Acciones varias de las distintas guerras

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La verdadera historia del «arca perdida» con los restos de varios santos recuperada tras la Segunda Guerra Mundial



Durante la contienda, un arcón que presuntamente contaba con los restos de San Juan Bautista fue escondido para evitar el saqueo soviético. En 1985 comenzó una auténtica misión de espionaje para hallarlo

CEN
Parte del relicario

La película de «Indiana Jones y el arca perdida» supuso, cuando hizo su aparición en los cines, toda una revolución. Sin embargo, siempre se ha pensado que la historia que narraba no era más que una fantasía que nunca sucedería en la vida real. Así era, hasta que se hicieron públicas las aventuras de Danny Douglas, un cazatesoros anglosajón que, hace apenas 30 años, vivió un verdadero largometraje de espías mientras trataba de hallar un arcón que –presuntamente- contaba con los restos de varios santos (entre ellos, San Juan).

Según publica la versión digital del diario «Daily Mail», para encontrar el origen de esta curiosa historia es necesario viajar en el tiempo hasta –aproximadamente- el año 1225. Fue en ese momento cuando el obispo de la ciudad belga de Florennes (Gerard de Rumigni) solicitó a un artesano la elaboración de un precioso arcón que salvaguardara los restos de San Timoteo, San Apolinar, San Mauro y San Juan el Bautista. La gigantesca urna fue llamada con el nombre del tercero, pues se cree que contiene su esqueleto entero.

Sin embargo, cuando el monasterio se disolvió con la llegada de laRevolución Francesa, el arca fue adquirida por el duque de Beaufort-Spontin, quien la compró a precio de saldo y la llevó a su castillo de Becov (en la República Checa). Allí permaneció, salvaguardada por la familia, hasta que se desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Fue durante los últimos años de la contienda cuando los soviéticos pisaron este lugar hambrientos de arte que robar y deportaron a Friedrich –el cuarto duque de Beaufort-Spontin- de la región por presunta colaboración con los nazis. Con solo una maleta en la mano, el noble dejó su casa, pero no sin antes esconder el arca de San Mauro.

El cazatesoros
Este tesoro permaneció escondido durante años. Sin embargo, en 1984el norteamericano Danny Douglas coincidió con un miembro de la familia Beaufort-Spontin y, después de que éste le desvelara el secreto de San Mauro, ambos decidieron que entrarían en el país y, haciendo el menor ruido posible, recuperarían el relicario. Así pues, con el dinero que tenía ahorrado, este estadounidense planeó viajar hasta la República Checa. Una vez allí, ofreció a las autoridades 500.000 dólares (250.000 según otras fuentes) a cambio de que le otorgaran un permiso de excavación y recuperación de objetos sin hacer más preguntas.

Fue en ese momento cuando comenzó una verdadera historia de espías entre nuestro protagonista y Frantisek Maryska, jefe de la policía secreta de la región. Éste se propuso conseguir el objeto misterioso que ocultaba Douglas e hizo uso de todos los medios que tuvo a su alcance para tratar de sacarle la información. Así pues, llegó a rodearle deagentes secretos para hacer todo tipo de curiosos y extravagantes interrogatorios e, incluso, planeó enviar a una mujer para que losedujese y, posteriormente, consiguiera sacarle la información. Nada resultó.

Pero un despiste de Douglas terminó por dar una pista vital a su enemigo quien –sabiendo algo tan sencillo como que no necesitaría herramientas para sacar el relicario, consiguió averiguar su paradero y adelantarse al estadounidense. Finalmente, el policía descubrió el paradero de la reliquia el 5 de noviembre de 1985 y fue declarado héroe nacional. Por su parte, nuestro protagonista no recibió reconocimiento hasta el año 2003, cuando se le envió una carta desde el ministerio checo de cultura afirmando que se le reconocía su participación en el descubrimiento.
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El palacio de la vergüenza que indigna a China

Hay una herida que no se ha cerrado por más de siglo y medio, desde que un ejército anglo-francés fue a China para que ésta se abriera a Europa; pero lo que sucedió fue horrible para ambas partes

Hay una herida histórica profunda que no ha sanado en las relaciones de Reino Unido con China. Una herida de la cual la mayoría de los británicos no saben nada, pero que a China le causa un mucho dolor.
El motivo fue la destrucción en 1860 del palacio más hermoso del país.
Lo que ocurrió con el palacio es profundamente resentido y constantemente resurge en películas populares, debates en redes sociales y acaloradas discusiones respecto a ventas de arte.
Y ha dejado un legado controvertido en colecciones de arte británicas -reales, militares y privadas-, que incorporan objetos saqueados.
Coincidentemente, uno de los personajes centrales de esta historia es Lord Elgin, el hijo del hombre que se llevó uno de los frisos del Partenón (en inglés conocidos como los Mármoles de Elgin) de Grecia.
Pero yo he estado explorando esta historia porque involucra a uno de mis antepasados, Thomas Bowlby, uno de los primeros corresponsales extranjeros británicos.
Hace siglo y medio
A pesar de que hoy el palacio yace en ruinas, con pilas de mampostería quemada, lagos con plantas descuidadas, jardines con unas cuantas piedras esparcidas, el lugar está siempre repleto de visitantes chinos que participan en el programa de "educación patriótica" financiado por el gobierno.
Les enseñan que en aquel lugar, cuyo nombre en chino es Yuanmingyuan (Jardín de la Brillantez Perfecta), los emperadores chinos construyeron un enorme complejo de palacios y otras bellas edificaciones, y los llenaron de espléndidos tesoros culturales.
Hace 155 años, cuando la Segunda Guerra del Opio estaba por terminar, un ejército anglo-francés fue enviado a Pekín para obligar a los dirigentes imperiales chinos a abrir más las fronteras de su país al comercio e influencia occidental.
A cargo de la parte británica estaba el 8º conde de Elgin, procedente de una de las familias más famosas en la historia imperial británica.
Con él viajaba Thomas William Bowlby, del periódico The Times, y se hicieron amigos durante el trayecto haciendo turismo cultural.
Al llegar a China, Bowlby escribió en el periódico y en su diario privado sobre su admiración por varios aspectos de la vida cultural china, sus hermosos edificios y "jardines admirablemente cultivados".
Pero esa admiración iba mezclada con la cruda realidad de una brutal guerra: a medida que la fuerza anglo-francesa se acercaba inexorablemente a Pekín, reportaba sobre una campaña militar muy unilateral.
La nueva arma británica Armstrong, apuntó, causaba "unas heridas perfectamente horrendas" en los chinos. "Hace pedazos cualquier cosa que toca".
Victoria segura
Debido al poderío militar anglo-francés, Bowlby estaba convencido de que los dirigentes imperiales chinos pronto "clamarían por piedad".
Ansioso de ser testigo del fin de esa guerra, partió con la delegación de oficiales franceses y británicos -escoltados por tropas indias- a negociar lo que asumieron sería la rendición china.
Pronto sería evidente de que había sido un error fatal.
Entre tanto, las tropas francesas llegaron a Pekín y al Palacio de Verano, y comenzaron a robar porcelanas, sedas y libros antiguos, o simplemente a destruir lo que encontraban.
Las tropas inglesas se les unieron poco después. "Los oficiales y sus hombres parecían poseídos por una locura temporal", dijo un testigo.
Cuando Lord Elgin llegó, inicialmente registró su horror en su diario. "La guerra es una empresa odiosa. Entre uno más la ve, más la detesta".
Pero los saqueos eran una parte establecida del pago al ejército y Elgin ayudó a organizar una subasta con los muchos miles de obras de arte y otros objetos que habían sido saqueados.
La tradición de los ejércitos era compartir el botín y dejar algo de las ganancias para compensar a las familias de muertos o heridos.
Ese podría haber sido el fin de la historia.
Pero...
Llegó la noticia de que la delegación que había ido a negociar la rendición china había sido apresada. Y que algunos miembros, incluido el periodista Bowlby, habían sido torturados y asesinados.
"Mantuvieron a los hombres amarrados por tres días. Diariamente empapaban con agua sus vendajes para que se hicieran cada vez más apretados", dice la historiadora Vera Schwarcz. "Cada vez que pedían agua, les llenaban sus bocas de tierra". Eventualmente varios prisioneros murieron y sus cuerpos quedaron casi irreconocibles.
En respuesta, Lord Elgin les ordenó a las tropas británicas que quemaran todo el complejo del Palacio de Verano.
La destrucción, escribió después, fue para "marcar, con un acto solemne de venganza, el horror e indignación... que nos inspiró la perpetración de ese enorme crimen".
Quemar todos los magníficos edificios tomó varios días.

Un templo en las ruinas del Palacio de Verano, circa 1860..
Donde hay cenizas...
Poco después de la destrucción del Palacio de Verano en 1860, el 8º conde de Elgin hizo una entrada triunfal al centro de Pekín, en una procesión que simbolizaba el dominio británico y occidental, y la humillación china.
Por un tiempo después, el recuerdo de lo ocurrido se esfumó de la memoria china, mientras el país atravesaba la modernización, el fin de la era imperial, la guerra y la toma del poder comunista.
De hecho, señala la historiadora Schwarcz, durante la Revolución Cultural de los años 60, "algunos restos del Palacio de Verano fueron destruidos a cuchillo por los Guardias rojos", que odiaban cualquier cosa que recordara el pasado imperial.
Sin embargo, desde las protestas contra el gobierno comunista en la plaza de Tiananmen en 1989, el liderazgo chino ha tratado de reforzar su autoridad alentando el orgullo patriótico por el pasado histórico del país y enseñándoles a sus ciudadanos que sólo un gobierno fuerte puede evitar la repetición de la humillación a manos de extranjeros del siglo XIX.
Y las ruinas en el sitio del viejo Palacio de Verano son un lugar ideal para dictar esa lección.
En la mira
China también está enfocándose en todo el arte que fue saqueado por las fuerzas francesas y británicas y llevado a Europa. Fue comerciado y aún permanece en todo tipo de colecciones privadas y públicas.
"Estamos trazando un plan para comenzar una serie de acciones para recuperar estas antigüedades y traerlas de regreso a China", dice Niu Xianfeng, director general del Fondo Nacional de Tesoros del Ministerio de Cultura chino.
"China nunca abandonará su derecho a recuperar estos tesoros saqueados".
El investigador Liu Yang ha pasado 15 años rastreando las obras de arte. Dice que "los museos británicos nunca contestan" cuando les escribe preguntando lo que tienen. Pero ha coleccionado en su computadora cientos de imágenes de artículos saqueados.
En el museo de los Reales Ingenieros en Kent, Inglaterra, el curador James Scott me mostró un hermoso ornamento de jade traído al país en la campaña de 1860.
El etiquetado de estos artículos es una tarea delicada. "Realmente no mencionamos la palabra 'saqueado' en absoluto. Tratamos de mantener la interpretación tan neutral como sea posible", dice Scott.
Aún más cuidado deben tener las casas de subastas, pues pueden sacar ganancias sustanciales al vender piezas que provienen del Palacio de verano. La prueba de origen como parte de la colección imperial china -que a menudo son inscripciones hechas por los soldados que la saquearon- aumenta enormemente su valor.
Algunos de los nuevos millonarios chinos han pujado en subastas de estos objetos. Pero pagar por arte que, desde el punto de vista de muchos chinos, fue robado, aumenta aún más el resentimiento.
La bárbara civilización
Los chinos son conscientes de que es difícil, tanto tiempo después de los hechos, recuperar lo que se llevaron del Palacio de Verano pero esperan mucho más reconocimiento del que Reino Unido les ha dado.
Los franceses han sido más abiertos al expresar su remordimiento. "Nos llamamos civilizados y a ellos los llamamos bárbaros", escribió escandalizado el autor Victor Hugo sobre la destrucción del Palacio de Verano. "Aquí está lo que la Civilización le hizo a la Barbaridad".
Un reciente libro, "El saqueo del Palacio de Verano", por Bernard Brizay, fue recientemente traducido al chino y muy bien recibido en ese país.
En Reino Unido prefieren hablar del futuro más que del pasado: "de una sociedad de respeto mutuo y comprensión", según el primer ministro.
Pero el desarrollo de esa relación puede llevar algún día a enfrentar el doloroso pasado que China no ha olvidado.
Aunque para ser justos, China también tiene una memoria selectiva.
Parte de esa historia de 1860 ya está enterrada, como descubrí cuando fui en busca de la tumba de mi antepasado Thomas Bowlby.
En vez de un cementerio, encontré un campo de golf..
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Así iban equipados los soldados nazis que invadieron Europa

