la «BBC», comenzó un 13 de mayo de 1945, poco después de la rendición sin condiciones de Alemania y, por lo tanto, del final de la Segunda Guerra Mundial en el frente Europeo y africano. Fue en ese momento cuando el ejército americano decidió tener un gesto de amabilidad con 24 de sus combatientes acantonados en la entonces Nueva Guinea (hoy Papúa y Papúa Occidental) y llevarles a dar un «vuelo de incentivo» -un paseo en avión para recompensar su participación en la contienda-.
El lugar que decidieron sobrevolar era una zona que había sido bautizada como «Shangri-La» y en la que, según se había podido investigar, habitaba una tribu de caníbales que nunca antes había tenido contacto con el hombre. Sin duda, un viaje que sería muy apreciado por los pocos suertudos que embarcaron en el avión «The Gremlin Special». Sin embargo, durante el vuelo el piloto perdió el control del aparato y el aeroplano se terminó estrellando contra una montaña de la zona. Tan sólo sobrevivieron tres personas.
«La primera superviviente fue Margaret Hasting, una bella cabo del ejército. El segundo fue el sargento Kenneth Decker, que sufrió una herida terrible en la cabeza y quedó totalmente amnésico. El tercero fue el teniente John McCollom, que no tenía heridas físicas, pero sí emocionales, pues su hermano gemelo había muerto en el accidente», explica, en declaraciones a la «BBC», el periodista Mitchell Zuckoff (quien dio a conocer esta historia en el libro «Lost in Shangri-La»).
Un curioso encuentro y una extraña huída
Tras recoger todos los víveres que encontraron y a sabiendas de que si se quedaban en la zona morirían, McCollom tuvo la idea de buscar refugio y hacer señales a los aviones aliados con una bandera amarilla. Tuvieron suerte a medias, pues fueron rescatados, pero por la tribu de caníbales que, hasta hacía pocas horas, pensaban ver desde la lejanía a través de la ventana de un avión.
«Eran guerreros caníbales y, según el ritual, solían comerse la carne de los enemigos cuando les mataban. Querían matarles, pero el líder de la tribu les recordó que una leyenda profetizaba que, un día, espíritus de piel blanca caerían del cielo. Así que, en lugar de comérselos, decidieron que tenían que protegerles», añade Zuckoff.
Mientras en medio de la selva las cosas andaban así, a los Estados Unidos se les ocurrió enviar una unidad para rescatar a los supervivientes del accidente. Curiosamente, seleccionaron a un grupo de pintorescos paracaidistas filipinos que habían sido entrenados para llevar a cabo misiones de extremo riesgo tras las líneas enemigas. Así fue como 11 de estos militares se lanzaron armados hasta los dientes sobre Shangri-La. Sin embargo, con lo que no contaban es con que iban a ser rodeados por centenares de caníbales, los cuales les desarmaron sin mediar palabra.
Por entonces esta historia era ya famosa en todos los medios, y todo era principalmente, gracias a la mujer que había sobrevivido. La prensa no iba a salir decepcionada, pues aún faltaba la última parte de este extraño suceso. Y es que, para huir, los supervivientes construyeron varios planeadores a los que ataron a los heridos y con los que consiguieron salir volando de aquellas montañas. Un tipo de avión que, en aquellos años, era llamado «ataúd volante» por causas obvias. A ellos, sin embargo, les llevó a la libertad.
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