Desde sus armas, hasta su uniforme. Descubre cómo acudían a la contienda los miembros de la «Wehrmacht» al comienzo de la guerra

1Introducción: el nacimiento del soldado alemán

ARCHIVO ABC
Tropas alemanas, en 1939
A partir de 1939, los alemanes dominaron una buena parte de Europa gracias a su arrojo, su superioridad militar y su novedosa forma de hacer la guerra. Sin embargo, y además de contar entre sus filas con todo tipo de imponentes carros de combate,Hitlery sus oficiales también podían presumir de disponer de miles y miles de combatientespertrechados con un material bélico que les dio decenas de victoriasdurante la primera fase de laSegunda Guerra Mundial.
Desde el fusilKar 98 Khasta la máscara antigás reglamentaria, todo estaba pensado para que el infante pudiera sobrevivir durante días en el frente sin contar con más apoyo que el de sus compañeros y el equipo que llevaba a sus espaldas.
Para entender qué pasaba por la «kartoffel» de un soldado alemán durante la Segunda Guerra Mundial es necesario remontarse en el tiempo hasta el año 1933. Por entonces, en Alemania ya había tomado el poder Adolf Hitler aupado por una crisis económica y nacional (pues hierieron el orgullo alemán) producida tras eltratado de Versalles.
Al final convenció a los ciudadanos alemanes, pues no sólo le votaron, sino que le dieron su apoyo para que, en 1934, el «Reichwehr» alemán (las Fuerzas Armadas del país) le juraran fidelidad a él. Toda una revolución para la época que le convirtióen líder indiscutiblede los ejércitos de tierra, la armada y las fuerzas aéreas.
«En el año 34, el ejército tuvo que jurar lealtad a Hitler. No tuvieron más opción. Si no lo hacían, les obligarían a disolverse y sus funciones las adquirirían los seguidores del líder. Esa fue la base del ejército que posteriormenteinvadió Polonia: militares que no eran nazis pero que, al final de la contienda, se afiliaron en muchos casos al partido. El problema es que al final el nazismo imbuyó el ejército hasta tal punto que Hitler cambió el saludo militar por el fascista. Muchos militares estaban en contra de ello y sólo querían salir adelante, pero les tocó vivir aquello», explica, en declaraciones a ABC,Santos Rodríguez, miembro de la «Asociación cultural albaceteña de recreación histórica».
Aquella jornada, los soldados alemanes que habían estado a las órdenes de laRepública de Weimarpasaron a depender directamente delFühreren base al siguiente juramento. «Juro por Dios que deberé prestar obediencia absoluta al jefe del imperio y del pueblo alemán, Adolf Hitler -comandante en jefe de las fuerzas armadas-, y que, como un soldado valeroso, deberé estar siempre preparado para dar mi vida por este juramento».
Posteriormente, el ejército fue renombrado como la «Wehrmacht», organización que incluía el «Heer» (ejército de tierra), la «Kriegsmarine» (la marina) y las fuerzas aéreas («Luftwaffe»). El equipo del soldado de infantería previo a la guerra y que, con posterioridad, participó en las primeras contiendas de 1939 en Polonia, es el que será analizado en las siguientes páginas.
Recreando a la «Wehrmacht». Cuatro preguntas a Santos Rodríguez
M.P.V.
En pleno 2014, aquellos afortunados que hayan dado con sus huesos en Albacete podrán observar que, de cuando en cuando, sus calles son recorridas por varios soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no es necesario que se preocupen ni se froten los ojos de incredulidad cuando esto les suceda, pues no han hecho un viaje en el tiempo, sino que están disfrutando en primera persona de la «Asociación Cultural Albaceteña de Recreación Histórica (A.C.A.R.H.)» -un grupo dedicado a representar en detalle la forma en que acudían a la guerra los militares de la «Wehrmacht»-.
¿Cuándo y cómo nació A.C.A.R.H.?
Hace aproximadamente seis años. Empezamos tres socios y ahora somos diez. En principio decidimos representar a las tropas alemanas porque eran las que más nos gustaban, pero también tenemos una sección de recreación de la Roma Imperial y, en las últimas fechas, estamos tratado de hacer una tercera sección que represente a las Brigadas Internacionales.
¿Existe alguna motivación política detrás de A.C.A.R.H.?
No, de ninguna forma. Es algo que quiero dejar totalmente claro. A veces nos llaman “nazis” por llevar estos uniformes, pero no pertenecemos a ningún movimiento extremista o paramilitar y estamos en contra del nazismo. De hecho, en nuestros estatutos como asociación lo recalcamos: no tenemos prejuicios extremistas ni religiosos. Simplemente somos gente normal a la que le gusta la historia militar y, en lugar de irnos a tomar algo un domingo a un bar mientras vemos el fútbol (con todo el respeto para el que lo hace, porque a mí también me gusta), Recreamos una unidad alemana y vamos a eventos con otros grupos.
¿Cuánto cuesta unirse a su grupo?
Ni un euro. El que quiera está invitado a pasar un buen rato con nosotros. Simplemente tiene que sufragarse él su propio equipo, pero no tenemos ninguna cuota. Eso sí, cuando queremos ir a algún evento nos juntamos todos para pagar el transporte debido a que la asociación no tiene subvenciones. Las hemos solicitado a la diputación y al ayuntamiento de Albacete, pero no hemos conseguido nada.
¿Qué unidad representan?
La sección alemana de la asociación recrea una unidad alemana que se creó al final de la guerra y que se formó de trozos de otras divisiones: la «272 Volksgrenadier Division». Era lo que quedaba, por entonces, de un ejército alemán que estaba machacado. Como era una unidad hecha de retales, intentamos recrearla con uniformes de distinto año, tal y como sucedía entonces. Hubo cuatro tipos de uniforme en esta unidad y en el ejército, y nosotros para que se vea que es muy variada y estaba formada por ellos, los representamos todos.
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2El uniforme de la infantería de la «Wehrmacht»

ASOCIACIÓN CULTURAL ALBACETEÑA DE RECREACIÓN HISTÓRICA
Uniforme alemán
El equipo de un soldado alemán de 1939 empezaba en suuniforme, el cual comenzó a ser producido por el gobierno entre1935 y 1936-cuatro años antes del inicio de laSegunda Guerra Mundial-. Sin embargo, y como señala a ABC Santos Rodríguez (quien lo porta en muchas recreaciones históricas y es todo un experto en lo que a él se refiere), su antigüedad no impidió que fuera uno de los más utilizados durante la contienda y conocidos a nivel internacional.
Concretamente, el uniforme de la «Wehrmacht» era conocido como elM-36.«Una de las características de este uniforme es quehabía sido elaborado por Hugo Boss, quien –cuando Hitler subió al poder en 1933- fue contratado para diseñar toda la ropa del ejército. La M venía de modelo (en alemán) y el 36, del año en que se había empezado a producir. Posteriormente hubo también un modelo 40 y 42. Además, los uniformesse fabricaban en lanapara el clima europeoy en HPT(un tejido a base de algodón) para climas tropicales en los que el calor fuera más fuerte –África, Grecia etc.-», explica a este diario Javier Bosch Martínez (regente de «La Garita Militaria», una tienda especializada en coleccionismo militar ubicada en Barcelona).
Guerrera
«La guerreratenía cuatro bolsillosy contaba concarterilla(un fuelle para dar más amplitud a la prenda). También era característica porque tenía solapas apuntadas para los bolsillos que se cerraban con botones. El color era llamado “Feldgrau”, que es un gris-verde o gris campo. El color del cuello era verde esmeralda y las hombreras también. Con el paso de los años se dejó de usar el cuello verde esmeralda por la tropa. En el caso de los oficiales, como eran tan remilgados, lo siguieron utilizando como una forma de distinción. Se abrochaba mediantecinco botones de un color similar», explica el miembro de la «Asociación albaceteña de recreación histórica».

Uniforme M-36 (a la derecha)
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Sobre el bolsillo derecho, y por encima de la solapa, se colocaba elemblema nacional(un águila con las alas extendidas bajo la cual había una esvástica). Por su parte, los afortunados con alguna (o algunas) condecoracioneslas ubicaban encima del izquierdo. Todas, salvo una: «Lacondecoración de segunda clasese colocaba en el segundo ojal de la guerrera empezando por arriba, es la única que no iba encima o alrededor del bolsillo». La graduación del militar se cosía en el antebrazo izquierdo, a media altura.
Con todo, Bosch añade que la importancia que tenían para los soldados las medallas hacía que algunos buscaran todo tipo de triquiñuelas para no llevarlas a la contienda: «Muchos soldados, cuando les concedían una medalla y la querían portar en el uniforme de campaña sin perderla,se cosían la cinta de la medalla en el uniformequitando la parte metálica. De esta forma, Se sabía que habían sido merecedores de ellas sin peligro».
Pantalones, botas y prendas de cabeza
«Lospantalones eran rectosy no tenían ninguna forma (como por ejemplo los pantalones de montar, que eran bombachos). Otra característica es que lasbotas eran de media caña negraso amarronadas -que luego tenían que teñir en negro-. Eran las “Stiefel”, que traducido son “botas altas”. Posteriormente, y según avanzaba la guerra, las botas altas se sustituyeron por bajas que se acompañaban de polainas. Esto se hizo para ahorrar costes», determina el recreador histórico.

Uniforme M-36 (a la izquierda)
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Finalmente, acompañando a este uniforme iba unagorra de plato(al menos, antes de la guerra). Ésta contaba en su parte frontal con el emblema nacional, además de hojas de roble y una bandera. El rango se distinguía por el cordón que portaban. Si era trenzado y de color plata, era de un oficial. Si era una tira de cuero negro, era de un suboficial o de tropa.
Otros uniformes complementarios
Al que acabamos de hacer referencia era el uniforme de combate, pero este no era el único que se podía hallar en el armario de un soldado alemán. «Este es el uniforme básico, de campaña. Luego estaba tambiénel de diario(igual, pero el soldado iba sin equipo, sin trinchas y vestía un gorrillo)el de guardia(similar, pero se acompañaba de un abrigo sobre el cual se ponían las trinchas) yel de parada(era para desfilar y contaba con unas mangas rematadas con adornos). En este último se solían colgar las medallas», destaca el regente de la tienda barcelonesa.
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3Correajes y objetos de uso cotidiano

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Miembro de la asociación, junto a un teléfono de campaña
Por encima del uniforme, el soldado alemán portaba sus pertrechos (los cuales solía usar en el día a día) mediante diferentes correas. Las principales eran elcinturón(o ceñidor) y lastrinchas(tiras de cuero similares a los tirantes que eran utilizadas para enganchar diferentes elementos del equipo.
Cinturón
El elemento básico de los correajes era el cinturón. Éste era de cuero y contaba con una hebilla metálica sobre la que había impresa un águila imperial. «Llevaba también una leyenda que decía: “Dios está con nosotros”. Esta correa aguantaba parte del equipo e iba ubicada por encima de la chaqueta, sobre unos ojales a la altura de la cintura», determina Rodríguez.

Diferentes correajes de un soldado alemán
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Del cinturón colgaban losportacargadores o portamuniciónes,, seis pequeñas cartucheras de cuero en las que se guardaban las balas. «Si el soldado estaba armado con un fusil llevaba los portamuniciones, que eran más pequeños y albergaban los peines de cinco balas. Si por el contrario iba armado con unfusil ametrallador o subfusil, llevaba los portacargadores. En cualquier caso habíados grupos de tresen cada lado del cinturón. Los portamuniciones admitían dos peines, lo que permitía llevar doce en total. Los portacargadores sólo uno por cartuchera», añade el recreador.
No sucedía lo mismo con aquellos que portaban lasametralladoraspesadas. Y es que, en este caso llevaban un portacargador grande de cuero que albergaba los útiles de limpieza del arma. Aquel soldado que acompañaba al tirador para darle balas (el amunicionador) llevaba hasta cuatro cajas de munición cargadas a la espalda (cada una, aproximadamente, de 10 kilogramos de peso).
Trinchas
Las trinchas, como ya hemos comentado, eran una especie de tirantes en forma de Y que se abrochaban al cinturón. De ellos se colgaban los siguientes objetos:
1-Mochila.

Equipo de un soldado alemán
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2-La «A de combate» o «Trapecio de asalto». «Era una estructura en forma de A que iba sujeta a las trinchas. De ella se colgaban la marmita que se usaba para comer, el poncho o “zeltbahn” para protegerse de la lluvia y una mochila blanda que se podía llevar enrollada o desplegada», añade Rodríguez. Curiosamente, los soldados solían juntar tres de estas prendas impermeables para hacer una tienda de campaña.
3-«En la parte frontal llevaban también un paquete con unacapa química», añade, en este caso, Bosch.
Otros útiles
A su vez, el soldado portaba en la parte posterior de las trinchas y el cinturón lo siguiente:
1-Unapalade tres kilos de peso.
2-Unapanera. Era un trozo de tela en el que se metía desde carne seca, hasta comida enlatada. Cuando estaba vacía, se solía cargar con la marmita.
3-Lacantimplora. La clásica con el cacillo grande. Sujeta con una correa de cuero.
4-Labayonetaen un costado. Dependiendo de si el soldado era zurdo o diestro iba en su correspondiente lado (a la inversa)
5-Lamáscara antigáscon su bote (portamáscaras). «La máscara antigás iba dentro de un tubo cilíndrico de metal con una apertura superior. Arriba llevaba una especie de cajón para portar las lentes de recambio. En la parte inferior contaba con un muelle con un trapo enganchado para limpiar los cristales. La máscara, como tal, era de goma y tenía un filtro metálico con carbón en el interior», completa, en este caso, el regente de «La Garita Militaria».
6-Casco. «El casco que se usaba en esta época era el M35. Era un casco metálico con visera que se ajustaba muy bien a la cabeza. Lo hacía, de hecho, mejor que otros como el americano. Contaba con un ala alrededor que, a su vez, tenía un reborde hecho del mismo material hacia dentro para evitar cortes. Pesaba aproximadamente kilo y medio y tenía el interior de cuero. Se ataba, finalmente, a la altura del cuello», completa Rodríguez.
El color del casco era algo diferente al del resto del uniforme, lo que le hacía destacar sobre el resto. «El tono del casco M-35 eraverde manzana. Era el único casco que, curiosamente, llevaba “doble calca”, es decir, que tenía en un lado un escudo con los colores de bandera de Alemania (negro, blanco y rojo) y, en el otro, el águila con la esvástica», completa Bosch.
 

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4Las armas básicas del soldado alemán

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Varios soldados, armados con granadas y fusiles Kar 98 K
Las armas básicas del soldado alemán eran principalmente cuatro (algunas de ells, diseñadas al final de la contienda)
Kar 98 K
El fusil «Mauser Karabiner 98 Kurz» fue el arma más famosa del ejército alemán durante toda laSegunda Guerra Mundial. También fue elfusil de cerrojo(es decir, que se carga manualmente mediante una mecanismo) básico de la «Wehrmacht». Contaba con una recámara que podía albergar hasta cinco cartuchos y era famoso por su precisión. No obstante, sulenta velocidad de recargahacía que no fuera el arma idónea para enfrentarse a un enemigo con un fusil ametrallador (al menos en las distancias cortas).

Kar 98 K, modelo de francotirador
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«El modelo K es una evolución de un fusil de laPrimera Guerra Mundial,pero modificado para que fuera más corto. La traducción de su nombre es “carabina reglamentaria Modelo 98”. Era muy eficiente y preciso, pero poco funcional para la guerra moderna por su lentitud. La mayoría de losfrancotiradoresusaban este fusil, pues los cañones del Kar 98 K tenían tanta precisión que no hubo que hacer especiales para tiradores de élite. Tenía un calibre de 7,92 mm, el mismo que otras tantas armas usadas por los alemanes (lo que lo hacía muy versátil y permitía reciclar su munición)», afirma Rodríguez.
MP40
La «Maschinenpistole 40» era otra de las armas básicas del soldado alemán. Era un subfusil con gran cadencia de fuego que disparaba hasta600 balas por minuto, pero contaba a sus espaldas metálicas con una ingente cantidad de contratiempos.

MP-40
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«No era nada precisa. Además, entre sus problemas estaba que en Alemania hubo escasez de hierro durante la guerra y la punta de las balas se cambió por plomo. Este componente dañaba el estriado interior de esta arma y, por lo tanto, su precisión. Cuando disparaban 20 ráfagas se podía dar el caso de que, aunque apuntaran a la barriga del enemigo,el primer disparo fuera al pie y el segundo a la cabeza», destaca el recreador a ABC.
La MP-40 estaba basada en el diseño de una versión anterior, laMP-38, un arma que -como señala Rodríguez-, fue sustituida para abaratar costes. «La MP40 daba mucha capacidad de fuego y gastaba mucha munición, cosa que al ejército no le gusta demasiado. Tenía cartuchos de9 mm parabellum, que eran más económicos. Parecía que se abarataban costes, pero al final se aumentaban por la cantidad de disparos que tenían que hacer para dar en el blanco», finaliza el experto.
G-43
El «Gewehr 43» fue una auténtica revolución dentro de las armas alemanas, ya que ofrecía una precisión similar a la del Kar 98 K, pero no era necesario accionar manualmente una palanca por cada disparo.

G43
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«Era un fusil muy bueno, dabauna gran potencia de fuegopor ser semi automático. El cargador era de 10 disparos. Se podía amunicionar con peines, con lo que era más fácil de cargar. Era mucho más rápido de disparar y cargar, pero se hicieron pocas unidades», añade Rodríguez.
STG-44
La «Maschinenpistole 44» fue un arma revolucionaria para la época. Considerado por muchos como la precursora de losfusiles de asaltomodernos, destacaba porque podía disparar en tiroautomático y semiautomático. A su vez, tenía una gran potencia de fuego y un considerable alcance (aunque no tanto como el Kar).

STG-44
ARCHIVO
«Con él se podía luchar en campo abierto, no como con la MP-40, que era imposible. Se probó por primera vez en Rusia y su uso fue determinante. Después de la guerra, de hecho, se siguió utilizando en los países del Este», añade el recreador.
 

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5Armas cortas y de apoyo

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Diferentes soldados precedidos de un combatiente armado con una ametralladora pesada
En pistolas destacaban la Luger y la Walther. En armas pesadas, la MG34 y MG42.
Pistolas
1-Luger P08. Fue el arma de dotación para los suboficiales alemanes. A día de hoy, su característico cañón en forma de tubo le ha granjeado fama mundial. Al igual que tantas otras, contaba con un calibre de 9 mm. «A los oficiales les gustaba mucho (sobre todo a los oficiales de la «Waffen SS»). Pero era más estética que útil. Era del año 1908, por lo que cuando comenzó la guerra era un arma antigua. Además era muy cara de fabricar debido a que sus piezas eran mecanizadas. En el campo de tiro era preciosa, pero su fiabilidad era mala», destaca Rodríguez. Fue sustituida por la P38, un arma que cargaba más munición y era más fiable.

Luger P-08
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2-Walther PPK. La «Polizeipistole Kriminalmodel» era el arma tipo de un oficial. Tenía un calibre de 7,65 o 8 mm y, curiosamente, poca capacidad en el cargador. Pequeña y fácil de esconder, terminó haciéndose famosa gracias a laspelículasdeJames Bond(pues era portada por el protagonista).
Armas de apoyo
1-MG34. La «Maschinengewehr 34» fue toda una revolución para la infantería alemana de la Segunda Guerra Mundial, pues permitió a los soldados disponer de una ametralladora que podía ser utilizada tanto para apoyar unidades de forma ligera, como para ofrecer fuego apoyada desde un trípode o un bípode. Con un peso de más de10 kilos, destacaba por ser relativamente ligera para la época (a pesar de que, en la actualidad, sería un armatoste difícil de portar).

MG-34, portada por un soldado alemán
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«Cuando los demás ejércitos tenían todavía armas de la Primera Guerra Mundial como las Maxim soviéticas, que estaban algo obsoletas, Alemania revolucionó la guerra con estas ametralladoras. Disparaba entre800 y 1.000 cartuchos por minutodependiendo del cañón. Aquello era una pared de proyectiles arrolladora. El problema radicó en que era cara y no había muchas unidades en un principio. Como era tan costosa de fabricar, en el año 42 un policía creó la MG42, más económica», destaca Rodríguez.
2-MG42. La «Maschinengewehr 42» fue conocida como la «segadora» del ejército nazi. Nació como una evolución de la MG-34 debido a su alto coste de producción y, como demostró en múltiples casos, significó todo un avance con respecto a su antecesora. Y es que, disparaba nada menos que de1.200 a 1.800 cartuchos por minuto. Toda una muralla de munición ante la que los soldados aliados poco podían hacer. Con todo, y como ninguna arma es perfecta, el alto número de disparos que hacía provocaba que su cañón se recalentara e, incluso, que su munición de 7,92 mm Mauser se acabara con celeridad.

MG42
WIKIMEDIA
«Era algo increíble. Estaba hecha en chapa estampada, sus costes eran menores y pesaba menos que la MG-34. Además era más versátil porque se podía usar como arma ligera o pesada e, incluso, como arma antiaérea. Se podía municionar con cintas o tambores y usaba el mismo calibre que el Kar 98 K, lo que lo hacía todo más versátil.Pesaba 10 kilos aproximadamente», destaca el recreador español.
abc.es
 

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El «Monopoly», la extraña arma secreta usada contra los nazis



En plena contienda, los británicos hacían llegar ejemplares de este juego a sus soldados capturados con información oculta para que lograsen escapar de los alemanes

REUTERS
Los prisioneros de guerra recibían desde mapas, hasta navajas

Desde prototipos de cañones sónicos, hasta novedosos aviones a reacción que pretendían llegar hasta el espacio para bombardear desde allí al enemigo. Las extrañas armas utilizadas (o diseñadas) duranteSegunda Guerra Mundial se cuentan por decenas. Y es que, si algo quedó demostrado en esta época es que la imaginación y la originalidad no tenían fin a la hora de crear planes que ayudaran a vencer al enemigo.

Un claro ejemplo de ello es el de los británicos, quienes (a partir de 1941) se dedicaron a camuflar dentro de los tableros del popular «Monopoly» todo tipo de objetos y mapas con el objetivo de queayudar a escapar a los prisioneros encarcelados por los nazis. Así lo afirma la periodista Mary Pilon en su último libro que, bajo el título «The Monopolist», narra pormenorizadamente la historia de este juego de mesa y su influencia –en este caso- durante la Segunda Guerra Mundial.

Concretamente, la también investigadora determina que, para hallar el comienzo de esta curioso suceso, es necesario viajar en el tiempo hasta el 26 de marzo de 1941, año en que Hitler estableció que era necesario expandir varias cárceles y campos de concentración como el de Auschwitz para albergar, si cabe, a más prisioneros.

Ante la deportación masiva que hacían los nazis de reos a estos lugares (entre ellos, prisioneros de guerra), uno de los servicios secretos británicos –el MI9- decidió tomar cartas en el asunto. Y nunca mejor dicho. Así pues, esta organización escribió a la empresa «Waddingtons» (encargada entonces de producir el «Monopoly») y solicitó a sus responsables que crearan un «kit» especial para los prisioneros británicos apresados.

A las pocas semanas aparecieron las primeras cajas en las que, además del popular juego de mesa, se podían hallar dobles fondos ocultos con pequeñas limas, brújulas, navajas y hasta mapas impresos de Noruega, Suecia, Alemania, Francia e talia. Todo ello, con el objetivo de que sus compatriotas pudieran escapar.

Para llevar a buen puerto este plan, los británico se basaron en los convenios de Ginebra, los cuales establecían que los prisioneros de guerra podían recibir juegos y pasatiempos que les ayudaran a soportar el largo tiempo de cautiverio al que estaban sometidos.

La dificultad radicaba en que, para que las cajas pudieran llegar a sus destinatarios, la ley establecía que debían ser repartidas por la Cruz Roja. Sin embargo, para evitar que los miembros de esta organización arriesgaran sus vidas, los británicos crearon nuevos «grupos tapadera» con objetivos similares a la de esta organización.

A día de hoy se desconoce el número exacto de reos que lograron escapar gracias al «Monopoly», pero no debió ser bajo, pues los alemanes llegaron a afirmar que los británicos había violado los acuerdos internacional al introducir (sin saber cómo) este material entre los presos. A su vez, Hitler afirmó que no dudaría en tomar represalias mortales contra aquellos que fueran atrapados con alguno de estos objetos o, por supuesto, intentando escapar. Con todo, es imposible conocer su efectividad, ya que las pruebas fueron destruidas tras la Segunda Guerra Mundial por si era necesario volver a usar esta curiosa técnica.

«Me ayudó mucho a nivel espiritual saber que había gente en Inglaterra que se preocupaba por mi y trataba de ayudarme», explicaba posteriormente el soldado británico John Powell Davies en referencia a la curiosa misión del Monopoly. Este militar pasó meses en el castillo alemán de Colditz, una instalación de máxima seguridad.
abc.es
 

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Los soldados aliados violaron a más de un millón de mujeres y niñas alemanas tras la II Guerra Mundial
Una nueva investigación histórica afirma también que nacieron miles de niños en la antigua capital del Reich como consecuencia de estos abusos

ARCHIVO ABC
Un soldado soviético observa el edificio del Reichstag destruido
Los crímenes cometidos por los soldados nazis durante la Segunda Guerra Mundial son conocidos ampliamente por la sociedad. Y es que, en su currículum tienen el infame privilegio de haber realizado desde crueles experimentos científicos en seres humanos, hasta asesinar a una ingente cantidad de personas en los campos de concentración. Sin embargo, lo que no suele aparecer en los libros de historia son los crímenes que los soldados aliados cometieron contra la población civil.
En un intento de luchar contra este olvido, la historiadora alemana Miriam Gebhardt ha publicado un libro (del que se ha hecho eco el «Daily Mail») en el que afirma que los soldados aliados violaron aproximadamente a un millón de mujeres y niñas al final de la contienda. En esta cruel estadística, la experta también incluye a las personas que sufrieron este tipo de abusos sexuales tras la caída de Berlín, lugar en el que el terror sembrado (especialmente) por las tropas del ejército soviético sería imborrable para la sociedad.
«Tras la guerra, por lo menos 860.000 mujeres y niñas fueron violadas por los soldados que ocuparon la región y por sus ayudantes. Sucedió en todas partes», explica en sus primeras líneas el libro de Gebhardt. A su vez, la investigadora afirma que, contrariamente a la idea que estaba extendida hasta hace bien poco, estas tropelías no fueron cometidas únicamente por soldados soviéticos (a quienes Stalin había solicitado hacer el mayor daño posible a Alemania en venganza por la invasión de la U.R.S.S.) sino también por estadounidenses y británicos.
Pero… ¿Por qué razón no han trascendido estos crímenes de guerra? Para responder a esta pregunta, Gebhardt recurre a la misma idea que ya explicó a ABC el escritor e investigador Alberto de Frutos hace unos meses: la vergüenza. Pero no la vergüenza por ser blanco de este perverso acto, sino porque los aliados se esforzaron en extender la idea de que Alemania y sus ciudadanos habían sido los culpables de la Segunda Guerra Mundial. Como tal, convencieron a las mujeres de que cualquier castigo que le fuera impuesto a la población era pequeño comparado con los asesinatos en masa de Adolf Hitler.
Sexo a cambio de una tableta de chocolate
El libro de Gebhardt, que lleva tras de sí un año de investigación, señala a su vez que –además de estas violaciones- las mujeres y niñas alemanas también accedieron a tener relaciones sexuales con los aliados a cambio de cualquier alimento que éstos pudieran ofrecer.
Y es que, en aquel tiempo las hambrunas entre la población alemana eran tan severas que no quedaba otro remedio. «Por entonces se solía decir que tuvieron que pasar seis años para que los estadounidenses vencieran a los soldados alemanes, pero tan solo un día y una tableta de chocolate para que conquistaran a las mujeres alemanas», determina la historiadora.
Finalmente, la investigadora también explica en su obra que, además del trauma de la violación, las mujeres alemanas dieron en los siguientes meses a luz a miles de niños. Todos ellos, frutos de las violaciones de los soldados aliados. «Sus padres eran, en su mayoría, desconocidos, y las mujeres no recibieron ningún tipo de ayuda financiera», añade la experta.
ABC.es
 

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Encontraron los restos del acorazado más potente de la historia
Un hallazgo equiparable al Titanic
Paul Allen, cofundador de Microsoft, afirma haber descubierto los restos del mítico barco japonés Musashi, hundido en la Segunda Guerra. Mirá las fotos y el video.

Paul Allen,cofundador de Microsof, dice haber encontrado la proa del "Musashi", buque japonés hundido durante la segunda guerra mundial, el acorazado con la mayor potencia de fuego de la Historia , un navío japonés hundido en 1944 por la Marina estadounidense frente a las costas filipinas.(AFP)



Paul Allen, cofundador de Microsoft con Bill Gates, afirmó haber descubierto los restos del acorazado con mayor potencia de fuego de la Historia, un navío japonés hundido en la Segunda Guerra Mundial por la Marina estadounidense frente a las costas filipinas.
El multimillonario subió fotos y videos en Internet de supuestas partes del "Musashi", detectado el lunes por un robot a bordo del "Octopus", el yate de Allen consagrado a la exploración y la investigación científica.
El fragmento de la nave reposa a una profundidad de un kilómetro en el mar de Sibuyan, en el centro del archipiélago filipino, escenario de una de las grandes batallas navales de la guerra del Pacífico en 1944. "Descanse en paz la tripulación del Musashi, se perdieron 1.023 vidas", en el bombardeo del navío perpetrado por Estados Unidos el 24 de octubre de 1944, dijo Allen en Twitter.

El acorazado, que lleva el crisantemo del sello imperial nipón, estaba equipado con nueve cañones de 460 mm, la mayor potencia de fuego jamás dispuesta en un navío de guerra por un cañón convencional. Su navío gemelo, el "Yamato", naufragó en 1945 en la batalla de Okinawa.

El descubrimiento se produce tras una búsqueda de ocho años, apoyada a nivel documental por cuatro países y usando "tecnología avanzada" para sondear el lecho marino, explicó Allen en un comunicado en su página web.
Manolo Quezon, subsecretario de comunicaciones de la presidencia filipina y prominente historiador, aseguró el miércoles que, de verificarse su autenticidad, se trataría de un descubrimiento histórico "mayor". "Sería como encontrar el Titanic, por el estatus del barco y su interés", explicó.

El Musashi formaba parte del trío de naves construidas por los japoneses durante el conflicto que, con sus 263 metros de eslora, son los mayores buques de guerra jamás construidos.
Los aviones de combate estadounidenses hundieron el Mushashi durante la Batalla de Leyte, considerada como la mayor batalla naval de la guerra, en la que Japón fue derrotado por las fuerzas norteamericanas y australianas. Decenas de barcos nipones que se hundieron en los años del conflicto han sido encontrados posteriormente en las aguas de Filipinas y muchos se han convertido en populares puntos turísticos para los buceadores.

"Es un honor formar parte del descubrimiento de un barco clave en la historia naval y honrar la memoria de los hombres que con increíble valentía sirvieron a bordo", afirmó Allen. El cofundador de Microsoft, de 62 años, es un famoso filántropo y empresario interesado por la innovación. Figura en el puesto 51° de la clasificación de personas más ricas del mundo, con una fortuna estimada de 17.500 millones de dólares, según la revista Forbes.
Fuente: AFP
 

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El misterio del «Salón de Ámbar» que los nazis robaron a la U.R.S.S.
Un jubilado afirma saber dónde se encuentra este tesoro perdido, aunque solicita ayuda económica para empezar la búsqueda


Reconstrucción de la obra de arte
Hay misterios que no parecen estar destinados a resolverse y, curiosamente, muchos de ellos tienen su origen en la época en la que la bandera nazi ondeaba en lo alto del Reichstag. Sin embargo, cada día aparecen nuevos investigadores dispuestos a eliminar su etiqueta de indescifrables y desvelar al mundo la verdad.
Precisamente esto es lo que ha pasado con el enigma del «Salón de Ámbar», una extraordinaria obra de orfebrería rusa que los nazis robaron aproximadamente en 1941 a la U.R.S.S. y de la que no se tenían noticias… hasta ahora. Y es que, hace pocas jornadas un investigador jubilado ha afirmado conocer su paradero.
Una historia increíble
Conocida por muchos como la octava maravilla del mundo, esta cámara fue encargada por Sofía Carlota de Hannover, quien buscaba recubrir una de las habitaciones de su palacio de la forma más bella posible. Finalmente, el artesano encargado del proyecto decidió usar ámbar para el trabajo, y el resultado no pudo ser mejor. Con el paso de los años, la maravilla resultante fue ofrecida como regalo al zar Pedro el Grande de Prusia por Friedrich Wilhelm I en 1716.
Pero la belleza también atrajo a las tropas de Hitler, las cuales robaron la cámara de un palacio cercano a San Petesburgo en 1941 y lo llevaron hasta Koenigsberg (actual Kaliningrado). Allí, desapareció sin dejar rastro dando lugar a todo tipo de teorías que abarcan desde la posibilidad de que fuera destruida, hasta que fue transportada Alemania y escondida
La mayoría de historiadores afirman que lo más probable es que el«Salón de Ámbar» fuera llevado hasta el oeste de Koenigsberg por Erich Koch (gobernador de varios territorios ocupados por las tropas de Hitler). Todo ello, cuando los soldados soviéticos se acercaban a Berlín con el cuchillo entre los dientes con el objetivo de vengarse de todas las tropelías cometidas por los alemanes en la U.R.S.S.
Posteriormente, la pieza llegó a ser buscada por la temible policía de la Alemania Oriental (más conocida como la «Stasi»), aunque sin éxito. Tampoco faltaron los cazadores de recompensas que se aventuraron durante años a encontrar su paradero, los cuales fallaron.
¿Un misterio resuelto?
Ahora, más de 70 años después de su desaparición, un investigador de 68 años de edad llamado Karl-Heinz Kleine afirma haber encontrado en la zona industrial del Ruhr (en la Alemania occidental) el paradero de la «Salón de Ámbar».
Concretamente, afirma que la obra de arte se encuentra enterrada en una cámara oculta bajo la ciudad de Wuppertal. Después de analizar la evidencia, el jubilado ha concluido que Erich Koch, que fue administrador en jefe de los nazis en Prusia Oriental, pudo haberla enviado a su ciudad natal.
«Wuppertal tiene un gran número de túneles y bunkers en los que aún no se ha buscado el “Salón de Ámbar”. Hemos empezado a buscarla aquí, pero el procedimiento va a ser costoso. Necesitamos ayudantes, equipo, dinero y un nuevo taladro hidráulico para poder completar la excavación. Sólo tengo una pequeña pensión, pero el que ayude recibirá “su parte” del hallazgo cuando aparezca. Soy optimista, sólo necesito herramientas para poder hacer el trabajo rápidamente», ha señalado el experto.
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Salen a la luz las atrocidades de los militares estadounidenses en la Alemania de posguerra


RIA Novosti / P. Bernshtéin
Un nuevo libro de una historiadora alemana afirma que los militares estadounidenses violaron en la Alemania de la posguerra hasta 190.000 mujeres. De este modo se desmitifica la idea de que los militares norteamericanos tuvieron un comportamiento ejemplar en el país perdedor de la Segunda Guerra Mundial.
La revista alemana 'Der Spiegel' ha publicado recientemente un artículo que echa por tierra el mito de que los soldados estadounidenses desplegados en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial se comportaron de manera altamente civilizada. El periodista Klaus Wiegrefe se refiere a los datos del libro 'Als die Soldaten kamen' (Cuando llegaron los soldados), de la historiadora alemana Miriam Gebhardt. La científica escribe que los propios alemanes se han creado la imagen de que los militares estadounidenses eran unos "buenos chicos que daban a probar chicle a todo el mundo".

No obstante, la investigación histórica cita testimonios de sacerdotes católicos alemanes que aseguran que los militares estadounidenses son culpables de al menos 190.000 violaciones de mujeres alemanas en zonas controladas. Los abusos tuvieron lugar hasta el año 1955, cuando Alemania Occidental recuperó la soberanía, pero la mayoría de las violaciones ocurrió en los meses inmediatamente posteriores a la operación estadounidense en Alemania.
LEA TAMBIÉN: Un millón de esclavas sexuales, la mayor víctima de la unión de EE.UU. y Corea del Sur
Gebhardt afirma que las fuerzas armadas estadounidenses consideraban los abusos a las mujeres alemanas como una especie de venganza contra Alemania por haber desatado la guerra. Según la historiadora, ningún soldado estadounidense fue castigado debidamente
http://actualidad.rt.com/sociedad/168203-atrocidades-soldados-eeuu-violar-mujeres-alemanas
 

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LOS ITALIANOS TAMBIEN TIENEN ALGO QUE DECIR DE LOS YANKYS EN ESTE TEMA, POR AHORA SE CALLAN LA BOCA.
 

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El nazi bueno, el héroe de China
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Javier Sanz11 febrero 2015
En 1937 las tropas japonesas atacaron Nanking, la entonces capital de China. Tras la toma de la ciudad, el ejército japonés, en un auténtico genocidio, asesinó a más de 250.000 residentes civiles chinos. Ejecuciones en masa, personas quemadas y enterradas vivas, decapitaciones, violaciones, robos, incendios y otros crímenes de guerra. Se cuenta que los oficiales japoneses competían entre sí para ver quién asesinaría primero a cien chinos.


John Rabe
Antes de la toma de Nanking se encontraban residiendo en la ciudad numerosos occidentales, la mayoría de ellos por asuntos comerciales. También se encontraba un amplio número de misioneros. Pero la mayoría de los extranjeros huyeron hacia sus respectivos países, excepto 22 personas. Una de ellas era John Rabe, un hombre de negocios alemán, admirador de Hitler, miembro del Partido Nazi y representante de la empresa Siemens en China. John Rabe, horrorizado por las atrocidades que estaba cometiendo el ejército japonés con la población china de Nanking decidió quedarse allí para dirigir y organizar, junto con el resto de extranjeros que también decidieron quedarse, una zona de seguridad que se denominó “Comité Internacional para la Zona de Seguridad de Nanking“, estableciendo un “área segura” en la ciudad de alrededor de 7 kilómetros cuadrados. Haciendo valer su condición de Nazi y, por tanto, de aliado de Japón, consiguió un acuerdo para que las fuerzas japonesas no atacaran aquella parte de la ciudad. De esta manera, y resultando un hecho terriblemente irónico, colgó banderas nazis en los límites del “área segura”. Estas banderas marcarían toda la zona y la protegerían de los bárbaros abusos de las tropas japonesas. Gracias a su constancia y esfuerzo para que los japoneses respetaran el estatuto de extraterritorialidad de la zona consiguió albergar y salvar las vidas de alrededor de 200.000 chinos que, de otra manera, hubieran sufrido las crueldades cometidas fuera del territorio de seguridad.
Su diario, de más de 1.200 páginas, es una prueba concluyente de lo allí ocurrido…
Ellos seguían violando a las mujeres y las niñas y matando a los que ofrecían resistencia, a los que intentaban huir o simplemente a los que se encontraban en el lugar equivocado. Durante sus fechorías, no se hizo ninguna diferencia entre adultos y niños. Había niñas menores de ocho años y mujeres mayores de 70 años que fueron violadas y luego, de la manera más brutal posible, golpeadas y asesinadas […] Cualquiera podía pensar que aquello era imposible, pero la violación de mujeres ocurrió incluso en el medio de nuestra zona […] Somos pocos extranjeros y no podemos estar en todos los lugares durante todo el tiempo para protegerlas. Éramos impotentes frente a estos monstruos que estaban armados hasta los dientes y que disparaban a cualquiera. Sólo tenían respeto por nosotros los extranjeros, y aún así hemos estado cerca de ser asesinados en varias ocasiones. […] Seis japonés han trepado el muro del jardín y han tratado de abrir las puertas de la casa. Sólo se han detenido cuando les he puesto mi esvástica frente a sus ojos. […] He visto tantos cadáveres en las últimas semanas que ya casi no me sorprendo ante tanta barbarie. […] Un hombre no puede guardar silencio sobre este tipo de crueldad!
Se ganó el respeto y el cariño de aquellos supervivientes, que le apodaron “el Buda alemán” y “el buen alemán de Nanking“.

Fotograma de la película “John Rabe”
El 28 de febrero de 1938 Rabe volvió a Alemania llevando consigo una gran cantidad de documentación, películas y fotografías sobre las atrocidades cometidas por los japoneses en Nanking. Rabe mostró esas películas y fotografías en distintas conferencias en Berlín y escribió una carta a Hitler en la que le pedía que usara su influencia con los japoneses para que detuvieran aquella brutal violencia inhumana. Como resultado, Rabe fue detenido e interrogado por la Gestapo. Gracias a la intervención de Siemens fue puesto en libertad. Tras la guerra fue detenido y acusado de pertenecer al Partido Nazi. Perdió su trabajo y se vio inmerso en un largo proceso de “desnazificación“, del que tuvo que pagar las costas. La situación económica era muy difícil en aquel Berlín de la posguerra, y más para alguien acusado de pertenecer y colaborar con el nazismo. Rabe agotó sus ahorros y se vio obligado a vender sus propiedades, sobreviviendo de mala manera con trabajos ocasionales. Tras varias apelaciones fue por fin declarado “desnazificado” el 3 de junio 1946 gracias a su labor humanitaria en Nanking, pero por entonces tanto él como su familia vivían en la pobreza.
Ya en 1948 los ciudadanos de Nanking se enteraron de la muy grave situación de la familia Rabe en Berlín y, tras organizar una colecta, enviaron una importante suma de dinero para ayudarles. También les enviaban paquetes de alimentos cada mes. John Rabe murió el 5 de enero de 1950 de un derrame cerebral. En 1997 su tumba fue trasladada de Berlín a Nanking, ocupando un lugar honorífico en el monumento conmemorativo de la masacre.

Lápida de John Rabe en Nanking
http://historiasdelahistoria.com/2015/02/11/el-nazi-bueno-el-heroe-de-china
 
El nazi bueno, el héroe de China
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Javier Sanz11 febrero 2015
En 1937 las tropas japonesas atacaron Nanking, la entonces capital de China. Tras la toma de la ciudad, el ejército japonés, en un auténtico genocidio, asesinó a más de 250.000 residentes civiles chinos. Ejecuciones en masa, personas quemadas y enterradas vivas, decapitaciones, violaciones, robos, incendios y otros crímenes de guerra. Se cuenta que los oficiales japoneses competían entre sí para ver quién asesinaría primero a cien chinos.


John Rabe
Antes de la toma de Nanking se encontraban residiendo en la ciudad numerosos occidentales, la mayoría de ellos por asuntos comerciales. También se encontraba un amplio número de misioneros. Pero la mayoría de los extranjeros huyeron hacia sus respectivos países, excepto 22 personas. Una de ellas era John Rabe, un hombre de negocios alemán, admirador de Hitler, miembro del Partido Nazi y representante de la empresa Siemens en China. John Rabe, horrorizado por las atrocidades que estaba cometiendo el ejército japonés con la población china de Nanking decidió quedarse allí para dirigir y organizar, junto con el resto de extranjeros que también decidieron quedarse, una zona de seguridad que se denominó “Comité Internacional para la Zona de Seguridad de Nanking“, estableciendo un “área segura” en la ciudad de alrededor de 7 kilómetros cuadrados. Haciendo valer su condición de Nazi y, por tanto, de aliado de Japón, consiguió un acuerdo para que las fuerzas japonesas no atacaran aquella parte de la ciudad. De esta manera, y resultando un hecho terriblemente irónico, colgó banderas nazis en los límites del “área segura”. Estas banderas marcarían toda la zona y la protegerían de los bárbaros abusos de las tropas japonesas. Gracias a su constancia y esfuerzo para que los japoneses respetaran el estatuto de extraterritorialidad de la zona consiguió albergar y salvar las vidas de alrededor de 200.000 chinos que, de otra manera, hubieran sufrido las crueldades cometidas fuera del territorio de seguridad.
Su diario, de más de 1.200 páginas, es una prueba concluyente de lo allí ocurrido…
Ellos seguían violando a las mujeres y las niñas y matando a los que ofrecían resistencia, a los que intentaban huir o simplemente a los que se encontraban en el lugar equivocado. Durante sus fechorías, no se hizo ninguna diferencia entre adultos y niños. Había niñas menores de ocho años y mujeres mayores de 70 años que fueron violadas y luego, de la manera más brutal posible, golpeadas y asesinadas […] Cualquiera podía pensar que aquello era imposible, pero la violación de mujeres ocurrió incluso en el medio de nuestra zona […] Somos pocos extranjeros y no podemos estar en todos los lugares durante todo el tiempo para protegerlas. Éramos impotentes frente a estos monstruos que estaban armados hasta los dientes y que disparaban a cualquiera. Sólo tenían respeto por nosotros los extranjeros, y aún así hemos estado cerca de ser asesinados en varias ocasiones. […] Seis japonés han trepado el muro del jardín y han tratado de abrir las puertas de la casa. Sólo se han detenido cuando les he puesto mi esvástica frente a sus ojos. […] He visto tantos cadáveres en las últimas semanas que ya casi no me sorprendo ante tanta barbarie. […] Un hombre no puede guardar silencio sobre este tipo de crueldad!
Se ganó el respeto y el cariño de aquellos supervivientes, que le apodaron “el Buda alemán” y “el buen alemán de Nanking“.

Fotograma de la película “John Rabe”
El 28 de febrero de 1938 Rabe volvió a Alemania llevando consigo una gran cantidad de documentación, películas y fotografías sobre las atrocidades cometidas por los japoneses en Nanking. Rabe mostró esas películas y fotografías en distintas conferencias en Berlín y escribió una carta a Hitler en la que le pedía que usara su influencia con los japoneses para que detuvieran aquella brutal violencia inhumana. Como resultado, Rabe fue detenido e interrogado por la Gestapo. Gracias a la intervención de Siemens fue puesto en libertad. Tras la guerra fue detenido y acusado de pertenecer al Partido Nazi. Perdió su trabajo y se vio inmerso en un largo proceso de “desnazificación“, del que tuvo que pagar las costas. La situación económica era muy difícil en aquel Berlín de la posguerra, y más para alguien acusado de pertenecer y colaborar con el nazismo. Rabe agotó sus ahorros y se vio obligado a vender sus propiedades, sobreviviendo de mala manera con trabajos ocasionales. Tras varias apelaciones fue por fin declarado “desnazificado” el 3 de junio 1946 gracias a su labor humanitaria en Nanking, pero por entonces tanto él como su familia vivían en la pobreza.
Ya en 1948 los ciudadanos de Nanking se enteraron de la muy grave situación de la familia Rabe en Berlín y, tras organizar una colecta, enviaron una importante suma de dinero para ayudarles. También les enviaban paquetes de alimentos cada mes. John Rabe murió el 5 de enero de 1950 de un derrame cerebral. En 1997 su tumba fue trasladada de Berlín a Nanking, ocupando un lugar honorífico en el monumento conmemorativo de la masacre.

Lápida de John Rabe en Nanking
http://historiasdelahistoria.com/2015/02/11/el-nazi-bueno-el-heroe-de-china


Desconocía totalmente la historia. Ya estoy mirando la película.
 

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Segunda Guerra Mundial La cruel orden de Stalin de disparar sobre sus propias tropas si se retiraban
La «Orden 227» establecía que todo soldado que diera «un solo paso atrás» mientras defendía la U.R.S.S. debía ser ejecutado por sus oficiales

ARCHIVO ABC
La «Orden 227» establecía que todo aquel que se retirase sería considerado como un traidor
Afueras de Stalingrado, 1942. En una pequeña trinchera, un grupo de no más de 50 reclutas del Ejército Rojo cargan sus fusiles Mosin Nagant en espera de la llegada de la batalla. De repente, las balas silban cerca de sus oídos y se percatan de que los alemanes llegan a cientos. No importa, deben defender a la «Madre Rusia». Así pues, cada uno levanta el arma y dispara tantas veces como puede a las siluetas ataviadas con la esvástica. Aunque muchas de ellos caen entre quejidos, la fuerza de los alemanes es demasiada y, en pocos minutos, los soldados soviéticos empiezan a caer bajo el plomo enemigo.

En el desconcierto, se oye un grito: «¡Es imposible, corred camaradas!». Guiados por esa voz, los soldados se dan la vuelta e inician una rápida carrera para salvar su vida. Es en ese momento cuando otra voz, esta vez la de un comisario, se alza por encima del ruido: «¡Ni un solo paso atrás, Stalin lo ordena. No hay retirada!». Pero nadie le escucha, pues la desbandada es total. Acto seguido el oficial hace un signo al soldado que, a su lado, maneja una ametralladora pesada y le ordena disparar… sobre sus propios compañeros. Atrapados entre el fuego nazi y el amigo, los reclutas que aún vivían caen al suelo, muertos.
A pesar de que lo explicado en las líneas anteriores parece la escena de una película, lo cierto es que es una situación que se vivió en multitud de ocasiones por culpa de la «Orden 227». Esta, fue una normativa dictada por Iósif Stalin (el líder supremo de la U.R.S.S. durante la Segunda Guerra Mundial) en la que se establecía que todo aquel soldado soviético que se retirase sin el permiso expreso del alto mando sería disparado por sus «camaradas oficiales» sin juicio previo. La máxima era sencilla: había que luchar hasta la muerte para que la «Madre Rusia» sobreviviese a la invasión fascista costase los hombres que costase. Por ello, todo el que huía era considerado un «cobarde» y un «traidor».

La invasión de la U.R.S.S.
Para llegar hasta el origen de la «Orden 227» es necesario retroceder en el tiempo hasta 1941, año en que Adolf Hitler movilizó a los ejércitos de la esvástica y les hizo avanzar sobre la estepa rusa. Su objetivo era conquistar la U.R.S.S. (región con la que había firmado un pacto de no agresión apenas dos años antes) y llegar hasta el Cáucaso para obtener el gran premio negro: el petróleo. Para llevar a cabo este objetivo, movilizó a más de tres millones de soldados y a miles de carros de combate. Dichas fuerzas fueron divididas en tres ejércitos –cada uno, con el objetivo de atacar el norte, el centro y el sur de los territorios dominados por Stalin-.
Todo este gran plan quedó enmarcado bajo el nombre de «Operación Barbarroja», y comenzó el 22 de junio con un ataque inicial que vino de las manos (o de las alas) de la «Luftwaffe». Esta bombardeó 66 aeródromos rusos acabando con más de 1.800 aparatos para facilitar el avance de la «Wehrmacht» sin oposición. A partir de ese punto, se produjo un paseo militar nazi, cuyas fuerzas acorazadas arrollaron a cualquier enemigo que se atrevía ponerse frente a sus carros de combate. Tras ellos marchaba la infantería, cuya misión era enviar al otro barrio a todos los soviéticos que no cayeran bajo el poderío de los Panzer.

Stalin, creador de la «Orden 227»
Keystone
Con el paso de los meses, el calendario llegó a diciembre de 1941, año en que la ofensiva alemana se vio frenada por el frío y por el Ejército Rojo. Esto provocó que Stalin, henchido de gloria por haber resistido la invasión nazi, decidiera iniciar una reconquista del territorio soviético. Todo ello, con un ejército hambriento, escaso de moral y falto de entrenamiento. Sin embargo, el líder de la U.R.S.S mantenía la premisa de que había que salvar a la Patria costase lo que costase. De hecho, tan obnubilado estaba que prescindió de la opinión de uno de sus principales mariscales, Gueorgui Konstantínovich Zhúkov, quien le aconsejó reforzar las líneas antes de lanzarse al ataque.
La expansión, como cabía esperar, fue un total fracaso salvo en determinados puntos aislados y favoreció que –entre junio y julio- llegara la contraofensiva de Hitler arropada por el calor del verano. Nuevamente, los ejércitos Panzer del sur pusieron sus carros de combate a punto y se lanzaron sobre el Cáucaso (para conseguir su preciado petróleo) y Stalingrado (orgullo del «camarada jefe» al ser la ciudad que llevaba su nombre). En los meses siguientes, por lo tanto, la situación fue sumamente delicada para Stalin, cuyos hombres –escasos de armamento y de entrenamiento- se enfrentaban ante la disyuntiva de morir ante los acorazados nazis o retirarse.
«Los alemanes habían lanzado su ofensiva de verano en el sur de la U.R.S.S. y avanzaban a muy buen ritmo. Los soviéticos habían reforzado mucho el frente de Moscú, dejando un poco desguarnecido el sur, lo que posibilitó ese rápido avance. Por otro lado, la progresiva retirada del Ejército Rojo no era mal vista por Stalin y los estrategas soviéticos, ya que los alemanes iban a tener que estirar mucho sus líneas de aprovisionamiento. Pero se llegó a un punto en el que ya no se podía ceder más territorio, ya que se veían amenazados los pozos de petróleo del Cáucaso y, además, la moral se estaba resintiendo. Había que reaccionar, y ahí es donde encaja la "Orden 227"», explica, en declaraciones a ABC, el historiador y periodista Jesús Hernández.

Las causas de la «227»
Fue en ese momento de desesperación cuando Stalin envió la temida «Orden 227». La razón era sencilla: si sus hombres seguían retirándose, dejarían en manos de los nazis ciudades de gran importancia para el ánimo nacional. A su vez, abrirían a Hitler las puertas a las fábricas soviéticas de armas que se habían trasladado «tornillo a tornillo» (como explicaron posteriormente los rusos) hacia el este. Medidas desesperadas para momentos desesperados, que se podría decir.

Estampita soviética en la que se puede leer «Ni un solo paso atrás»
WIKIMEDIA
Conocida como la «Orden nº 227 del Comisario del Pueblo para la defensa de la U.R.S.S.», y fechada el 28 de julio de 1942, esta normativa comenzaba con una explicación del mismísimo Stalin de la penosa situación que vivía su país en aquellos aciagos momentos.
«El enemigo envía cada día más efectivos al frente y, sin consideración alguna hacia las bajas, avanza hacia el interior de la Unión Soviética, apoderándose de nuevos territorios, devastando y saqueando nuestros pueblos y ciudades, y violando, asesinando y robando al pueblo soviético. El invasor alemán se dirige a Stalingrado […] y está dispuesto a pagar el precio que sea preciso por hacerse con Kuban y el Cáucaso Norte, por su abundancia de petróleo y trigo», comenzaba el líder comunista.
En las siguientes líneas, Stalin afirmaba que conocía de primera mano que la población soviética se sentía «absolutamente defraudada» al ver que unas tropas que, en principio, infundían honor y respeto, habían decidido retirarse hacia lugares más poblados de forma cobarde. «Muchos son los que maldicen al Ejército Rojo por retirarse al este y abandonar a nuestro pueblo bajo el yugo alemán», explicaba el líder.

Soldados soviéticos defienden una casa en Stalingrado
ARCHIVO ABC
En este sentido, también señalaba que esa era una conducta intolerable que no podía permitirse, pues tras de sí, los militares abandonaban «padres, madres, esposas, hermanos e hijos». Una afirmación curiosa para alguien que, posteriormente, obligaría a miles de ciudadanos a quedarse en Stalingrado contra su voluntad y a morir ante el yugo alemán.
«Algunos recientemente, se consuelan con la idea de que podemos seguir retirándonos hacia el este, pues disponemos de amplios territorios, extensas porciones de tierra, población numerosa y trigo en abundancia. Con estos argumentos tratan de justificar su vergonzante conducta y su retirada. […]. El territorio de la U.R.S.S. ocupado por los fascistas y los territorios que estos planean capturar son el pan y los recursos de nuestro ejército y nuestros civiles, el petróleo y el acero de nuestro industria, las fábricas que suministran armas y munición a nuestras tropas, nuestros ferrocarriles… […] Cada porción de territorio que entregamos a los fascistas los fortalece a ellos y debilita nuestras defensas y nuestra patria», añadía Stalin en la orden «227».

«¡Ni un solo paso atrás!»
Por todo ello, el líder supremo de la U.R.S.S. argüía que era de severa importancia erradicar aquellas voces que hablaban de retirada y llevaban a los soldados a querer «traicionar» a su patria huyendo del frente de batalla. «¡Ni un paso atrás! De hoy en adelante, esta será nuestra divisa. Debemos proteger con tenacidad hasta el último bastión, hasta el último metro de suelo soviético, protegerlo hasta la última gota de sangre», afirmaba Stalin en el preludio de esta ley. Posteriormente, señalaba también que era de suma importancia saber que en cualquier situación (aunque fuera claramente desfavorable) se podía vencer al enemigo, pues los alemanes no eran «tan fuertes como aseguraban las voces de los derrotistas».
A su vez, el líder destacaba que la U.R.S.S. no podía seguir tolerando el hecho de que hubiera militares dispuestos a permitir que un solo centímetro de tierra soviética cayera en manos de Hitler, por lo que todo aquel que se retirase sería «exterminado en el acto». Esta orden era, por supuesto, extensible a los oficiales. «De hoy en adelante, la férrea ley disciplinaria de todo oficial, soldado y comisario será: ni un solo paso atrás sin orden del alto mando. Todo comandante de compañía, batallón regimiento o división, así como todo comisario político que se retire sin órdenes será considerado como un traidor a la patria, y como tal será tratado», añadía el líder en el texto.

Las infames represalias
No obstante, lo más preocupante de la «Orden 227» no era la verborrea previa de Stalin, sino las represalias que traía el ser considerado un «traidor de la patria». Estas variaban dependiendo del escalafón militar en el que se hallara el susodicho «cobarde», pero lo cierto es que eran sumamente crueles en todos los casos. Para empezar, los que salían mejor parados con esta normativa eran los altos mandos. Y es que, el texto establecía que los comandantes del frente debían «arrestar sin excepciones a aquellos oficiales que promuevan la retirada sin autorización del alto mando, y enviarlos a la Stavka (comandancia) para su comparecencia ante un consejo de guerra».

WIKIMEDIA
Maxim M1990
Aunque enviar a los oficiales a vérselas con los burócratas de Moscú podía acabar perfectamente en una condena de muerte, lo cierto es que -al menos- estos mandos tenían una posibilidad de sobrevivir. No sucedía lo mismo con los soldados, los cuales recibirían un trato mucho menos favorable si abandonaban su posición. Así pues, si decidían retirarse durante un asalto imposible que les hubieran ordenador realizar contra los nazis, recibirían las balas de sus propios compañeros. Y es que estos –ubicados en retaguardia y armados normalmente con una ametralladora pesada Maxim M1990- tenían la obligación de ejecutarles.
«Se ordena a los soviets militares del ejército y a los comandantes de ejército formar de tres a cinco unidades de guardias bien armados, desplegarlas en la retaguardia de las divisiones poco fiables y darles orden de ejecutar a derrotistas y cobardes en caso de retirada desordenada, para que así nuestros fieles tengan la oportunidad de cumplir con su deber ante la patria», señalaba la normativa. A su vez, se instaba a los oficiales y comisarios a que ayudaran a estas unidades en sus funciones. Es decir, que sacaran de la funda su pistola y se liaran a balazos con todo aquel que corriera por su vida.

Los batallones penales
Con todo, morir no era el peor castigo que podía recaer sobre un soldado. Y es que, si un militar cometía un acto de cobardía en el frente, la «Orden 227» también establecía que podía ser enviado a los temibles «batallones penales». Estos grupos estaban formados por todos aquellos que, considerados como «traidores a la patria», no habían fallecido en el frente de batalla y habían conseguido regresar a casa. Su característica principal es que siempre eran situados en primera línea de batalla y en los lugares más peligrosos para redimir sus pecados antes la «Madre Patria». Nuevamente, esta medida era aplicable tanto a los militares rasos como a los oficiales.
Aún con todo, en la supuesta cobardía también existían clases y se crearon batallones específicos para comandantes y comisarios políticos, y unidades concretas para suboficiales y soldados. En cualquier caso, todos tenían los mismos objetivos: «Estos batallones deben situarse en las secciones más peligrosas del frente para que sus soldados tengan la oportunidad de redimir con sangre los crímenes cometidos contra la patria», señalaba el texto. Curiosamente, estos grupos estaban basados en unos similares creados, meses antes, por los alemanes, algo que encandiló a Stalin, quien consideró que gracias a ellos los nazis estaban ganando la guerra.

Dos preguntas a Jesús Hernández
M.P.V.Madrid
1-¿Cree que, a nivel militar, tiene sentido plantear una orden como la 227 en los tiempos que se vivían?
Si el Ejército alemán no se desmoronó tras fracasar en su asalto a Moscú en diciembre de 1941, fue porque Hitler ordenó resistir a sus tropas allá donde se encontrasen, sin ceder un metro. En una guerra hay que tomar decisiones duras, y si la Unión Soviética consiguió derrotar a Alemania fue en parte gracias a la dureza de algunas decisiones. El ordenar disparar a sus propias tropas si se retiraban era una orden terrible y que nos provoca una gran repugnancia, pero sin decisiones como ésta es posible que la resistencia soviética se hubiera venido abajo con resultados catastróficos. Si Stalin hubiera flaqueado en la defensa de Stalingrado, los alemanes se hubieran hecho con la ciudad, lo que hubiera podido llevar a la derrota soviética en la guerra.
2-¿Cree que la «Orden 227» cambió el resultado de la guerra?
No me atrevo a asegurar que cambió el resultado de la guerra, pero estableció claramente a las tropas que la retirada no era una opción, lo que aumentó de forma decisiva la capacidad de resistencia. La esperanza de vida de un soldado soviético en Stalingrado era de apenas 24 horas; en cualquier otro ejército, los soldados se hubieran rendido o habrían desertado, pero allí combatieron pegados al terreno porque sabían que no tenían alternativa. Si la Unión Soviética venció a la potente máquina militar alemana, fue a cambio de enormes sacrificios, y la draconiana “Orden 227” es un ejemplo de hasta dónde estaba dispuesto a llegar Stalin para derrotar a Hitler.
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El curioso soborno de Churchill para convencer a EE.UU. de que luchara contra los nazis


El británico barajó la posibilidad de regalar a los estadounidenses una copia de la Carta Magna para que se decidieran a entrar en la contienda

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Con este presente, los británicos pretendían recordar a los EE.UU. su procedencia europea

Principios de 1941. Mientras Gran Bretaña se enfrentaba a pecho descubierto contra la «Luftwaffe» y la «Kriegsmarine» alemanas, Estados Unidos todavía se mantenía militarmente neutral (a pesar de que enviaba provisiones a las islas) y se negaba a que sus soldados se dieran de balazos contra Adolf Hitler. Una mala noticia para Inglaterra, donde se sabía que su apoyo era necesario para poder vencer.

Fue precisamente en ese momento de crisis cuando a Winston Chruchill se le ocurrió la idea de hacer un curioso regalo a los americanos para que se decidieran a combatir. ¿Cuál fue este misterioso presente? Una copia de la Carta Magna (elaborada en el SXII)

Tal y como afirman varios diarios internacionales como «The Independent», este extraño proyecto del Premier británico ha salido a la luz gracias a una exposición de la Biblioteca Británica en la que, al fin, se han dado a conocer los documentos que lo atestiguan. Todo ello se enmarca dentro del 800 aniversario de la sanción de la Carta Magna, la cual limitó los poderes del rey ante la aristocracia y fue aceptada por el monarca Juan I de Inglaterra en 1215

En palabras del diario británico, en aquellos años Churchill estaba desesperado porque Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial. Y es que, hasta ese momento el gobierno americano únicamente se dedicaba a enviar decenas de «convoys» a las islas cargados con comida, armamento y municiones. Por ello, el gabinete de la región estableció que era necesario tener un gesto representativo con sus amigos ubicados al otro lado del Atlántico para que, al fin, pusieran su granito de arena en la contienda.

Así pues, los diferentes ministros del país comenzaron a intercambiarse cartas buscando cuál podría ser este presente, y se decidieron por una copia de la Carta Magna. Aunque ahora pueda parecer un presente extraño, lo cierto es que era perfecto, pues es un documento que los estadounidenses consideran como el precursor de su constitución. Además, los británicos establecieron que era también una bonita forma de recordar a sus vecinos su origen europeo y ablandarles el corazón para que armaran a sus tropas.

El proyecto fue pronto aceptado por los ministros, algo que queda patente en las misivas. «Un acto amistoso, amablemente realizado, evoca una respuesta tremenda. Cuando llegas a las emociones de un americano, su generosidad es ilimitada», explicaba una carta, publicada en el susodicho diario en línea. La idea agradó a Churchill, quien pensó en hacer oficial el presente el 15 de junio de 1941. Sin embargo, el acuerdo no se concretó por razones no especificadas. Aún así, los estadounidenses terminaron entrando en la Segunda Guerra Mundial.
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Simo Häyhä – La Muerte Blanca



Ningún francotirador ha igualado la gloria del finlandés Simo Häyhä. En la Guerra de Invierno, éste hombrecillo delgado y de apenas 1.60 metros, consiguió acabar con más de 500 soldados soviéticos, en poco más de 100 días, y sin usar mira telescópica. “Yo solo hice lo que me dijeron que hiciera, lo mejor que pude”, diría mucho después, a sus 93 años.
Durante la Segunda GuerraMundialse empleó de forma profusa a los francotiradores, y estos pasaron a tener gran importancia táctica en escenarios como la batalla de Stalingrado, Dieppe, Monte Casino, la del atolón de Kwajalein y, cómo no, la de Kollaa, sucedida en la Guerra de Invierno, que tuvo lugar en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, con la U.R.S.S. y Finlandia como contrincantes, y el francotirador finlandés Simo Häyhä como la gran leyenda de guerra, que pasaría a la posteridad con el sobrenombre de “La Muerte Blanca”, dado a Simo por los aterrorizados soldados soviéticos.
Lejos de ser una exageración, Simo no era solo un gran francotirador, era y aún es el mayor francotirador que jamás haya existido, colocándose, con sus 542 bajas (más de 700 con las efectuadas sin su arma de francotirador), por encima de otros grandes como los soviéticos Vasili Zaitzev (400) o Yakovlevich (346), o los alemanes Erwin Koning (400) y Heinz Thorvald (300). Y todo en poco más de 100 días, matando aproximadamente unos 5 enemigos diarios, y encarnando, más que cualquier otro francotirador, el lema de “un disparo, un muerto”… Quizá, al menos en parte, detrás de esa eficacia escalofriante haya estado la tranquilidad y frialdad con que cumplía su deber militar; ya que, según crónicas de aquel entonces, matar soviéticos era para él algo “como ir de caza”…
Antes de pasar a la historia
Simo Häyhä nació un 17 de diciembre de 1905 en un pueblo agrícola de la región de Rautjärvi, situada entre la frontera de Finlandia y Rusia. Su padre era el agricultor Juho Häyhä y su madre era Katrina os Vilkko.
Simo era el segundo de ocho hijos en una familia campesina de humilde condición económica, que vivía de la caza, la pesca, el cultivo de la tierra y la ganadería. De pequeño asistió a una escuela primaria en Miettilä; y ya más tarde, de adolescente, se interesó por actividades como el esquí, la cacería, el béisbol y el tirodeportivo, llegando a ser campeón en el distrito de Viipuri, en la región de Carelia.

En 1925, Simo hizo e lservicio militar obligatorio en el Ejército de Finlandia (arriba), demostrando sorprendentes habilidades de tiro, que habría de practicar con humanos tras la invasión soviética.
Llegado el año 1925, Häyhä hizo un año de servicio militar obligatorio en el Ejército de Finlandia, culminando el período con el rango de cabo en una unidad de bicicletas (de efectivos militares que usan bicicletas). Como era de esperarse, durante su entrenamiento Häyhä demostró gran habilidad en las prácticas de tiro, siendo capaz de dar en un blanco 16 veces por minuto a unos 500 metros de distancia…
Acabado el año de servicio, Simo permaneció como reservista de la Guardia Blanca, que era una organización militar semejante a la Guardia Nacional de USA, y que ya tenía cierto prestigio histórico por su destacado rol en la guerra civil contra los comunistas, acaecida en 1918. Así, los días de Simo fueron de relativa tranquilidad, y sus actividades constaban de cosas como la pesca, la agricultura y, por supuesto, la cacería. Sin embargo, en 1939, estalló la terrible Guerra de Invierno, apenas tres meses después de que Hitler iniciara la Segunda Guerra Mundial con su invasión a Polonia. Por ello, de ser un gran cazador de alces, Simo pasaría a ser un gran cazador de soviéticos, brindando así una importante colaboración en la resistencia finlandesa que quebró las ambiciones que Stalin tenía de ocupar toda Finlandia y extender sobre Helsinsky los tentáculos del Kremlin… Y es que sus más de 500 bajas no tenían solo una importancia concreta, no significaban solo ese número de vidas: eran también un elemento clave en la desmoralización de las tropas soviéticas, que terminarían huyendo de Finlandia con la vergüenza de que el gran Ejército Rojo había sido golpeado por hombrecillos vestidos de blanco que, fundidos con lanievedel paisaje inclemente, disparaban sorpresivamente desde la lejanía, invisibles como fantasmas… Naturalmente, el descrédito que la Guerra de Invierno trajo al Ejército Rojo, fue parte de lo que hizo a Hitler resolverse por iniciar la Operación Barbarroja. Ahora, y pese a que Finlandia resistió y conservó su soberanía, tuvo que firmar un tratado de paz en que cedía a la Unión Soviética el 10% de su territorio y el 20% de su capacidad industrial.
El escenario militar en que operó Simo Häyhä
La invasión soviética a Finlandia se produjo en invierno (con temperaturas de -20º a -40º), a fines de noviembre, y Simo entró a combatir como francotirador del RegimientoJaeger 34, que habría de desempeñarse a lo largo del río Kolla, frente a un enemigo cuya superioridad numérica era a veces de 100 a 1, ya que Finlandia tan solo había conseguido reclutar unos 180000 hombres para hacer frente al inmenso ejército invasor.

Arriba vemos al Ejército de Finlandia, que era mucho menos numeroso que el de la URSS, pero usaba tácticas de guerrilla, soldados con esquíes y camuflaje, cocteles molotov, etcétera. Abajo vemos al Ejército Soviético en la Guerra de Invierno, sufriendo las consecuencias de su mala preparación.
Sin embargo, pese a su inferioridad numérica, los finlandeses conocían mejor el terreno, estaban mucho mejor adaptados al clima, y sus estrategias militares eran ingeniosas y concordantes con la geografía y la naturaleza del desafío bélico que representaba la Unión Soviética. No podían darse el lujo de enfrentar al enemigo a campo abierto, ya que eso sería un suicidio militar. Entonces… ¿Por qué no atormentarlo?, ¿por qué no sembrar el terror en las líneas enemigas, atacar el sistema de suministro y emplear recursos económicos frente a armas costosas como los tanques soviéticos? En esa línea, los finlandeses usaron cosas como: tácticas de guerrilla, con pequeños y rápidos ataques sorpresa, muchas veces efectuados con tropas entrenadas para pelear en esquíes; invisibilidad en combate, posibilitada por trajes de camuflaje especialmente diseñados para el conflicto, y ejercida en gran parte por francotiradores; cocteles molotov, con los cuales podían volar en pedazos a los tanques y otrosvehículosdel enemigo; ataque a las líneas de suministro, ya sea con grupos de asalto o francotiradores.
Por su parte, la arrogancia militar de los soviéticos, al menos al inicio del conflicto, rayaba en lo vergonzoso. En efecto, se cuenta que, cuando la guerra empezó, los soviéticos iban con bandas sonoras, marchando como si de undesfilede victoria se tratase… También llevaron vehículos que no habían sido probados en unfríotan extremo, y que tuvieron que mantener prendidos todo el tiempo para que elcombustibleno se congelase; además, algunos oficiales utilizaban técnicas obsoletas de la Primera Guerra Mundial. Pero, al menos lo último, no debería sorprender si se tiene en cuenta que gran parte de los oficiales soviéticos eran elegidos por razones meramente políticas: ahora, en medio de la nieve, habrían de sufrir las consecuencias militares de esa corrupción…
Las técnicas de Simo Häyhä

Este es Simo (derecha), junto al coronel (izquierda) que dirigía su unidad de combate. La foto data de la Guerra de Invierno, en la que Simo se hizo leyenda.
Muy diferente al estereotipo de gran combatiente militar que existe en el imaginario social, Simo no era alto, ni musculoso, ni pronto a la ira: era pequeño (medía apenas 1.60 metros), delgado, calmado y cerebral, incluso cuando las balas silbaban a su alrededor… De gran ingenio a la hora de apretar el gatillo, Simo se caracterizaba por técnicas como:
- Usaba la mira de acero del propio rifle en vez de una mira telescópica, para así no revelar su posición, ya que un francotirador tiene que alzar su cabeza para usar la mira telescópica, y además la luz solar puede reflejarse en el lente y delatar su ubicación.
- A la hora de seleccionar el objetivo, Simo buscaba al mando de mayor graduación, pero esto no siempre se evidenciaba a simple vista (algunos militares precavidos ocultaban sus distintivos de rango), así que observaba la conducta de sus potenciales blancos, a ver quién daba órdenes, hablaba con operadores de radio o mostraba otra actitud propia de quien tiene el poder en el grupo.
- Compactaba la nieve que tenía frente a él, a fin de que ésta no se alzase cuando disparara. En este mismo empeño, incluso a veces creaba bloques de hielo.
- Colocaba nieve en su boca para no delatarse con el vaho de su respiración.
Fueron todas las técnicas anteriores, junto a la puntería, el ingenio y los reflejos que Simo tenía, lo posibilitaron que, habiendo entrado a la guerra como cabo, terminase como teniente segundo, siendo condecorado por el mariscal Carl Cuando el conflicto bélico término Simo Häyhä, quien había entrado a las filas del ejército finés como un simple soldado de infantería posteriormente ascendido a cabo, recibió el rango de Teniente segundo durante la campaña en el río Kollaa y también fue condecorado por el mariscal Carl Gustaf Emil Mannerheim con la Cruz de Kollaa y la Cruz de Plata, pasando con ello a ser el individuo que más rápido había ascendido de rango en toda la historia militar de Finlandia. Era pues el gran héroe del “Milagro de Kollaa”, batalla en la cual murieron 8000 soviéticos y, durante el episodio conocido en inglés como “The Killer Hill Battle”, 32 finlandeses, entre los cuales estaba Simo, plantearon una feroz resistencia a 4000 soviéticos, mostrándole al mundo que el coraje de los 300 espartanos podía repetirse en la era de la pólvora, los aviones y los tanques.
A la caza de “La Muerte Blanca”
Cuando la fama de Simo creció entre los soldados soviéticos y éstos empezaron a verlo como una importante amenaza, le pusieron el apodo de “Belaya Smert” (Muerte Blanca); y los oficiales, que se tomaron con seriedad el asunto, montaron operaciones especialmente diseñadas para aniquilarlo.
Primero únicamente enviaron escuadrones para darle muerte, pero Simo se escondía bien e hizo perecer o claudicar a todos los escuadrones que fueron a cazarlo. Ante eso, los mandos soviéticos crearon un escuadrón especial de francotiradores especializados en aniquilar francotiradores, pero Simo los mató a todos…
Desesperados, los soviéticos llegaron a efectuar un ataque de artillería, en el cual el abrigo blanco de Simo fue rasgado por fragmentos de municiones enemigas, cosa que reveló su posición; pero, aún así, él sobrevivió…

Aquí vemos a Simo junto a otros soldados finlandeses. Simo llegó a ser tan temido por los soviéticos, que estos enviaron francotiradores a cazarlo, pero no les sirvió…
Finalmente, los soviéticos se librarían de Simo un 6 de marzo de 1940. Los hechos fueron más o menos así:
Eran las 6:20 a.m. cuando Simo y los de su unidad recibieron la orden de atacar a unos soldados soviéticos que estaban apostados en un valle, negándose a abandonar sus puestos por orden de sus comandantes. En aquel enfrentamiento habían muerto unos 140 finlandeses para el mediodía, pero las bajas soviéticas eran mucho más cuantiosas y, a lo largo y ancho del terreno, los cadáveres yacían tiñendo de rojo la nieve. Los soviéticos estaban desesperados, ¿cómo podían perder tantos soldados?, ¿dónde se escondían los malditos francotiradores finlandeses? En ese afán por acabar con los escurridizos soldados finlandeses, los soldados soviéticos se veían correr de un lado a otro, y los proyectiles de artillería estallaban en numerosos sitios, haciendo saltar la nieve y los punzantes trozos de árboles despedazados. Para el momento en que un soviético gritó señalándole a su grupo la posición de la “Muerte Blanca”, Simo ya había arrasado con unos 40 soldados enemigos, superando con creces su record de otros días… Pero ahora las cosas estaban realmente complicadas: los soldados enemigos corrían hacia él, y en la zona apenas quedaban unos 14 finlandeses…
Simo estaba oculto detrás de una gran roca. No podía darse el lujo de asomar así nomás la cabeza o incluso el arma, pues las balas pasaban veloces a la derecha, a la izquierda, y también por arriba de la roca… Aún así, su habilidad era tan grande que, cuando disparaba, un soviético caía, con lo cual conseguía sembrar algo de miedo y evitar que el avance del enemigo se vuelva demasiado caudaloso. Afortunadamente, los soldados soviéticos que enfrentaba no tenían ametralladoras, pues de ser así fuera casi imposible defenderse. Por ello logró resistir heroicamente, hasta que, en una de esas ocasiones en que se asomó a disparar, una bala explosiva, disparada por un francotirador soviético según ciertas fuentes, le dio en la barbilla y le salió por la mejilla izquierda…

Este es Simo en suhogar, junto a sus armas, tiempo después de las 10 cirugías que requirió para recuperarse del disparo que lo sacó de la guerra y le destruyó casi media cara en el lado izquierdo.
Ahora, Simo perdía sangre y necesitaba ayuda. Cualquiera habría muerto en tales circunstancias, pero él tuvo tanta habilidad y “cabeza fría” que incluso consiguió acabar con el soviético que le había disparado, y con otros más… Lógicamente habría llegado un punto en que perdería la consciencia y pasaría a ser “carne de cañón”, pero solo ocurrió lo primero porque, cuando apenas 3 finlandeses más resistían con él, llegaron refuerzos de rescate y lo sacaron. Según refirió uno de los soldados que lo salvaron, Simo “había perdido la mitad de la cara”…
Tras ser llevado al hospital, Simo permaneció inconsciente hasta el 13 de marzo, y en todo el mes no fue capaz de escuchar nada. Requirió 10 cirugías faciales, y tuvo que pasar algún tiempo para que reapareciese y se supiese que no había muerto, cosa esta que deseaba hacer creer la Prensa Soviética y algunos sectores informativos de la propia Finlandia.
Las armas del gran francotirador
Simo Häyhä usó únicamente dos armas. La primera, el rifle M/28, variación finlandesa del rifle soviético Mosin-Nagant. Con el M/28, Simo mató unos 542 soldados soviéticos. Su otra arma era la sub con el que oficialmente liquidó a 505 soldados rusos. Como arma de soporte usaba un Suomi M-31 SMG, un subfusil de menor alcance que su rifle, y con el que se piensa que habría matado aproximadamente unos 200 uniformados soviéticos, alcanzando un total de 742 muertes en la estadística más optimista (pues ciertas fuentes dicen que en realidad solo mató 505 soviéticos con el M/28).
Después de la guerra

Simo de anciano, con todas sus medallas militares. Murió a los 97 años.
Simo requirió varios años para recuperarse por completo después de haber sido herido en el rostro. Sin embargo, una vez que estuvo suficientemente bien, volvió a su viejo pasatiempo de cazador, pero también se dedicó a criar perros.
Su hogar, ya que los soviéticos se habían quedado con las tierras en que alguna vez habitó, pasó a ser la granja de su hermano Utulaan, en una zona poblada de Ruokolahden (al sureste de Finlandia, cerca de la actual frontera con Rusia), rodeada de bosques. Allí siguió viviendo en soltería (no se había casado ni se casaría), pero convertido en una celebridad con la cual el presidente finlandés Urho Kekkonen fue varias veces de caza.
También, tras la guerra Simo fue invitado a ser miembro honorario del Club de Oficiales deReservade Ruokolahden, habiendo formado, en tiempos de guerra, parte de la infantería ligera de Carelia.
Finalmente, y ya con la salud mermada por el paso del tiempo, Simo acabó sus días en Hamina, un hogar de ancianos veteranos de guerra. Falleció el 01 de abril del 2002, a la venerable edad de 97 años. Poco antes, en 1998 cuando un grupo de coleccionistas de armas fue a entrevistarlo, se le preguntó cómo había llegado a ser tan buen francotirador, y él simplemente respondió: “práctica”.

De izquierda a derecha vemos a Simo: de joven, antes de la guerra, con su traje de servicio militar; de adulto, tras la guerra, condecorado; de viejo, ya inmortalizado en la memoria de su pueblo.
Sin embargo, y aquí viene la frase más recordada de él, cuando se le preguntó si lamentaba haber matado a tantas personas, el “amable”, “humilde” y “tranquilo” anciano, respondió mirando con natural serenidad a través de sus gruesos anteojos: “Yo solo hice lo que me dijeron que hiciera, lo mejor que pude”.
http://www.asesinos-en-serie.com/simo-hayha-la-muerte-blanca/
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Un británico recupera la cartera que perdió en la II Guerra Mundial
Edward Parker la perdió hace 65 años cuando trabajaba en la restauración de un palacio bombardeado

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La cartera de Edward Parker se había convertido en una cápsula del tiempo
Aunque perder la cartera sea que algo nos haya podido pasar a cualquiera a lo largo de nuestra vida, el hecho de recuperarla 65 años más tarde es algo que roza lo milagroso. Eso es precisamente lo que le pasó Edward Parker, un electricista británico al que se le cayó la cartera detrás de una estantería medieval mientras participaba en los trabajos de restauración de un palacio que había sido bombardeado en la Segunda Guerra Mundial.
Y tras la misma estantería ha permanecido la cartera desde 1950 hasta que el pasado mes de febrero la encontró un contratista que trabaja en la reforma del Palacio Lambeth haciendo trabajos de restauración y no paró hasta dar con su propietario, que a pesar de su avanzada edad y la enfermedad que padecer se mostró muy contento por haberla recuperado.
Aunque estaba a punto de desintegrarse la cartera, de cuero, contenía todo lo que Parker había puesto allí hacía 65 años, numerosas fotos familiares, facturas, sus tarjetas de visita, recibos, antiguas tarjetas del sindicato y la del seguro médico, así como los resultados de una radiografía enviados por el Servicio Nacional de Salud (NHS, en inglés) el mismo año de su fundación, 1948.
Después de tantos años, el contratista, que no sabía que Parker estaba aún vivo, decidió buscar a la familia para darles la billetera, convertida en una cápsula del tiempo, y acudió al ayuntamiento de Islington gracias a las direcciones que figuraban en su tarjera médica y allí dieron con los detalles de su boda con Constance Butler en 1947 y descubrieron que aún vivía, en Essex, en el sur de Inglaterra.
A pesar de que a sus 89 años, Parker padece demencia se mostró muy contento al ver las fotografías, señaló a su madre y padre, su hermano, sus primos y su esposa, que también vive y que aseguraba que era la única foto de su padre que Parker tenía y que no había vuelto a ver desde que la perdió, así como la foto de ambos del día en que le contó que estaba embarazada del que sería su primer hijo.
La esposa de Parker recuerda que el día que la perdió «estaba molesto» y aunque le quitaron importancia Paker dijo que no le importaba el dinero sino «los recuerdos que perdí».
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Tiger Aces
Listed here are Tiger I commanders & gunners with the highest number of enemy tank kills.





Kurt Knispel

Otto Carius

Michael Wittmann

Heinz Rondorf

Wilhelm Knauth


NameKillsUnit
Kurt Knispel168 s.Pz.Abt. 503
Martin Schroif161 s.SS-Pz.Abt. 102
Otto Carius150+ s.Pz.Abt. 502
Johannes (Hans) Bölter139+ s.Pz.Abt. 502
Michael Wittmann138 s.SS-Pz.Abt. 101
Paul Egger113 s.SS-Pz.Abt. 102
Arno Giesen111 8./SS-Pz.Rgt. 2
Heinz Rondorf106 s.Pz.Abt. 503
Heinz Gärtner103 s.Pz.Abt. 503
Wilhelm Knauth101+ s.Pz.Abt. 505
Albert Kerscher100+ s.Pz.Abt. 502
Karl Körner100+ s.SS-Pz.Abt. 503
Balthazar (Bobby) Woll100+ s.SS-Pz.Abt. 101
Karl Möbius100+ s.SS-Pz.Abt. 101
Helmut Wendorff 95 s.SS-Pz.Abt. 101
Will Fey 80+ s.SS-Pz.Abt. 102
Eric Litztke 76 s.Pz.Abt. 509
Emil Seibold 69 s.SS-Pz.Abt. 502
Karl Brommann 66 s.SS-Pz.Abt. 503
Alfred Rubbel 60+ s.Pz.Abt. 503
Konrad Weinert 59 s.Pz.Abt. 503
Walter Junge 57+ s.Pz.Abt. 503
Bobby Warmbrunn 57 s.SS-Pz.Abt. 101
Jurgen Brandt 57 s.SS-Pz.Abt. 101
Heinz Kling 51+ s.SS-Pz.Abt. 101
Heinz Kramer 50+ s.Pz.Abt. 502
Alfredo Carpaneto 50+ s.Pz.Abt. 502
Heinz Mausberg 50+ s.Pz.Abt. 505
Oskar Geiner 50+ s.SS-Pz.Abt. 103
Johann Müller 50+ s.Pz.Abt. 502
Franz Staudegger 35+ s.SS-Pz.Abt. 101


Martin Schroif

Hans Bölter

Paul Egger

Heinz Gärtner
Courtesy of Bernd Burmeister

Albert Kerscher

Karl Körner

Bobby Woll

Karl Möbius

Helmut Wendorff

Will Fey

Eric Litztke

Emil Seibold

Karl Brommann

Alfred Rubbel

Konrad Weinert

Walter Junge

Bobby Warmbrunn

Jurgen Brandt

Heinz Kling

Heinz Kramer

Alfredo Carpaneto

Heinz Mausberg

Johann Müller

Franz Staudegger

http://www.alanhamby.com/aces.shtml
 
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